Ricardo Siri Liniers: el arte como mentira honesta

Cuando algo es gracioso hay que examinarlo de cerca para descubrir una verdad escondida”. Eso escribió hace medio siglo Bernard Shaw y ahora recuerda esa sentencia el ilustrador y caricaturista argentino Ricardo Siri Liniers, quien trae a México Macanudo-4, su más reciente libro.
“El secreto de este trabajo está en esconder una verdad. Y así sea dentro de una pintura, un cuento, una ilustración o una tira, la fórmula es ocultar una verdad irrefutable y honesta. El secreto es esconder esa verdad dentro de los personajes y luego, si tienes un poco de suerte y está bien hecha, perdurará”, explica a Excélsior el historietista, para quien la ilustración es una forma de explicar el mundo.
“Preguntémonos por qué aún leemos unos libros y otros no, por qué Charles Dickens o Mark Twain prevalece si han surgido otros autores. Pues porque son creaciones que esconden una verdad, un secreto.”
Es cierto, dice Liniers, que la literatura es ficción, pues realmente nunca sucedieron Las aventuras de Huckleberry Finn, de Twain, ni La Guerra de los Mundos, de H.G. Wells; sin embargo, hay algo dentro de esas historias para que nos sigan interesando años después.
“Esto se ve más claro con Mafalda. Todos sabemos que tiene una verdad escondida. Así que cuando la gente la descubre le sucede lo que a mí cuando veo a Charles Chaplin. De inmediato se dice: Ahhhh, entiendo”.
Por decirlo de otro modo, es lo opuesto a lo que pasa con los políticos, quienes dicen la verdad para mentirte. “Y por eso me identifico más con los artistas, pues, si me van a mentir, al menos que sea con honestidad”. ¿De dónde se nutre su imaginación?, se le pregunta al también autor de Warhol para principiantes y Los sábados son como un gran globo rojo. “Es muy raro, porque la imaginación me parece una especie de partida de ajedrez en tu cabeza, donde vas moviendo fichas para ver lo que sucede”.
“Luego vienen ensayos y errores, tiras unas líneas y ahí surge un personaje hasta que pescas una idea o la tira te sorprende. A veces siento que estoy haciendo una travesura y cuando una idea me da esa sensación… empiezo a entusiasmarme”, añade.
Dotado de un lenguaje borgeano y con distintos registros de humor, Liniers asegura que la imaginación es rarísima. “No hay cebras con imaginación, ni avestruces, así que es como un regalo para divertirnos”.
Además, las cosas más absurdas que podemos imaginar pueden ser reales. Por ejemplo: imaginar que la gente iba a volar o las computadoras de mano. Antes era un absurdo, hoy son reales y muy normales. Así que la imaginación es un gran regalo, explica.
Entre los personajes que pueblan Macanudo-4 está la niña que habla con su gato y le asegura que “leer eleva el espíritu”, el matrimonio que permanece en el sofá y después de años de casados se pregunta si es normal que sientan dudas.
También el caricaturista con cabeza de conejo, que es su alter ego, y una serie dedicada a Picasso bajo el título Cosas que a lo mejor le pasaron a Picasso, donde muestra su contacto con lo extraño, lo surreal y aprovecha para reunirlo con Frida Kahlo.
En el fondo, acepta, el universo Liniers nace de dos palabras: reflexión y búsqueda. “A mí me gusta la gente que busca y se pregunta cosas, que es curiosa, mucho más que la gente que viene con respuestas. Me gusta la gente curiosa y Macanudo es mi manera de preguntarme cosas sobre mí mismo y el planeta. Y aunque la verdad no espero muchas respuestas, sí me gusta desarrollar estas preguntas y jugar con eso”.
¿Cuándo sabe que ha creado un nuevo personaje? “A mí me gusta que la tira tome por sorpresa al lector, me agrada que no sepa qué va a pasar en la próxima tira o en el último cuadrito. Sobre todo apuesto por el humor y la sorpresa. Eso es importante. Cada dibujo es como el box, porque si ves de dónde viene la pera podrás defenderte, pero si no la ves venir… ¡pum!, te noquea”. ¿Qué busca en el humor? “Primero sorprenderme a mí mismo, divertirme y luego me enfoco en el diseño y el personaje hasta encontrar distintos registros de humor. Generalmente la tira de un diario tiene el registro de un tipo de humor, quizá el chiste absurdo o social, pero en Macanudo me gusta que haya de todo, porque me agradan diferentes tipos de humor; a veces me inclino más por el humor negro, otros días estoy absorto o tonto”.
¿Es autobiográfico el conejo ilustrador de sus tiras? “Es un alter ego que uso, pues el humor autorreferencial siempre me hizo mucha gracia, me divierte y me parece una forma de analizar lo que nos pasa todos los días. Además, me parecía interesante que en una tira el dibujante fuese uno de los personajes. Eso tiene algo de borgeano y me ayuda a sorprender al público”.
Para Liniers, el artista le parece un bicho muy raro, una rara avis que da vueltas en el mundo. “Y Picasso es como el epítome del artista; es muy divertido porque no necesito contar quién es Picasso en cada tira.
y lo puedo cruzar con otros artistas para pensar un poco sobre el tema del genio. ¿Qué es un genio?… eso es muy divertido”.

Por último, comenta que no cree en la tira perfecta, aunque muchas veces leyó tiras perfectas de Quino con Mafalda. “Es cuando digo ‘hijo’e puta, cómo pudo crear esto’, pero uno no va a buscar eso”. Así que sólo se trata de hacer lo mejor cada día.

“Alguna vez que escuché a alguien que decía: ‘Yo escribo para la gente promedio’. Pero eso me parece de una pedantería y una estupidez increíbles. ¿Quién eres para decir quién es el promedio de la gente?, ¿por qué subestimar al lector? Yo no me considero un genio y, si me descuido, esto será un desastre”, concluye.