Shinzo Abe se impone en las elecciones de Japón

Sin sorpresas en las elecciones anticipadas en Japón. El Partido Liberal Demócrata del primer ministro, Shinzo Abe, se ha impuesto por un amplio margen. Según ha adelantado la cadena de televisión NHK, el PLD podría haber obtenido entre 275 y 306 escaños en la Cámara baja, de un total de 475, más incluso que en los comicios anteriores de 2012. Junto a su aliado, el centrista Komeito, podrá renovar sin problemas la mayoría de dos tercios necesaria hasta ahora.

Komeito, según el sondeo a pie de urna de NHK, iguala o aumenta sus resultados de hace dos años y obtendría entre 31 y 36 diputados. El principal partido de la oposición, el Partido Democrático de Japón, supera los 62 escaños de que disfrutaba hasta ahora y podría obtener entre 70 y 82 escaños. El gran vencedor de la izquierda japonesa es el Partido Comunista, que podría triplicar su presencia en la Cámara baja y llegar a los 24 diputados.

Renovado su mandato, Abe, al que le quedaban aún dos años de legislatura antes de anticipar los comicios, tendrá mano libre para continuar adelante con sus reformas económicas y tratar de insuflar nuevas energías a una economía en recesión que, según se confirmó esta semana, se contrajo en el tercer trimestre un 0,5%, frente al 0,4% calculado inicialmente.

A lo largo de este año, las dos primeras “flechas” del primer ministro -medidas de estímulo monetario y fiscal- habían surtido el efecto buscado, la devaluación del yen. Las exportaciones se abarataron. Los precios comenzaron a crecer, lo que inyectó cierta vida a una economía plagada desde hace dos décadas por el espectro de la deflación. Pero la entrada en vigor de una subida del impuesto sobre el consumo del 5 al 8% el pasado abril tuvo un efecto negativo en el crecimiento, de modo más duradero de lo que habían anticipado los analistas. Y si las exportaciones se abarataron, las importaciones se encarecieron, lo que perjudicó sobre todo a los menos favorecidos.

Está aún por aplicar buena parte de la tercera “flecha”, las reformas estructurales. Los partidarios de Abe afirman que una reelección por amplia mayoría daría al primer ministro el respaldo suficiente para acometer medidas complicadas, como la reforma del influyente sector agrario. Sus críticos, en cambio, le acusan de carecer de la voluntad política necesaria.

Una amplia victoria también da mano libre al primer ministro para acometer otras prioridades de su agenda política mucho menos populares entre los ciudadanos. Entre ellas, el sometimiento a votación en el Parlamento japonés, o Dieta, de la reinterpretación que aprobó su Gobierno en julio de la Constitución pacifista del país, y que permitirá que por primera vez las Fuerzas de Autodefensa japonesas puedan participar en determinadas circunstancias en acciones de combate fuera de su territorio.

Pero aunque los votantes han vuelto a dar su apoyo a Abe, lo han hecho sin entusiasmo y más por la falta de alternativas procedentes de una oposición desorganizada que por un verdadero convencimiento. La desgana electoral se ha sumado a un temporal de frío y nieve para motivar la que a todas luces será la participación más baja de la historia electoral japonesa, por debajo del 59,32% registrado hace dos años. Dos horas antes del cierre de las urnas tan solo habían acudido a votar el 34,98% de los censados, 6,79 puntos porcentuales menos que en 2012.