Pizzerías, pista de hielo, instrumentos musicales, cine, moda para ellas y ellos…

Vagabundear con su cámara y cap-turar las imágenes de derruidas fachadas de ciertas casas abandonadas y darse cuenta de que al interior las habitaciones fueron construidas horadando la roca, puede resultar un descubrimiento en verdad placentero.

También lo será el visitar sus dos pequeñas iglesias y su pequeño museo organizado por parte de la comunidad, que lleva el curioso nombre de Museo del Templete.Los habitantes de Cerro de San Pedro hoy luchan por la persistencia de ese pueblo.
Hoy, resulta conmovedor ver que el nativo que ha tenido que emigrar a la capital potosina , no olvida su lugar de nacimiento; así, si usted viaja para acá, quizás corra con la suerte de ver una boda, un bautizo o unos quince años, de alguien que decidió retornar para celebrar ahí un evento personal importante.

Pero también están los que se niegan a irse, como don Memo, un pícaro y alegre potosino, en cuyo comedor se puede degustar un sabroso menudo y unas deliciosas gorditas de queso con chicharrón, frijol o rajas.