El Tamayo, hasta el tope; «Obsesión infinita», de Yayoi Kusama, rebasa expectativas

Debido a la revuelta que entre el público mexicano causó la artista japonesa Yayoi Kusama (1929) con su muestra Obsesión infinita, el Museo Tamayo inició un maratón.
Desde las primeras horas de ayer, al recinto capitalino llegaron cientos de personas, con la curiosidad de ver qué es lo que hace la creadora oriental, motivadas por todo lo que sobre ella y su obra se ha escrito.
Entre el público hubo quienes manifestaron su admiración por el arte pop y minimalista de Kusama, mientras otros lo consideran una prueba de que la artista nacida en Nagato sigue afectada siquiátricamente.
Benigno Gómez llegó corriendo con cuatro acompañantes.
“Mucho me han comentado, en la escuela y en el trabajo, que la obra de Yayoi Kusama es algo extraordinario, que rebasa lo sicodélico; venimos para ver si todo eso es cierto”.
Sofía Ramos de Martínez, en la fila, compartió que compró sus boletos por internet para venir con sus hijos, “pero como se cayó el sistema, mi compra no se registró. Ahora estamos formados a ver si podemos entrar y luego ya veré que me regresen mi dinero. Todo por amor al arte”.
Aunque la taquilla para el maratón nocturno se abrió a las 9:00 horas, con dos mil 500 boletos disponibles, muchas personas llegaron antes de las cinco de la mañana.
La idea del horario corrido tiene la finalidad de atender la demanda de boletos que el museo ha tenido desde que se abrió la muestra.
Personas de la tercera edad con su bastón-silla, gente madura con su periódico, jóvenes con su agua o café, y niños con juguetes se observan en la fila, lo mismo que grupos y parejas o personas en solitario.
Cerca de las 10:00 horas las puertas del Tamayo Arte Contemporáneo se abrieron. Y entonces sobrevino la estampida de visitantes.