El niño que hoy trabaja es el adulto pobre de mañana

El 19 de diciembre de 2013, en Bolivia, niños y niñas —de la Unión de Niños y Niñas Trabajadores de Bolivia [Unatsbo]— marcharon contra la reforma legal que prohibiría trabajo a menores de 15 años.
Fueron repelidos de forma violenta —con gas— por las fuerzas de seguridad. Hoy debaten cómo conciliar la realidad del trabajo infantil con tratados de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Convención de ONU sobre Derechos del Niño. El Movimiento Latinoamericano y del Caribe de Niñas, Niños y Adolescentes Trabajadores (Molacnats) abarca a 8,000 niños en nueve países: Perú, Paraguay, Colombia y Bolivia (naciones fundadoras), y Argentina, Chile, Guatemala, Nicaragua y Venezuela.
Indica que la edad no debe ser el criterio que regule acceso al empleo. Opina que la prohibición en función de la edad no resuelve el problema sino que invisibiliza gran parte de la población que ya trabaja.
En el mundo hay 168 millones de niños en situación de trabajo infantil —11% de la población infantil (eran 246 millones en 2000). Más de la mitad (85 millones) están en trabajos peligrosos [171 millones en 2000]). El número más alto se encuentra en Asia y Pacífico (casi 78 millones; 9.3% de la población infantil). África Subsahariana continúa con la mayor incidencia de trabajo infantil (59 millones, más del 21%).
En América Latina y el Caribe existen 13 millones (8.8%) de niños trabajadores. Oriente Medio y África del Norte: 9.2 millones (8.4%).
En Europa y países de ingresos medianos altos o altos, la incidencia del trabajo infantil es menor pero sigue presente.
La agricultura continúa siendo por mucho el sector con mayor número de niños en situación de trabajo infantil (98 millones; 59%), pero no es insignificante el número de niños en servicios (54 millones; 32%) e industria (12 millones; 7%).
En México trabajan 3.6 millones de niños. Perú: 1.8 millones de jóvenes [6-17 años], 23.4%. Ecuador: 359.000, 8.56%. Chile: 219.000 (5,8%). Brasil: más de un millón (10-14 años).
El Convenio 138 de OIT prescribe que quince años es la edad mínima para trabajar. La Constitución mexicana prohíbe la utilización del trabajo de menores de catorce años. El Centro Histórico y barrios de la ciudad de México se llenan por las tardes de pequeños vendedores ambulantes que recorren las terrazas de los bares en busca de compradores de caramelos, cacahuetes y lápices que cargan en una caja a menudo demasiado grande para ellos.
El factor número uno del trabajo infantil es el económico. Pero también hay otras causas ligadas a la cultura, donde el empleo forma parte de la organización familiar. Y aquí surge el conflicto: el niño que barre cabellos o ayuda a poner suelas en la peluquería o la zapatería del padre está realizando actos físicos —trabajo— no remunerado pero también está aprendiendo el —probable— oficio de vida. Adicionalmente, el elevado precio —en valor real— que hay que pagar por la formación escolar impulsa a los niños a trabajar para costear sus estudios.
Por otra parte, actividades ilegales recurren a niños: minería ilegal, transporte de droga, prostitución, etc. De igual forma debe contemplarse la esclavitud infantil —particularmente en Asia meridional y África Subsahariana— en particular en agricultura, servicio doméstico, las llamadas industrias del sexo, industrias de alfombras y textiles, canteras y fabricación de ladrillos.
El trabajo infantil se ha ido extendiendo progresivamente en los pueblos y ciudades de los países en desarrollo, como consecuencia de la rápida urbanización urbana en todo el mundo. Los niños trabajadores de las zonas urbanas son empleados principalmente en comercio y servicios, y en menor medida en industria manufacturera.
En la industria, el empleo de niños es más probable cuando es menos caro, causa menos conflictos que la mano de obra adulta, hay escasez de mano de obra o se considera que los niños son irremplazables por su pequeña estatura o supuesta destreza.
Los retos para revertir la situación son varios: luchar contra inequidad social y desigualdad, mayor inversión en educación de calidad y desarrollo de políticas sociales inclusivas. De manera especial es entender que la pobreza es una de las causas del trabajo infantil pero igualmente es una de sus consecuencias que además perpetúa el círculo. OIT: “Los niños trabajadores de hoy serán los adultos pobres del futuro”. Porque el niño que hoy trabaja será un adulto insuficientemente educado y formado mañana, irremediablemente sumido en pobreza. Octavio Paz: los hechos históricos no son nada más hechos, están teñidos de humanidad; no son la suma de factores de la historia, son una realidad indisoluble. Faltó agregar que identificados, podemos desgranarlos y romper círculos viciosos. Es menester convicción individual, compromiso personal.
Festejos que no fueron festejos
Fin de Año. México visto desde el paralelo, un poco al Oeste, o un poco al Este. Hay instrucciones no escritas para no festejar porque estamos de luto, Ayotzinapa, la Casa Blanca, la Pedregal, la de Malinalco, la Cherokee destrozada, y no mencionamos el pasado, Tlatelolco, Corpus Christi, y no olvidemos “Se cayó el sistema”, y “Comes y te vas”, todo es un pasado, glorioso, porque no sabemos, cuando el dinero que nos regresaron por cancelar la fiesta, ahora podemos disfrutarlo para beneficiar el progreso del país. Vaya, pagamos por las celebraciones que nos cobraron sin comer, pagar por penalizaciones de contratos que no firmamos, que si se les hubiera encargado a Maye, a la dama que administra y resuelve, no habría habido penalización. ¿Pues dónde estamos?
Lo triste y lo emocionante del día de hoy es porque estamos aquí, en La India, bar, piquera, quien sabe qué sea —porque abre nuevas puertas a la senda que no hemos surcado., ese futuro del que nos habló Shakespeare, que algunos llaman Chakespiareh—, estamos con cinco y diez copas, cinco para sangrita y cinco para tequila.
, pero discutimos con la experta en acomodar mesas, calzas para que no se mueva la mesa, calzas hechas de corcholatas en la versión moderna de Dora, que atiende con ánimo pero que está cansada y agotada del día, pero que atiende al público, en La India, y entonces Luis no debe moverse porque el agua mineral que se regó le cae en el regazo.

En esos festejos, hay un virus —un ser inexplicable, intrínsecamente imposible de discernir— que provoca que se encojan los vestidos y pantalones en medio día, y media hora, antes de entrar al restaurante todavía respiraba uno, pero después hasta tuve que dejar la botella de agua en la mesa. En este Puente Guadalupe-Reyes, la Gloria Eres Tú y las carnitas y los tacos se nos olvida. Ya no hay jefes díscolos, no hay fecha de regreso, hasta el siete que regresamos, ahora con el Tío, el Tío porque es de la Familia, es el Padrino/Tío/quien escribe esto.

Es cosa de hombres, en esta vida valorar y reconocer, no sé cuando vuelvan, pero en esta vida de México, todos estamos en este mundo.

La noción de iPad en esta moción de la vida nacional, nada intelectual, nada de vida real, cómo va a viajar en Metro, pero los húngaros no son tan puntuales, ni los españoles, nada, nada, Sepamos que os recordamos, aprendimos y seguimos creciendo, las lecciones son buenas, son unas, son vivas.

El Plan B, recorrer La Tierra Santa, admiten los papeles, un traductor que tuvo que llegar, y nada, todo igual, lamentablemente no la puedo ayudar, y el día que le admiten los papeles, no los revisan, el fulanito de vacaciones en la sección consular, en México, y en tres semanas, mandó el proyecto y se lo corrigió.

Por otra parte, en regiones donde hay poco, o casi nada, la vida sólo vale porque encontramos un limón, porque encontramos el pedazo de gallina —metida en la que aún vive— que nos habremos hoy de comer, pero que no debo masticar para que mañana sigamos teniendo oportunidad de saber que tenemos algo para vivir, para comer, para hacer. La gallina que hoy no comemos, podemos comerla mañana.

—UFE!, no dejes de atender al público, no dejes de traer comercio ni clientes, nada importa que creas y que sepas por un hecho que el Patatatani ése crea que piensa porque simplemente le dijeron que ahora es asesor, Así, que que ahora asesórame, dime lo que necesito creer, lo que necesito crear, que mis quesadillas son buenas, que la clientela llega y no necesitamos un proceso cultural que provoque líos, Ayotzinapa llegó y Tlatelolco no se olvida, pero no necesitamos un 68, no hay una revolución cuando en las manifestaciones llegan con hijos en carreolas. Te digo ahora UFE, ustedes son premier, que nos den puntos extra, que la vida nos sonría, que el huitlacoche es bueno y nada importa mientras podamos vender mis quesadillas, y Lobo Negro no llegue a cobrar extra por su Iguala, que sea Navidad es problema del tiempo, pero no hay tiempo para los clientes. Donde falta muchas cosas, falta identidad.