Además de sonrisas, la felicidad puede darte salud

La felicidad. La reconoces cuando la ves, pero es difícil definirla.
Podrías llamarla una sensación de bienestar, de optimismo o de que la vida tiene significado, aunque esas cosas también pueden ser aparte. Sea lo que sea, sabemos que deseamos la felicidad y que de alguna manera es buena.
También sabemos que no siempre tenemos el control sobre nuestra felicidad. Investigaciones sugieren que la genética puede jugar un papel importante en nuestro nivel normal de bienestar subjetivo, así que muchos de nosotros comenzamos con una desventaja.
Además, entre tragedias inesperadas y el estrés diario, los factores ambientales pueden afectar el estado de ánimo y acabar con nuestra sed de vivir.
Ser capaz de manejar los altibajos emocionales es importante para el cuerpo y la mente, dice Laura Kubzansky, profesora de Ciencias Sociales y del Comportamiento en la Escuela de Salud Pública de Harvard.
«Para la salud física, no es tanto la felicidad en sí, sino su capacidad de regular y tener una sensación de propósito y significado», señala Kubzansky.
¿Por qué ser feliz?
Muchos estudios científicos, incluidos algunos de Kubzansky, han hallado una conexión entre el bienestar psicológico y el físico.
Una revisión de más de 200 estudios hecha en 2012 encontró un vínculo entre los atributos psicológicos positivos —felicidad, optimismo y satisfacción de vida— y un riesgo menor de enfermedades cardiovasculares. Kubzansky y otros investigadores de la Escuela de Salud Pública de Harvard publicaron estos resultados en la revista Psychological Bulletin.
No es tan sencillo como «debes ser feliz para prevenir infartos», por supuesto. Si tienes un buen sentido del bienestar, es más fácil mantener buenos hábitos: ejercitarte, consumir una dieta balanceada y dormir lo suficiente, dijeron los investigadores. Las personas que tienen una mentalidad optimista pueden ser más propensos a involucrarse en comportamientos saludables porque los perciben como útiles para lograr sus metas, explica Kubzansky.
Los perfiles con menor presión sanguínea, peso corporal normal y grasa en la sangre más saludable también están asociados con un mejor sentido de bienestar, según el estudio. Por ahora, estos estudios solo pueden mostrar conexiones; no ofrecen evidencia de dura de causa y efecto. Pero algunos investigadores especulan que los estados mentales positivos tienen influencia directa en el cuerpo, quizá al reducir los procesos físicos que lo dañan. Por ejemplo, otro de los estudios de Kubzansky encontró que el optimismo está relacionado con menores niveles de inflamación. Si por felicidad entiendes «disfrutar la vida», también hay evidencia que respalda eso. Un estudio reciente publicado en la revista Canadian Medical Association Journal encontró que las personas de 60 años o más que dijeron que disfrutaban menos la vida eran más propensas a desarrollar discapacidad en un periodo de ocho años.
La movilidad también estaba relacionada con disfrutar la vida. Este estudio no prueba que los problemas físicos son causados por disfrutar menos, pero sugiere que hay un vínculo.
De dónde viene la felicidad: genes + ambiente
Hay evidencia sustancial de que la genética juega un gran papel en la felicidad, de acuerdo con Nancy Segal, psicóloga en la Universidad Estatal de California, Fullerton, en Estados Unidos, y autora de Born Together; Reared Apart (Nacidos juntos; Criados por separado).
La investigación mostró que los gemelos tienden a tener un nivel similar de felicidad, más que los mellizos.
«Si tienes padres e hijos felices, creo que las personas normalmente asumen que es debido a que los niños imitan a los padres», dice Segal.
«Pero realmente no es así. Necesitas dejar claro que los padres transmiten los genes y ambientes».
Aparentemente hay un cierto nivel de felicidad que los individuos tienen generalmente y gravitan alrededor de éste, explica Segal.
Ese nivel depende de la persona y las situaciones que enfrenta.
Si bien la genética influye, no significa que estemos atrapados biológicamente en ser infelices, de acuerdo con Segal.
Puedes necesitar más esfuerzo si tu estado de ánimo base es bajo, pero ciertas terapias han probado ser útiles para elevar el bienestar psicológico.
El ambiente todavía es bastante importante para el bienestar psicológico, precisa Kubzansky.
«Decirle a alguien, ‘no te preocupes, sé feliz’ es como no ver todo el panorama de, ¿cuáles son las restricciones ambientales acerca de las cosas que pueden hacer?», dijo Kubzansky.
Dinero y tiempo
Podrías pensar: «Quizá sería más feliz si tuviera más dinero».
Aunque existe ese viejo cliché de que «el dinero no compra la felicidad», un estudio difundido en 2010 en Proceedings of the National Academy of Sciences encontró que el bienestar emocional aumenta cuando el ingreso sube hasta cierto punto, que parece ser un ingreso familiar de 75,000 dólares anuales (997,048 pesos). La felicidad diaria no aumenta con mayores ingresos.
Pero cuando a los participantes se les preguntó sobre la satisfacción general con sus vidas, aumentó conforme al ingreso, incluso después de los 75,000 dólares, según los investigadores de la Universidad Princeton, Daniel Kahneman y Angus Deaton. Sus resultados muestran una clara distinción entre cómo se ven a sí mismas las personas en términos de felicidad «hoy» vs. la satisfacción de vida.
«Más dinero no necesariamente compra más felicidad, pero menos dinero se asocia con dolor emocional», escribieron Kahneman y Deaton.
¿Serías más feliz si compraras el automóvil que siempre quisiste? Varios estudios sugieren que las experiencias nos hacen más felices que las posesiones. Eso en parte se debe a que una vez que compraste algo, como un automóvil nuevo, te acostumbras a verlo todos los días y la alegría inicial se desvanece, dicen los expertos. Pero con el tiempo, sigues obteniendo felicidad de recuerdos de experiencias.
Las experiencias forman «recuerdos poderosos e importantes que no cambiaría por nada en el mundo», dijo a CNN en 2009 Thomas Gilovich, profesor de Psicología en la Universidad de Cornell.
Pero si compras un regalo de cumpleaños para tu novio/a, ese objeto puede ser significativo porque se convierte en un recuerdo con valor sentimental, que aumenta con el paso del tiempo, precisó Gilovich.
Quizá serás más feliz cuando hayas vivido más. En la investigación también se encontró que el sentido de felicidad de algunos puede presentarse con la edad.
Los adultos mayores puede regular mejor sus emociones que los jóvenes, exponerse a menos estrés y experimentar menos emociones negativas, dijo a CNN en 2009 Susan Tuk Charles, una psicóloga en la Universidad de California, Irvine, en Estados Unidos. Se necesita realizar más investigaciones sobre si la respuesta negativa disminuida también se asocia con una sensación de felicidad.