Karen intentó salvar a su tío Manuel de un segundo ataque. Ambos se ejercitaban en un gimnasio de Venustiano Carranza cuando sus homicidas entraron al local para ejecutarlos.
Manuel Darío Partida Alvarez tenía 43 años y seis meses de haberse salvado de un primer atentado. Lo sabían sus familiares, quienes siempre lo escoltaban y así lo declararon ante agentes ministeriales.
Ella tenía 22 años y antes de partir a la universidad donde estudiaba medicina asistió junto a su tío al gimnasio de la colonia Moctezuma Segunda Sección.
El manejaba un automóvil Tiida, que estacionó justo frente a la puerta del gimnasio, ubicado en la calle Oriente 172. Ella ocupaba el asiento del copiloto. Los dos entraron al Maximus Gym y comenzaron a ejercitarse.
Dicen quienes se encontraban en el lugar que no habían transcurrido ni 15 minutos cuando se escuchó el motor de dos motocicletas, en las que viajaban los atacantes.
Ahí, detrás de los automóviles estacionados sobre la banqueta, se detuvieron los homicidas. Dos de ellos irrumpieron en el gimnasio. Con arma en mano caminaron hacia el fondo, donde estaba Manuel, y dispararon.
Ahí se escuchó el grito de una mujer que pedía que no lo mataran. Era la voz de Karen, quien al ver a su tío herido en el pecho enfrentó a los homicidas. En respuesta, uno de los sujetos disparó contra la mujer.
Los clientes del gimnasio, propietarios del negocio y comensales de un restaurante aledaño vieron a los homicidas huir a bordo de las motocicletas. Esa imagen también la captaron las cámaras de seguridad de la SSP-DF.
Ahí no hubo policías de la Secretaría de Seguridad Pública que capturaran a los responsables, pero sí testigos, que al ver que Karen aún vivía pidieron ayuda de los paramédicos.
Ellos también quisieron auxiliar a Manuel Darío, pero el disparo en el pecho lo mató. Al arribar los paramédicos, ella también había muerto.
Los familiares de las víctimas fueron alertados por los dueños del local. Al llegar al sitio, declararon ante los agentes que atendieron el caso.
