La colonia Roma es el punto de encuentro de 235 alebrijes monumentales, los cuales ayer maravillaron a los capitalinos durante la octava edición de su desfile por Paseo de la Reforma hasta el camellón de Álvaro Obregón.
Las figuras desfilaron desde el Ángel de la Independencia por avenida Salamanca hasta el Corredor Cultural Álvaro Obregón que comprende el camellón y el jardín Pushkin que será su casa hasta el 21 de diciembre.
Fue una fiesta de colores, de seres extravagantes, gigantescos y fantásticos, que hicieron vibrar a los transeúntes con sus formas caprichosas.
Para hacer un alebrije no se necesita ser un artesano, la materia prima para construirlos es la imaginación, consideró el diseñador industrial Uriel Rodríguez, quien participa por segunda ocasión, ahora con Mi mugrosa, que aunque parecía una salamandra verde con tonos azules.
Fue concebido como una representación de su perra. Los alebrijes además de ser una tradición representan la creatividad.
“Yo era espectador y siempre me llamaban mucho la atención: los veía, me emocionaban, hasta que mi novia me animó a participar.
Por mi profesión conocí más formas, materiales, mañas para crear, pero cualquier persona puede hacer uno”, dijo el joven integrante del colectivo Somos Mugre.
Los creadores de los alebrijes participantes fueron desde artesanos, artistas plásticos, diseñadores industriales, cartonistas, hasta personas de diversas profesiones que se propusieron participar por el gusto de hacerlo.
Desde que era niño sentía fascinación por los alebrijes. Cuando se dio a conocer este concurso me animé a participar.
Para la creación de alebrijes se debe tener claro que es un ejercicio lúdico y alegre”, explicó Issac Olmos, quien es comerciante y participa por primera vez.
En esta edición se premiarán a los tres primeros lugares con 60, 40 y 30 mil pesos, respectivamente, además de otorgarse cinco menciones honoríficas con 10 mil pesos de premio.
La Secretaría de Cultura local presentó en conjunto con las Fábricas de Artes y Oficios (Faros) ocho alebrijes.
