De animales a dioses: acumulamos poder, pero poca felicidad

Estamos muy cerca de convertirnos en dioses, de crear vida y modificar nuestro cuerpo y nuestra mente; sin embargo, no hemos logrado ser felices”, sentencia el escritor israelí Yuval Noah Harari (1976). El profesor de historia en la Universidad Hebrea de Jerusalén, quien acaba de publicar el ensayo provocador De animales a dioses (Debate), en el que analiza la historia de la humanidad desde un singular punto de vista, afirma que decir que los hombres se están transformando a sí mismos a dioses no es una metáfora literaria, sino una realidad.
“Estamos adquiriendo capacidades que tradicionalmente se concebían como las habilidades de un dios. Estamos, por ejemplo, utilizando la ingeniería biológica para cambiar las cualidades de animales y plantas para que cumplan nuestros deseos, incluso, para crear organismos totalmente nuevos, que son invento nuestro.
“En la mayoría de las mitologías se describe a los dioses como seres inmortales que viven para siempre. Y cada vez más personas tienen el propósito de darle a los humanos una vida eterna”, explica en entrevista el autor que visita México por primera vez. El doctor en historia por la Universidad de Oxford está convencido de que, en el siglo XXI, uno de los principales proyectos de la humanidad será tratar de vencer a la muerte. “No tenemos la certeza de que tendremos éxito, pero la organización médica, económica, científica, digamos, está empezando a invertir en eso. Ya no es una ciencia ficción, es una realidad”.
Con más de 300 mil ejemplares vendidos y en proceso de traducción a 20 idiomas, De animales a dioses revisa la historia del Homo sapiens y pone énfasis en el aumento continuo del poder, además de en las “ficciones” que éste ha tenido que crear para alcanzar la felicidad, como la religión, la economía, la política, la nación, el dinero, las leyes, los derechos humanos y hasta el arte, sin lograrlo.
A la pregunta de si estamos condenados a ser infelices, comenta que hasta el momento, parece que gran parte de nuestros grandes inventos no se tradujeron en más felicidad.
“En la Edad de Piedra, la persona típica gastaba unas cuatro mil kilocalorías de energía todos los días, en la búsqueda de alimento, prendiendo el fuego, haciéndose su ropa. Y ahora, en Estados Unidos, el ciudadano promedio gasta 228 mil kilocalorías al día, 60 veces más. Me pregunto si somos 60 veces más felices, para nada.
“Somos muy buenos para adquirir poder, pero no lo traducimos en felicidad. Y la razón principal es que no importa lo que logremos, la reacción típica del humano no es la satisfacción, sino querer más”, agrega. Lo que más preocupa a este experto en historia medieval y militar, que dedicó diez años de investigación para realizar este libro de 492 páginas, es que la ética contenida en las filosofías y religiones contemporáneas resulta ya anacrónica para una sociedad donde impera la ingeniería biológica y la inteligencia artificial. “Estamos enfrentando preguntas éticas totalmente nuevas, que seguramente exigirán una revolución ética.
Las grandes preguntas que debemos responder ahora son: ¿debemos utilizar estas tecnologías nuevas para crear seres humanos?, ¿cuál será la posición de la gente normal en una situación así? No tenemos las respuestas.
“Una de las cosas más sorprendentes, peligrosas e inquietantes del mundo actual es que estamos abriendo una brecha enorme entre los grandes progresos y avances de las ciencias naturales y lo que está ocurriendo en el campo ético.
Las ideas éticas principales de hoy se remiten a cientos y miles de años y esto no se puede seguir sosteniendo”, añade.
Destaca que una cuestión importante es cómo lograr que la ética le gane a la crueldad que caracteriza nuestro mundo. “Entre tantas ficciones que hemos inventado debemos preguntarnos qué es lo verdaderamente real, qué acciones reducirán el sufrimiento del mundo. Estamos usando tecnologías nuevas en la agricultura, en la producción de carne, leche, huevo, para aumentar la producción; pero, en aras de esto, estamos provocando un gran sufrimiento a los animales que no estamos tomando en cuenta, los tratamos como máquinas y alteramos el equilibrio natural”.
Harari, quien cuestiona en el libro, que se presentará hoy en el Club de Industriales, lo que creíamos saber del hombre, sus orígenes, sus ideas, su poder y su futuro, pide que se utilice la tecnología de maneras nuevas para reducir el sufrimiento del mundo.
“No podemos detener esta industria porque no podríamos alimentar a siete mil millones de personas, pero sí podemos, por ejemplo, crear carne cultivada a partir de células. Ya se ‘cultivó’ hace un año la primera hamburguesa, aunque con un costo de 300 mil dólares. Sólo debemos bajar los costos”, dice.
El autor, quien este año se dedicará a escribir un nuevo libro sobre “la agenda humana para el siglo XXI, cuáles son las oportunidades y los peligros principales que enfrentarán las sociedades en esta centuria”, cree que el individuo aún puede recuperar su capacidad de decisión, a pesar de vivir en un mundo “complejo y confuso”.
Los Amigos Mexicanos de la Universidad Hebrea de Jerusalén hicieron posible la visita del autor al país.
De animales a dioses, de Yuval Noah Harari, será presentado hoy en el Salón Tamayo del Club de Industriales (Andrés Bello 29, Polanco), a las 18:00 horas, por Leonardo Curzio, Javier Garciadiego, Antonio Lazcano Araujo, Cristóbal Pera y Jaime Zabludovsky.