La muerte de Fausto Zapata Loredo, quien fuera gobernador de SLP en 1991, no lo exime de la crítica social ni del juicio de la historia, aseveró el maestro en derecho y doctorante Noé Yair López García.
Zapata Loredo presidió en 1991 escasos catorce días el Poder Ejecutivo de San Luis Potosí, en un contexto de resistencia social encabezada por el doctor Salvador Nava Martínez, y en el marco del repudio de un amplio sector de la sociedad, no solo potosina, sino nacional, que reclamó al controvertido político potosino su actuación como director de comunicación del gobierno del presidente Luis Echeverría Álvarez, corresponsable de la masacre estudiantil del 2 de octubre de 1968 y autor de un golpe político al entonces periódico crítico Excélsior.
López García, uno de los impulsores del reciente Foro de Análisis Político realizado de último momento en los portales del Palacio Municipal, tras la negativa de las autoridades encabezadas por Mario García Valdés al uso del Salón de Cronistas solicitado y originalmente autorizado, señaló que la muerte de este personaje no lo excluye del juicio de la historia.
El escenario que hoy se desprende, a raíz del asesinato y desaparición de jóvenes normalistas de Ayotzinapa, no es distinto del presentado el 2 de octubre de 1968, cuando el Poder Ejecutivo Federal fue encabezado por Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez, como Secretario de Gobernación y, más tarde, como sucesor de Díaz Ordaz.
Zapata Loredo, como colaborador de Echeverría, participó en la campaña mediática de hostigamiento, descrédito y criminalización del movimiento estudiantil, tanto en 1968 como en 1971, lo que le valió al ex gobernador más fugaz de la historia del Siglo XX, el monte de “Halcón”.
Los analistas congregados en el Foro prohibido por el Ayuntamiento capitalino, establecieron el paralelismo de las políticas represivas de 1968 con las ejecutadas en septiembre de este mismo año contra los estudiantes de la Escuela Normal Raúl Isidro Burgos.
Noé Yair López García, indicó que en cuanto ser humano, el fallecimiento de Zapata Loredo es un suceso sensible, pero también lo es el asesinato de siete normalistas y la condición de desaparecidos forzadamente de otros 42, entre el 26 y 27 de septiembre pasados.