Cemapistas acampan y bloquean puertas del Congreso del Estado

Organizaciones integradas a la Coordinadora del Movimiento Amplio Popular acamparon y bloquearon la entrada principal del Congreso del Estado con una gran manta ahulada, a fin de realizar una entrega simbólica de juguetes a los hijos de los militantes y para realizar una asamblea pública.

Los manifestantes, a través de distintos oradores, subrayaron la doctrina marxista maoísta de la organización y lanzaron, citando frases extraídas del Libro Rojo del ex presidente Chino Mao Tse Tung a la organización popular para imponer desde la raíz civil un freno al sistema capitalista depredador.

La profesora Agustina Soto de Wong, ex integrante de una célula potosina del desaparecido Partido Comunista Mexicano (PCM), arengó a las mujeres de la organización cemapista para cerrar filas e integrar las columnas femeninas en torno de la lucha por la equidad de géneros, el derecho a la salud y a la educación, a la vivienda, al trabajo y a la justicia.

Su grito de batalla “¡El puño de la mujer, atenta contra el poder!”, constituido en la bandera de identidad de las mujeres cemapistas, se alzó con la fuerza de los amplificadores sobre la Plaza de Armas, mientras que los niños, sentados sobre la banqueta del Congreso estatal se entretenían, felices, con sencillos y modestos juguetes, un día después de las sorpresas de la noche buena.

La asamblea popular convocada para realizarse en el corazón del Centro Histórico, definió el compromiso de los integrantes de esta organización, de continuar abanderando las demandas de las comunidades rurales, de las colonias y barrios populares y los asentamientos humanos irregulares en la ciudad y la conurbación de San Luis Potosí, instando a la organización, a cerrar filos en la batalla por la conquista de derechos que les son escatimados desde la soberbia de la función pública y de la falsificación de la representación popular.

2015, será, predijeron un año de movimientos de inconformidad social a lo largo y ancho del país y en el estado, debido a la renuencia de los servidores públicos a asumir precisamente ese rol, de servidores públicos y por la costumbre de utilizar estos encargos para lucrar y acumular fortunas personales, recursos para alimentar a los grupos de poder y para usarlos como plataformas que les permiten seguir escalando posiciones políticas –que para ellos son tanto un modus vivendis como un modus operandis.