A un mes de la desaparición de 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, no hay indicios de su paradero; sin embargo se está a la espera de un peritaje de especialistas argentinos para saber si los cuerpos encontrados en fosas clandestinas corresponden o no a los de los normalistas detenidos por policías municipales y entregados al crimen organizado.
Al hacer un balance, hasta el momento las investigaciones a cargo de la Procuraduría General de la República (PGR) han llevado a la detención de 52 personas, entre ellas 22 policías de Iguala, 14 de Cocula, y al líder del grupo criminal de Guerreros Unidos, Sidronio Casarrubias Salgado; sin embargo, los autores intelectuales como es el alcalde de Iguala, José Luis Abarca; su esposa María de los Ángeles Pineda Villa y el entonces secretario de seguridad pública, Felipe Flores Velázquez, se encuentra prófugos de la justicia.
Luego de la intensa búsqueda de los normalistas en la que participa la PGR, la Policía Federal y las Fuerzas Armadas, se tiene la localización de 38 cuerpos en 11 fosas clandestinas, sin embargo se está a la espera de las pruebas genéticas de un grupo de especialistas argentinos para confirmar si corresponden a los normalistas o no.
De acuerdo con la única línea de investigación que tiene abierta la PGR, María de los Ángeles Pineda Villa, esposa del alcalde de Iguala, era la principal operadora de actividades delictivas orquestadas desde la presidencia municipal, en complicidad con Guerreros Unidos.
En su declaración, Sidronio Casarrubias señaló que recibían por parte del presidente municipal de Iguala, entre 2 y 3 millones de pesos, de los cuales 600 mil pesos los utilizaban para controlar a los policías municipales.
El pasado 26 de septiembre un grupo de halcones informó del ingreso de normalistas al municipio de Iguala. El entonces presidente municipal José Luis Abarca pensó que los estudiantes estaban en su municipio para sabotear un evento de su esposa con motivo de su informe de labores, por lo que ordenó detenerlos.
Los estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos ingresaron a Iguala alrededor de las 21 horas…los informantes “halcones” y elementos de la Policía de Iguala, reportaron al Centro de Control de ese municipio el arribo de estudiantes.
“A-5”, clave con la que los policías identificaban a José Luis Abarca, pidió que enfrentaran a los normalistas para evitar su llegada al lugar donde se encontraba junto con su esposa. La orden fue acatada y, junto con la policía de Cocula, los policías de Iguala bloquearon la carretera para evitar que siguieran desplazándose.
En ese primer incidente, un policía municipal privó de la vida con arma de fuego a uno de los estudiantes. El resto de los estudiantes intentó darse a la fuga, sin embargo fueron alcanzados por los uniformados y posteriormente enviados a la Central de Policía.
Ahí llegaron los policías de Cocula, los subieron a una camioneta de redilas y fueron conducidos por un camino de terracería que los lleva a la zona de Pueblo Viejo, ahí fueron presentados a una persona identificada como El Gil, lugarteniente de Sidronio Casarrubias.
De acuerdo con la PGR, El Gil reportó vía mensaje celular los conflictos que se estaban suscitando en Iguala, atribuyéndolos al grupo delictivo Los Rojos, por lo que Sidronio avaló las acciones para defender su territorio