Mensaje de Navidad íntegro del Arzobispo Carlos Cabrero Romero

La Navidad es la fiesta de la vida que empieza y que es acogida en un ambiente de cariño y de bondad, porque así vino Jesús al mundo y, María le puso pañales y lo acostó en el pesebre; la navidad es fiesta porque es la celebración del proyecto de Dios que quiso compartir nuestra existencia, nuestra humildad y pequeñez. El verbo se hizo carne y habitó ente nosotros.
“La celebración navideña (se) ofrece para nosotros (en) una fecha grandiosa para la evangelización. La Navidad sigue siendo la fiesta de la familia llamad a ser formadora de valores humanos y cristianos. Aquí se comparten el calor del hogar y se viven las suaves alegrías de la intimidad.
“Hemos de estar conscientes que estamos viviendo tiempos difíciles, en un cambio de época donde cada uno de nosotros, desde nuestro lugar y responsabilidad, estamos llamados a poner nuestro mejor esfuerzo y colaboración para salir adelante, como Dios quiere.
“No podemos negar que hay problemas fuertes que nos plantean retos y desafíos en nuestra sociedad, en nuestro estado: Crisis en las familias, el desempleo, la pobreza, la desigualdad social, la corrupción, la impunidad, la violencia, la inseguridad, el narcotráfico, la carencia de una educación integral, la falta de reconciliación, el menosprecio y violación hacia la mujer y a grupos despro-tegidos como los migrantes e indígenas.
“Sin embargo, hemos de ser hombres y mujeres de esperanza. Urge, en verdad, dejar entrar a Jesucristo en nuestros corazones y, también a nuestros hogares. Por ello les estamos invitando, llamando a tener un encuentro con Cristo vivo. Ellos nos permitirá a todos ser discípulos y misioneros y, así juntos (podremos) cambiar nuestro entorno y el rostro de nuestra sociedad, edificando un mundo más humano, más justo y fraterno.
“Deseo que esta Navidad nos sea otra Navidad más, sino que en ella podamos sentir de verdad y percibir y experimentar el amor de Dios. Sentir que Jesús nace en nuestros corazones y estimula la vida de todos quienes de buen corazón aceptamos esta invitación que puede cambiarnos.
“También nosotros, como pastores de Belén desconocidos podamos lograr el cambio del curso de la historia de la humanidad y vayamos al encuentro de él para que esto sea posible. Que esta navidad, como dice el Papa Francisco, no sólo sea para nosotros, sino que celebremos la Navidad para los demás. ¿Cómo? Trabajando, rezando, sin cruzarnos jamás de brazos, acercándonos a las personas a quienes se les cierran las puertas para ayudarlos a que se les abran otras, sosteniendo a nuestros ancianos que sufren y cuidarlos también con cariño y con respeto, preocupándonos del crecimiento de nuestros niños.
“Hoy se les pide, delante de Jesús Niño, que es la luz capaz de disipar las tinieblas, que seamos fuertes, con la certeza de que para Dios nada es imposible, que a pesar de estas situaciones antes mencionadas y de la desilusión, de la destrucción y del rechazo que muchas veces el hombre hace hacia sí mismo y hacia los demás.
“Pido a Dios que el año 2015 sea un año colmado de bendiciones y de esperanza y, desde ahora permitamos que Jesucristo actúe en nuestros corazones y, desde nosotros, en nuestra historia de todos los días.
“A todos, en verdad, les deseo, si así me lo permiten expresar: una muy feliz Navidad y un próspero Año Nuevo.
“Con mi amistad y cariño, para todos Ustedes, para todas sus familias: Su amigo y Hermano, Jesús Carlos, Arzobispo de San Luis Potosí”.