La rubia Reese Whiterspoon propone el papel

Con dos películas tan diferentes como Wild y The Good Lie, Reese Wither-spoon vuelve al estilo de cine con el que ganó un Oscar, pasando incluso por el prestigioso Festival Internacional de Cine de Toronto. Y hasta allá viajamos especialmente para entrevistarla.
¿Cuál crees que sea la clave de tu éxito?
A mí me gusta contar historias. No conozco ninguna persona del Sur (de Estados Unidos) que no le guste hablar. Yo puedo hablar y hablar hasta que se te caigan las orejas (risas). Y supongo que por eso me gusta hacer lo que hago.
Crecí con mi abuela que siempre me contaba historias, igual que mi abuelo, mi papá, mi mamá, todos. Si les das un minuto, seguro que se toman una hora para contar alguna historia sobre alguien que nació en un supermercado (vuelve a reír). Son siempre historias interesantes, con personajes muy coloridos. Y eso me encanta. Es genial.
¿Y qué tan fácil es encontrar buenas historias femeninas hoy en Hollywood?
Hace cuatro años me venía dando cuenta que los guiones de cine no son tan buenos, en especial para las mujeres.
Por eso yo misma empecé a buscar una mejor opción aprovechando que mis hijos también estaban creciendo. Si no buscaba roles mejores para las mujeres, nadie iba a hacerlo por mí. Y cuando fui a los grandes estudios me dijeron que les encantaría hacer películas que yo pudiera proponer. Así fue como me empecé a preocupar, leyendo, leyendo y leyendo toda clase de libros. Una de las nuevas películas en inglés se llama The Good Lie (La buena mentira). ¿Te consideras una buena mentirosa?
Sí, los actores somos buenos mentirosos. Y sin mentiras, ¿qué momento de tu vida sería una buena película?
Hay muchísimas partes de mi vida interesantes, pero espero que nadie se entere, al menos hasta que haga esa película. Con el larguísimo nombre de Laura Jeanne Reese Wither-spoon, la actriz naciÓ el 22 de marzo de 1976, en Nueva Orleans. La madre era enfermera y el padre, cirujano militar, pero como teniente coronel del Ejército pasaron cuatro años en Alemania antes de mudarse definitivamente a Nashville.
Ahí fue donde Reese, con apenas siete años empezó a trabajar como modelo publicitaria, después de aparecer en la publicidad de una florería del barrio. La actuación fue el siguiente paso, con el rol de una adolescente en la película The Man in the Moon.
Se cuenta que Reese iba de viaje a la prueba audición para la película Cape Fear, cuando, sin saber quiénes eran realmente Robert De Niro y Martin Scorsese, un pasajero le comentó lo importante que eran. Pero lo único que logró fue ponerla tan nerviosa que terminó perdiendo el personaje frente a Juliette Lewis.
Por un tiempo, Reese quiso dejar el trabajo de actriz para dedicarse a estudiar literatura en la Universidad de Stanford, pero la tentación de seguir con el cine no se lo permitió.
En la película Cruel Intentions se enamoró del protagonista Ryan Phillippe y juntos tuvieron otra historia de amor, con sus dos hijos: Ava y Deacon. Era la época de más fama para Reese, con los éxitos de Legally Blonde y Sweet Home Alabama.
Pero en 2006 anunció públicamente que se separaba de Ryan Phillipe, unos meses después de haber ganado el Oscar con la película Walk The Line.
Hace cuatro años también le pusieron su nombre a una de las estrellas del Paseo de la Fama en Hollywood, cuando ya estaba de novia con su actual esposo, el representante artístico Jim Toth.
Se habían casado el 26 de marzo del 2011, en el rancho que tienen en Ojai, en California, con 120 exclusivos invitados como Matthew McConaughey, Tobey Maguire, Robert Downey Jr., Alyssa Milano y Salma Hayek, además de 80 palomas blancas que volaron por el cielo después del romántico “Sí, quiero”. Reese incluso estaba embarazada de ocho meses del bebé Tennessee cuando filmó la película Devil’s Knot y a los siete meses de dar a luz, ya estaba de nuevo en un estudio de cine filmando The Good Lie.
¿La fama ayuda a elegir un estilo cine diferente como The Good Lie y Wild?
Tengo suerte de recibir muchos guiones maravillosos, y me siento bendecida cuando la guionista de The Good Lie incluso dice que escribió el libro pensando en mí. Siento que tengo mucha suerte en contar con tantas oportunidades donde pueda ayudar o facilitar que ciertas películas se hagan, pero tampoco sería posible si no fuera por la pasión que un guión le agrega a mis proyectos.
¿Te das cuenta que ya se está hablando de la posibilidad de una nominación al Oscar, al menos con la película Wild?
Es imposible pensar en hacer una película que vaya a ganar un Oscar. Ni siquiera me pasa por la mente, nunca lo pienso. Con la película Wild, lo más importante para mí era saber que la verdadera Cheryl que yo interpreté estaba contenta con nuestra película. Ése fue el mejor regalo, sentarme en una sala a oscuras por primera vez, viendo la película con ella. En ese momento pensé que si la película podía ayudar a una sola persona que estuviera pasando por un mal momento, sería un buen premio. Y ya me pasó, por eso también creo que tengo tanta suerte.
¿Es cierto que el director de esa película ordenó que taparan todos los espejos, para que no veas cómo estabas?
Sí. El director Jean Marc Vallée pidió que cubrieran todos los espejos de la sala de maquillaje. “Está bien así”, dijo cuando estábamos haciendo las pruebas de peinado y maquillaje.
Yo pedí que me pusieran algo de maquillaje, algo que me cubra y él insistió: ¡“Nada de maquillaje!”. Y yo lo acepté, estuve dispuesta a probar lo que fuera. Y después, cuando filmamos la película, me mostraron las filmaciones diarias y todo era muy crudo. Nunca antes me había visto así en una película, pero si la verdadera Cheryl Strayed pudo ser lo suficientemente valiente como para contar cada parte de su historia, yo también tenía que ser valiente para dejar mis vanidades a un lado.

Demostrando diferentes niveles de actuación, Reese Witherspoon interpreta en Wild la verdadera historia de una mujer que logró superar la adicción a la heroína, además de un divorcio y la muerte de su madre, proponiéndose escalar completamente sola y sin experiencia alguna mil millas del camino Pacific Crest Trail. Y en la película The Good Lie también cuenta otra historia verdadera sobre una mujer que decide ayudar a unos refugiados de Sudán, durante la guerra civil.

¿Cuáles fueron las ‘buenas’ razones que te llevaron a hacer una película como The Good Lie?

Quería que la mayor cantidad de gente posible pudiera conocer esta historia. Jamás hubiera aceptado hacer una película así si no hubiera conocido al director Philippe Falardeau. Con él supe que no estaba haciendo la película de una estadunidense que quería salvar un grupo de refugiados del Sudán, queríamos contar la historia de ellos. Nunca me pasó conocer a un director que desde la primera reunión me dijera: “Te respeto y te aprecio Reese, pero esta película no tiene nada que ver contigo” (risas). De verdad, ahí fue que me dijo: “La historia es sobre la gente de Sudán”. Y eso, me encantó. Estaba determinado a contar la historia con verdad y dignidad, casi con el estilo de un documental. Y con la edición creo que encontró el perfecto tono, con un buen sentido del humor, al mismo tiempo que mostró la humanidad de cada personaje.

¿Y en qué momento te enteraste de la verdadera historia, más allá del cine?

La verdad, yo no tenía la menor idea de la situación y apenas había escuchado algunas historias sobre los chicos perdidos del Sudán. No había leído demasiado y cuando me llegó el guion, me tocó enseguida, me emocionó la historia desde la perspectiva del refugiado que llega a Estados Unidos y las dificultades que afrontan siendo tan jóvenes, caminando por el desierto… fue emocionante.

¿Y la película Wild?

Mi representante me había enviado el libro, que terminé leyendo en 24 horas y enseguida llamé a la verdadera protagonista, Cheryl Strayed, sin conocerla. Necesitaba abrazarla, necesitaba hablar con ella al día siguiente, no perder tiempo. Y cuando me consiguieron el número de teléfono supe que era el libro más importante de mi vida, porque hizo un hermoso viaje para salvar su vida. Yo misma le dije que si me daba la opción del libro le prometía que iba a honrar su vida logrando que su historia tal como la había plasmado llegara al cine lo más pronto posible, sin retrasos. Y aceptó.

¿Sentiste cierta presión de evitar agregarle cierta ficción a la historia real de Cheryl, con todas las amarguras de su vida?

Sin darme cuenta, supongo que la peor presión fue representar a Cheryl en un lugar donde se pudiera sentir cómoda. Tuvimos muchas conversaciones sobre la respuesta que podíamos tener por su cruda honestidad en todas las partes de su vida, no sólo las buenas, sino las verdaderas. Y ella también estuvo todo el tiempo en el rodaje.

¿La mejor lección que aprendiste con una filmación así?

Aprendí muchísimo. Físicamente aprendí que mi cuerpo era capaz de hacerlo, porque en un principio tenía miedo de no poder lograr las cosas que el director quería que hiciera.

¿Es verdad que el director trató de hacerte sufrir como la verdadera Cheryl Strayed, con una pesadísima mochila de verdad?

Cuando estábamos por empezar a filmar, yo estaba segura que iba a llenarla con papel de diario en mi espalda, que no iba a ser para nada pesada. Pero el director enseguida preguntó: ‘¿Por qué la mochila no se ve pesada en tu espalda?’ Y aunque yo le dije que iba a pretender que iba a ser pesada, él dijo que tenía que ser pesada de verdad, pensó que yo estaba bromeando. Y tenía razón, porque cambió la forma en que caminaba: clavándose en mis hombros, mi cuerpo también empezó a cansarse después de cinco semanas y media de llevar algo así sobre mis hombros. Me acostumbré tanto que después la extrañaba, de verdad.