Paco Ignacio Taibo II narra triunfo en Asturias

Dos años antes de que iniciara la Guerra Civil Española surgió la Revolución de Asturias, un movimiento armado donde participó el abuelo de Paco Ignacio Taibo II. Ahora la historia de ese movimiento la recupera el autor en Asturias. Octubre 1934, una investigación que incluye al menos 400 testimonios que hace cuatro décadas recuperara el narrador, así como una investigación exhaustiva de fuentes bibliográficas y hemerográficas de la época.
“Aquella revolución sólo duró catorce días y triunfó en Asturias… pero fracasó en el resto de España, pero su objetivo era muy claro: cerrar el paso al fascismo que avanzaba en toda Europa”, explica a Excélsior el autor de libros fundamentales como Ernesto Guevara, también conocido como el Che y Pancho Villa: una biografía narrativa.
De entrada aclara que este libro no incluye algún tipo de ficción, pues sólo se dedica a construir el relato de aquellos días en 34 capítulos, utilizando las técnicas de la novela, para contar cómo se preparó la revuelta, qué tipo de clase obrera participó, quiénes eran los personajes, dónde estaban, cómo actuaban y cómo transcurrió el paso a la lucha armada.
Y otros capítulos más detallan cómo sucedió la represión y la reconstrucción de aquel movimiento hasta la llegada de Lisardo Doval, apodado el Carnicero de Asturias, un gran represor de la revolución asturiana, proveniente de África, que torturó y asesinó a cientos de personas, entre ellos a su tío abuelo.
¿Quién era Doval?, se le pregunta a Taibo II. “Un personaje siniestro, un comandante de la Guardia Civil al que le dieron la orden de hacer pedazos los restos de la revolución con el sistema de captura-tortura. Era un hombre que venía de África y que por meses se convirtió en la figura más negra en la historia de España”. ¿Por qué ha sido tan poco mencionada la Revolución de Asturias?, se le inquiere. “Porque la Guerra Civil opacó el resto de las historias, entre ellas la revolución de octubre, así que hemos sido muy pocos los que la hemos estudiado en los últimos 30 años”.
¿Tiene una pertinencia por el momento? “La historia siempre es pertinente, aunque no de una manera directa. El que lea la historia con la idea de que aquí va a resolver el presente… nunca lo va a lograr. Pero el periodista que lea esta historia y descubra las cuatro o cinco historias de periodistas que hay adentro lo van a iluminar, periodistas que trabajaron en condiciones terribles para averiguar lo que sucedía, aunque a muchos de ellos los mataron”.
“El libro también se puede leer desde el ángulo del organizador sindical, pues se puede observar minuciosamente cómo se fue organizando una clase obrera de hierro. Así que no hay una lectura de experiencia directa en la historia; no se trata de leer para aprender sobre lo que debemos hacer mañana en nuestro país. Eso incluso es peligroso”, explica.
Lo más apasionante en la confección de este libro, cuenta el autor, fue el descubrimiento de los testigos. “Su descubrimiento fue de una riqueza endiablada, pues era como una madeja de hilo, en la que jalabas y descubrías una y otra, y otra más. De pronto alguien me hablaba del cuate que había dirigido a un grupo de metalúrgicos o a la casa de un viejecito en Sama de Langreo que conservaba restos de un archivo enterrado en cajas metálicas de galletas”.
Cuando alguien habla sobre la provincia de Asturias, de inmediato imagina una bonita región de España, dice Taibo II con la ironía en los labios, pero pocos imaginarían que en ese lugar se gestó una revolución de esas dimensiones.
Así que en el fondo la reconstrucción de este relato le ha ayudado a comprender dos cosas: “Me ayudó a comprender la historia de la revolución y también comprender quién soy y de dónde vengo”.
Y ¿quién es Paco Ignacio Taibo II? “Un mexicano, un nieto de la Revolución de Octubre asturiana. Baste saber que mis próximos proyectos serán temas mexicanos: una novela con temas contemporáneos y un libro de historia sobre el siglo XIX”, comenta.
Sin embargo, la mayor aportación de Asturias. Octubre 1934, comenta el autor, “es que conseguí reescribir la historia que publiqué hace cuatro décadas en España”.
Aquel original nunca se distribuyó en México, pues fue publicado en formato de fascículos semanales, en Asturias, como parte de la Historia general de la región que editó Silverio Cañada, un personaje ligado a la memoria de Ignacio Lavilla, Benito Taibo, Adolfo Maojo y Mauro Menéndez, abuelos y tíos abuelos del escritor.
“Pero al reescribir este libro rompí totalmente el formato y la historia, así que volví a armarla con una construcción literaria, utilizando la investigación que llevé a cabo hace cuatro décadas y muy pocos añadidos de lo publicado en los últimos treinta años”, explica. Para la reescritura del libro el autor acudió a los 100 cuadernos de notas que escribió a lo largo de sus pesquisas. “Porque cuando hice la investigación no grabé mucho porque a las personas les espantaba la grabadora, así que volví a las notas y apuntes que hice de archivos tan importantes como el de Gobernación, que durante la época estaba en Salamanca”.
Así que no será difícil imaginar a un Taibo II, de 34 años, sentado, bajo la imagen del general Franco, con sus cuadernillos para transcribir documentos, periódicos, datos y detalles de aquella época, pues en aquel momento las fotocopias no eran tan comunes y todo se hacía a mano.
¿Qué le diría a los historiadores que cuestionan la veracidad de estos testimonios orales?, se le inquiere. “Que toda fuente informativa es desconfiable, lo mismo si es un viejito que te cuenta su historia que si es un documento oficial.
“Por ejemplo, cuando escribí Pancho Villa: una biografía narrativa, me reía de los historiadores, quienes son fetichistas del documento porque según estos Villa perdió cuatro veces la batalla de Torreón. Eso está en los periódicos de la época. ¡Pero era mentira! Villa ganó aquella batalla. Diría que los documentos mienten con la misma alegría que miente un ciudadano”.
Toda fuente informativa sea del origen que sea tienes que someterla a vigilancia crítica y dudas, explica, porque hasta el mejor de tus amigos miente cuando platica.