México; primer lugar en dolor abdominal

Investigaciones revelan que México ocupa el des-
honroso primer lugar en cuando a presencia de dolor abdominal. El resultado no debe tomarse a la ligera, ya que este problema es importante causa de ausentismo laboral y refleja trastornos en alimentación y estrés.
Recientemente se dieron a conocer los resultados de varios estudios multinacionales que fueron divulgados originalmente en las ediciones 2005 y 2006 del Congreso Mundial de Gastro-enterología. De acuerdo con ellos, la población mexicana es altamente susceptible a padecer problemas abdominales, a tal grado que más de 50 millones de personas han experimentado un espasmo o cólico, mismos que, si no se tratan adecuadamente, puede incapacitar y mermar la calidad de vida.
Las investigaciones dejan claro que 1 de cada 4 personas en el mundo sufre de este padecimiento y, para nuestra desgracia, México ocupó el lugar más alto del continente y uno de los más altos en el mundo, al promediar 46%.
Como referencia, sirva decir que en nuestra región Brasil obtuvo la medalla de plata, con 43%, y Argentina la de bronce, con 31%. En el caso de Estados Unidos, la cifra fue 24%.
Si nos comparamos con Europa no nos fue nada bien; allí, Inglaterra fue el país con mayor número de casos al alcanzar un índice del 31%, seguido de Italia (27%), Bélgica (19%) y Alemania (12%). En el caso de Asia, Japón fue uno de los países más perjudicados; sin embargo, su porcentaje fue de sólo 10 puntos, muy lejos de la marca azteca.
Hacia una explicación
El Dr. Fernando Rodríguez Salgado, coordinador de Cirugía y Endoscopía del Hospital Santa Coleta de la Ciudad de México, explica para saludymedicinas.com.mx que este problema “tiene relación directa con enfermedades digestivas, las cuales se manifiestan en su mayoría con dolor y se deben a dieta o estrés, aunque cabe señalar que otra causa importante de malestar abdominal es la menstruación, pues se suele asociar con cólicos”.
Generalmente, aclara el especialista, “los espasmos se originan cuando cualquier víscera hueca del abdomen se contrae en forma enérgica y causa dolor.
Hablamos de los intestinos, estómago, esófago, colon, vías urinarias (vejiga y uréte-res, que transportan la orina al exterior) y ginecológicas, específicamente el útero o matriz”.
El galeno, quien además es miembro del Comité Científico de la Asociación Mexicana de Cirugía Endoscópica, comparte la opinión de que la mitad de la población mexicana sufre este tipo de síntomas y explica que en buena medida se debe a problemas gastrointestinales que no son de carácter crónico (de larga duración), sino agudos, y que éstos son determinados por infecciones, dieta y estrés en grandes ciudades.
Sin embargo, aclara: “Todos hemos sentido alguna vez un cólico o dolor abdominal, por ejemplo, cuando padecemos diarrea, y sabemos que la molestia disminuye al momento de la evacuación. No obstante, un problema de este tipo se puede volver crónico en personas que sufren síndrome de intestino irritable (molestias, diarrea y estreñimiento), problemas ginecológicos como dismenorrea (dolor severo durante la menstruación), o cálculos (piedritas) en la vejiga y uréteres”.
Se debe enfatizar en la trascendencia del síndrome de intestino irritable porque representa entre el 40 y 50% de la consulta de gastro-enterología, dice el especialista egresado de la Universidad La Salle, y agrega: “Esta enfermedad se debe a la contracción enérgica del colon como respuesta a la ingesta de ciertos alimentos, pero también a la presencia de estrés persistente”.
Cuidado con
lo que toma
El tratamiento que se impone en estos casos consiste en modificar los hábitos higiénicos y dietéticos, aprender a manejar el estrés para mejorar la calidad de vida y la prescripción de fármacos antiespasmódicos que, como su nombre indica, evitan los espasmos.
Al respecto, es muy importante decir no a la autoprescripción porque el paciente corre el riesgo de ocultar cuadros más graves, como apendicitis o colecistitis (inflamación de apéndice o vesícula, respectivamente), que exigen atención de un gastroenterólogo e inclusive intervención quirúrgica.
Sin embargo, “cuando el paciente se conoce bien, debido a que ya acudió a un médico especialista y se le diagnosticó colon irritable, dismenorrea o algún otro problema, el mismo individuo puede automedicarse, pero con responsabilidad”.
Quien sufre espasmos frecuentes, ¿podría estar predispuesto a tener en el futuro una enfermedad más grave? El Dr. Rodríguez Salgado asegura: “Todo depende de la causa del cólico, porque el dolor abdominal es una manifestación del cuerpo a una enfermedad, que puede ser aguda o crónica.
“Quizá sea de origen tan sencillo como que hay indigestión porque se comió un platillo con muchos irritantes o con alimentos muy grasosos, pero hay que entender que también puede tratarse de problema más serio, como apendicitis o tal vez, en casos extremos, cáncer.
Por eso, más vale pecar de exagerado a pecar de confiado, y acudir a consulta.”

Inicio temprano
Hay niños con cólicos y eso quizá esté relacionado directamente con la alimentación actual, dice con vehemencia el entrevistado, “porque los productos que consumen los niños en las escuelas son pésimos, están hechos a base de irritantes y harina. Son panes y frituras que no puedo entender cómo los venden en un centro de enseñanza; es una situación alarmante, sin duda”.

Señala el especialista que “por ello tenemos tantos niños con sobrepeso y somos el segundo lugar a nivel mundial en obesidad, después de Estados Unidos. Nuestra niñez está creciendo gorda, desnutrida y, ya no es raro, con problemas graves de colitis, gastritis (inflamación del colon y estómago) e intestino irritable, pues además de los productos chatarra que consumen, los pequeños están sometidos a estrés tanto por vivir en grandes ciudades como por la desintegración familiar que existe en la actualidad”, afirma Rodríguez Salgado.

Medicamentos apropiados
Un niño puede recibir antiespasmódicos porque existe la presentación infantil, confía el experto en gastroenterología, “siempre y cuando se cuente con el diagnóstico acertado. Si la causa amerita intervención quirúrgica, pero sólo se da un medicamento que controla los síntomas, lo que se hace es enmascarar la enfermedad y se corre el riesgo de hacer una detección tardía, de graves consecuencias para el paciente”.

La gente debería acudir al gastroenterólogo, “a pesar de que no haya una sintomatología o algún problema evidente. Además, a partir de los 40 años sería recomendable una revisión general, consistente en endoscopía (observación de esófago y estómago mediante el uso de una cámara diminuta montada sobre un tubo flexible) y examen rectal. Nunca está de más someterse a un interrogatorio profundo para descartar alguna alteración y, después de eso, regresar cada 2 ó 3 años, siempre y cuando no haya un problema”.

Un gastroenterólogo, concluye el entrevistado, está perfectamente capacitado para brindar un régimen dietético a sus pacientes, inclusive de reducción de peso.

“Hay muchos mitos en torno a las cuestiones médicas y, por ejemplo, mucha gente cree que se debe desparasitar cada cierto tiempo, nada más porque sí, y no estoy de acuerdo con esa situación, pues siempre debe existir una causa. Esto sólo debe ocurrir cuando se presente diarrea a menudo, cólicos frecuentes o dolor de cabeza acompañado de evacuaciones líquidas. En todo caso, se puede practicar un examen coproparasitoscópico, a fin de determinar si hay algún parásito en nuestros intestinos y, si es así, prescribir un antiparasitario”, concluye.