Regalías para todos

El artículo 26 bis de la Ley Federal del Derecho de Autor establece que el pago de regalías de las obras musicales sea realizado al autor de la obra. Algo que podría parecer sencillo, pero que sin embargo en algunos casos se complica por algunos recobecos que se dejan en los contratos realizados entre los artistas y mánagers, por un lado, con las editoras (en las que están incluidos los autores de los temas) y las disqueras, por otro. Esto ha provocado que incluso los artistas tengan que cambiar de nombre y que no puedan utilizar ni en publicidad, discos y mucho menos promoción, logotipos ni nada que los relacione con su primera etapa.
Todo se remonta al inicio de sus carreras. En donde los artistas aceptan condiciones que no les son favorables, pero que en ese momento es lo que menos les interesa. En lo único que piensan es en darse a conocer, alcanzar popularidad y que su música llegue al gusto del público.
Aquí es cuando algunas empresas o mánagers llegan a acuerdos con las editoras. De este momento depende quién recibirá las regalías por las ventas de la música. La editora se queda con casi el 20% (un porcentaje de esta cantidad le corresponde al autor de los temas), la compañía disquera, quien es la que distribuye el material, con un 40%. El mánager con casi un 20% y el restante 20% es para el artista, que es el que lo interpreta y lo da a conocer entre el público. Estos porcentajes son en términos generales, porque pueden variar dependiendo de las condiciones de cada contrato y de las letras chiquitas que ahí aparezcan.
Cuando el artista va logrando popularidad y se quita la venda de los ojos, es cuando quiere desbaratar estos acuerdos, pero se da cuenta que los contratos no se lo permiten.
Es aquí donde como una opción para poder seguir en la música es que deciden cambiar el nombre.
Flans es un claro ejemplo de ello. El grupo conformado por Ilse, Ivonne y Mimí logró convertirse en uno de los referentes en cuanto a la música pop se refiere. Sus discos se vendían como pan caliente y las presentaciones en vivo estaban abarrotadas. Su mánager era Mildred Villafañe y estaban involucrados altos ejecutivos de Televisa de aquella época. Aquí el porcentaje de regalías que les correspondía como artistas estaba dividido en tres. Ellas al querer modificarlo se tuvieron que poner IIM, con lo que por supuesto su público dejó de identificarlas, además de que la música y la promoción que les daban también disminuyó.
Después de varios acuerdos y porque la vigencia del contrato se los permitía, lanzaron un nuevo disco en el que integraban el nombre de Flans con el de ellas. La empresa Consecuencias se dedica a promocionarlas, pero ellas mismas son sus dueñas. Basta recordar que hace un año aproximadamente Espinoza Paz anunció que se iba a retirar. La razón es que los acuerdos y contratos del popular artista con Martin Fabian, quien era su mánager, no le convenían. Intentó desbaratarlos, pero no lo consiguió. Una acción desesperada fue pensar en un posible retiro, finalmente llegaron a un acuerdo, aunque parece que su mejor momento ya pasó.
Menudo es otro claro ejemplo de los contratos poco beneficiosos para el artista. El puertorriqueño Edgardo Díaz fue el creador de este concepto, en el que cinco jovencitos hicieron delirar a miles de chicas en Latinoamérica, incluyendo a las mexicanas. La premisa del grupo es que lo abandonaran al cumplir los 15 años, para que el concepto original no se diluyera.
Sin embargo los integrantes de las primeras etapas fueron los más exitosos, incluyendo a Ricky Martin quien ha hecho una exitosa carrera de solista. Años después el resto buscó regresar a los escenarios pero lo tuvo que hacer bajo el nombre de El Reencuentro. Los líos legales por los derechos, en los que la editora era la principal beneficiada, hizo que los nuevos grupos de jóvenes, auspiciados por el mismo Edgardo Díaz, tuvieran que usar el nombre de MDO.
En el plano popular también han existido casos. Basta recordar a La Sonora Santanera, en donde por hacer los contratos sin precisión y en el que involucraron a algunas de las esposas.
provocó que a la muerte de Carlos Colorado, fundador del grupo, derivara en la creación de varios más: La Sonora Santanera de Carlos Colorado, Los Santaneros y La Internacional Sonora Santanera, además de otros.

El grupo Cañaveral, liderado por Humberto Pabón, también se vio involucrado en los conflictos de nombres. Al salir uno de sus integrantes y poner una querella por la obtención de las regalías, tuvieron que cambiar el nombre por el de Cañarreal. Finalmente, después de un tiempo en los juzgados, Humberto y Emir Pabón, su hijo, lograron recuperar el nombre y así pudieron seguir trabajando con el nombre de Cañaveral.

El grupo Bronco se convirtió en un claro ejemplo de estos acuerdos poco favorables. Ellos se dieron a conocer de la mano del empresario regiomontano Óscar Flores. El nombre le pertenecía a su empresa, quien también tenía las mayores ganancias.

Cuando Lupe Esparza, Ramiro, José Luis y Choche se convierten en uno de los grupos más exitosos y quieren modificar esto, Óscar Flores no se los permite, por lo que los músicos tienen la necesidad de cambiar de nombre y llamarse El Gigante de América. Después de esto han batallado para posicionarse.

En el rock también han existido casos. Un claro ejemplo es el de Caifanes. Así comenzaron a lograr triunfos y a llenar todos los lugares en donde se presentaban. Sin embargo problemas entre sus integrantes, específicamente con Alejandro Markovick y los desacuerdos por las regalías que obtenían como artistas. Para poder seguir tocando y grabando se cambiaron el nombre por el de Jaguares. Después se arreglaron las diferencias entre los integrantes y volvieron a ser Caifanes, ya con el pago de regalías establecido desde el momento de realizar el contrato.

¿Y LOS AUTORES?

Sin lugar a duda los creadores de la música y de los temas son una parte importante de este engranaje.

Al registrar las canciones con las editoras, se establece un pago inicial para los autores de los temas.

Sin embargo, también van recibiendo un pago por la venta de los discos que incluyan sus obras o bien por las descargas de las mismas.

Estos porcentajes se establecen desde un principio y para esto están apoyados por la misma SACM (Sociedad de Autores y Compositores de Música).

Cualquier explotación de sus temas, genera una ganancia para ellos. Cada nueva grabación de sus temas provoca que también se generen más ganancias para ellos.

“Todos los involucrados en el mundo de la música tenemos que dejar claro qué es lo que firmamos desde un principio y estar de acuerdo en las condiciones para posteriormente evitar conflictos”, enfatizó Gil Rivera, miembro de la SACM.