¡Ya llegaron! Siento maripositas en el estómago

Para los mazahuas, las almas de sus seres amados regresan encarnados en mariposas monarca. Vuelven revoloteando, y los habitantes de las montañas las esperan con un convite cada noviembre, en Día de Muertos.
Son grandes viajeras, guerreras, mensajeras que después de volar más de 4 mil kilómetros llegan a los bosques de México para recordarnos del buen trato que debemos darle a la naturaleza, así lo cree Gloria Tavera, Directora de la Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca.
En esta reserva y Patrimonio de la Humanidad que comparten Michoacán y el Estado de México, existen santuarios abiertos a los visitantes, el principal está en El Rosario y está en Michoacán. La temporada oficial de avistamiento comienza el 22 de noviembre y termina el 30 de marzo. Han viajado desde el sur de Canadá y norte de Estados Unidos, atravesando los Grandes Lagos, las Rocallosas y la mitad de nuestro territorio para descansar en los bosques de oyamel. Ellas, cuenta Gloria Tavera, son la llamada Generación Matusalén, la última de cuatro generaciones, y la única que alcanza un promedio de vida de nueve meses. Las demás especies viven hasta 24 días. Las mariposas que ahora habitan los santuarios de México prácticamente son ancianas y cuando emprenden el viaje de regreso, después de depositar sus huevecillos mueren.
Según la directora de la reserva, el año pasado la población de mariposas descendió 47%.
La tragedia se debió, entre otros factores, a la eliminación del algodoncillo (el principal alimento de las larvas) en los campos de cultivo de Estados Unidos, además de la degradación de los bosques en la zona de hibernación, la baja calidad de los suelos y el calentamiento global. Pero la buena noticia es que este año se esperan más monarcas.

Se dice que la población alcanza los 20 millones, aunque Tavera aclara que la medición se hace por medio de la superficie que ocupa. En 2013 sólo habitó 0.67 hectáreas de bosque, cuando en 1996 se extendió 18 hectáreas. Lamentable, ¿no?
Estas aguerridas viajeras se enfrentan a otros peligros: las heladas, la lluvia y los turistas.