Jóvenes descubren tarde su valía vocal

México es un país “de magníficas voces”, pero sus jóvenes lo descubren “demasiado tarde”, considera la soprano y profesora de canto Marybel Ferrales, quien desde hace 20 años ha dedicado su vida a preparar intérpretes. De origen cubano, será galardonada el próximo martes con el Reconocimiento Maestro Sonorense, que entrega el Festival Alfonso Ortiz Tirado (FAOT) 2015.
Graduada en guitarra clásica en la Escuela Nacional de Música y en canto por el Instituto Superior de Arte de La Habana, la formadora de voces decidió en México dedicar su vida a la enseñanza. En 1995 fue invitada como soprano para inaugurar el FAOT de aquel año; una propuesta del entonces rector de la Universidad de Sonora, Jorge Luis Ibarra, para formar la carrera de arte en especialización de música la situó en el país.
Desde entonces, la cantante se ha hecho cargo del coro de esa universidad y ha impartido clases de canto a centenas de jóvenes. Hoy, por lo menos una decena de ellos (como Jesús León, Margarito Estrada u Octavio Moreno) se encuentran fuera de México cosechando triunfos en diferentes teatros. Ferrales conoce los atributos, pero también de qué pie cojea la preparación de nuevas voces, por lo menos en el norte del país.
“El conocimiento de cómo se debe instruir la voz es el principal obstáculo que tenemos, porque el alumno llega ya un poco adulto, ya que ha pasado todo el proceso de la adolescencia, se acerca a la música; descubrir tarde las capacidades dentro de ellos mismos es el principal obstáculo. Siento que el alumno llega muy tarde al conocimiento de su voz y de sus capacidades para después desarrollarlas”, señala la intérprete que en su momento fue designada solista principal de la Ópera de Cuba.
El problema, piensa, supone una dificultad mayor: la falta del acercamiento temprano del alumno a la enseñanza musical. “Nos falta empezar en las escuelas primarias, en las secundarias, dar conocimiento de qué es la música, qué se puede hacer con ella y que se sepa que no es un fenómeno para el que se necesita demasiada preparación para empezar. Es necesario hacerle entender a los jóvenes que los intérpretes son transmisores de sentimientos y que si poseemos la dedicación, afinación y las posibilidades para reproducir el sonido podemos llegar a cantar.”
Ferrales debutó como soprano a los 17 años, en la Sala Lecuona del Gran Teatro de La Habana; a partir de entonces desempeñó papeles en óperas como La Traviata, La Bohemia o Lucía de Lammermoor. De 1988 a 1992 fue contratada como solista principal de la Compañía Internacional de Opereta, para la que hizo más de 90 presentaciones y tuvo conciertos en Praga, Cracovia y Moscú. En 1995 se quedó a radicar en Hermosillo. Ahí se maravilló con las voces que encontró, hoy dice que tienen tres características esenciales: “a los cantantes de esta región son muy pocas las notas que les representan dificultad, tanto en la parte grave como en el registro de su voz; lo segundo es el color de la voz, abundan muchas voces redondas con un timbre muy agradable y con una resonancia natural y asombrosamente fuerte. Yo creo que es parte de su formación corporal. Por último está el hambre de adquirir conocimiento que tiene el alumno y de dejarse conducir a ese mundo del canto lírico”.
Ferrales sigue siendo maestra de tiempo completo en la especialidad de canto, desde 2008 también tiene a su cargo la dirección del Coro de Nuestra Señora de la Asunción. Recibir el reconocimiento del encuentro que se realiza hasta el 31 de enero en Álamos “es un gran orgullo, este reconocimiento cierra el abrazo más preciado de la tierra sonorense hacia mi persona, el aceptar mi trabajo y, sobre todo, contribuir a que se desarrolle talento en el canto lírico en los jóvenes significa un compromiso de seguir con más ahínco, de seguir actualizándome y de ayudar a las generaciones nuevas a que desarrollen este arte que para mí es la vida”.
Los deleita Chacón
La llegada del frío a Álamos hizo necesario el cobijo de una voz familiar. Como sucedió en 2013, cuando el joven tenor Arturo Chacón inició las actividades del FAOT ese año, la noche del pasado viernes el sonorense dejó claro que sí es profeta en su tierra. El Callejón del Templo, una calle de esta ciudad que se habilita como escenario, lució a tope y sumamente entusiasmada con el joven intérprete.
Chacón llevó al delirio a los sonorenses, algunos llegados hasta tres horas antes para apartar un lugar, y los complació con un repertorio que, si bien no le exigió mucho, sí le ayudó a reencontrarse con su gente. Boleros y rancheras, incluidos en su disco en solitario Arturo Chacón le canta a México, así como una que otra aria de ópera integraron el repertorio del cantante que ya se ha medido en escenarios como la Scala de Milán.
Ayer, el encuentro dedicado al canto lírico continuó de manera más activa. Por la noche, la cantante de música popular, Eugenia León, recibió la Medalla Alfonso Ortiz Tirado, que entrega el festival. Es la primera ocasión que una cantante de un género diferente al bel canto recibe la distinción. Antes del acto, la intérprete afirmó que ha tratado de salirse de las modas y remar en contra de la vanguardia.
“Cantar le ha dado sentido a mi vida. Siempre me he cuidado un poco del tema de la vanguardia y de tener cerca a los clásicos y aprender de ellos, tanto los de la música como los escritores, me ha quitado la preocupación de qué es lo nuevo y de renovarse, la renovación se hace con el estudio; el estar cerca de estos árboles frondosos, de estos maestros geniales, y de abrevar de ese legado me ha permitido volver a los orígenes, a la esencia”, dijo León.