Albert Einstein: Pensamientos para reflexionar

Te interesa saber que opinaba el famoso físico acerca de la política, la religión, la familia y el amor?, pues te lo mostramos.
Albert Einstein es un hombre que jamás dejará de ser interesante, ya que se volvió el símbolo de que la ciencia no siempre es seria o cuadrada, sino que la imaginación y creatividad son una parte fundamental. Es por eso que muchas personas siguen preguntándose cómo era realmente este genio.
Tenía muy claro que el éxito no se medía en fama ni en riqueza y que se conseguía a base de esfuerzo.
Para ese gran público, la especialista en temas de Albert Einstein, Alice Calaprice, compiló mil 600 frases del famoso físico en un libro. Más allá de hablar sobre ciencia, las citas recogen su opinión sobre la familia, el amor, la política, Dios y el patriotismo.
ALBERT EINSTEIN, UN HOMBRE COMÚN
Aunque muchos lo consideraron, lo consideran y lo considerarán un genio, el mismísimo Albert Einstein no tenía esa noción de sí mismo.
«No tengo ningún talento especial. Solo soy apasionadamente curioso» (a Carl Seeling, su biógrafo, en 1952).
Esa sencillez lo caracterizó, incluso en el momento de vestirse:
«Si quieren verme, aquí estoy. Si quieren ver mi ropa, que abran mi armario» (frase para su segunda esposa Elsa, luego que ella le sugiriese cambiarse de ropa antes de recibir una visita).
Asimismo, tenía muy claro que el éxito no se medía en fama ni en riqueza y que se conseguía a base de esfuerzo:
«Si A es el éxito en la vida, entonces A=x+y+z. El trabajo es la x, el juego la y, y z es mantener la boca cerrada» (frase publicada en el New York Times en 1929).
«Solo una vida vivida para los demás es una vida que ha valido la pena» (citado en el New York Times en 1932).
Pero no sólo eso, también estaba muy seguro sobre lo que era el matrimonio: «El matrimonio solo es una esclavitud con apariencia civilizada» (citado por el arquitecto Konrad Wachsmann, quien le diseño una casa de verano).
ALBERT EINSTEIN, EL EDUCADOR
Einstein nunca fue un fanático de las buenas notas, su concepto de aprendizaje se basa en mantenerse constante. Así lo demuestra en la siguiente frase dirigida su hijo Hans Albert en 1916:
«No te preocupes por las notas. Asegúrate de tener las tareas al día y que no tengas que repetir curso. No es necesario tener buenas notas en todo». Además, intentó siempre volver simple lo complicado: «Una hora sentado con una chica guapa en un banco del parque pasa como un minuto, pero un minuto sentado sobre una estufa caliente parece una hora (explicación que le dio a su secretaria Helen Dukas para que ella la repitiera a periodistas y personas alejadas de la ciencia).
ALBERT EINSTEIN
Y DIOS
En una de sus frases Einstein deja claro que era difícil para él creer en la noción de la vida después de la muerte y de que la creación haya sido resultado del azar:
«Resulta difícil echarle un vistazo a las cartas de Dios. Pero que hubiera decidido jugar a los dados con el mundo (…) eso es algo que no puedo creer ni por un instante (a Cornel Lanczos, matemático y físico húngaro, en 1942).
«No puedo imaginar un Dios que recompense y castigue los objetos de su creación. Tampoco puedo creer que el individuo sobreviva a la muerte del cuerpo, aunque los espíritus débiles sostienen dicha idea por miedo o por un egoísmo ridículo. Para mí resulta suficiente contemplar el misterio de la vida consciente perpetuándose a lo largo de la eternidad» (durante un foro en 1930).
ALBERT EINSTEIN, EL HUMANISTA
Einstein era alemán pero tenía origen judío. Es por eso que durante una entrevista en la revista Saturday Evening Post le preguntaron que se consideraba, a lo que respondió:
«Es posible ser ambas cosas. El nacionalismo es una enfermedad infantil. Se trata del sarampión de la humanidad».
Incluso, en el mismo medio, se refirió al tema de la supuesta raza pura:
«La raza es un fraude. Todos los pueblos modernos son un conglomerado de tantas mezclas étnicas que no existe ninguna raza pura».
ALBERT EINSTEIN, EL PACIFISTA
Sólo es necesario leer la siguiente frase para descubrir la opinión del científico sobre la guerra:
«El hombre que disfruta marchando en fila al ritmo de la música tiene todo mi desprecio. Este heroísmo a la orden, esta violencia sin sentido, este maldito alarde de patriotismo… ¡con qué intensidad los desprecio! La guerra es baja y despreciable, y prefiero que me hagan pedazos a participar en algo así» (durante el foro «De What I Believe» en 1930).
ALBERT EINSTEIN Y LA ENERGÍA ATÓMICA
Dos años después de la caída de la bomba atómica, Einstein estaba seguro que está energía era la más revolucionaría de la época:
«Con la aparición de la energía atómica, nuestra generación ha traído al mundo la fuerza más revolucionaria desde que el hombre descubrió el fuego» (en una carta de apoyo al Emergency Committee of Atomic Scientists en 1947).