Con un total de 80 artistas procedentes de distintos estados de la República Mexicana entre los que se encuentran personajes de San Luis Potosí, ayer por la mañana arrancó la décimo tercera edición de Maestros del Arte, un evento que busca exhibir el talento nacional de los artesanos del país y que tiene como sede el Club de Yates de Chapala, Jalisco.
Textiles, barro, estambre, pintura y escultura, son sólo algunas técnicas que se pueden apreciar en los pasillos de esta exposición, la cual, afirma su presidenta, Antje Zaldívar, “ha tenido una buena afluencia de visitantes.
Hoy —en el primer día de la muestra— la mayoría son extranjeros que residen aquí, en Chapala, pero esperamos que sábado y domingo venga gente de otras partes para apreciar el arte tan increíble que estas personas hacen”.
Tanto artistas que ya son parte esencial de este festival como otros tantos que por primera vez participan en la feria, llenan de color, arte y creatividad la explanada de este lugar.
A decir de Antje, una de las ventajas principales es la venta y trato directo con los artistas, a fin de obtener un precio sin intermediarios y que se vea proyectado en una ganancia considerable para los creadores.
“La invitación está abierta, aquí podemos comer, beber, ver y comprar arte”, concluye la presidenta de Maestros del Arte.
Máscaras con
tradición
De Chiapa de Corzo es Julio César Díaz, un artesano que se dedica a la creación de máscaras y que por vez primera se instala en la feria Maestros del Arte.
Allá, en aquel bello rincón del Estado de Chiapas, se celebra la Fiesta Grande, que se engala con gastronomía, música, ceremonias religiosas y danza, la estrella el el baile de Los parachicos, una tradición que en 2009 se insertó en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO.
Los danzantes lucen una máscara de madera (caoba), y ahí es donde entra Julio César Díaz.
Estas piezas en serie son producto de un trabajo minucioso y delicado, en el que interviene la mano creativa y precisa del artesano, quien dedica por lo menos 22 días para terminar una pieza.
Es una obra artesanal que tiene poco mercado, reconoce el chiapaneco, “pero lugares como éstos (la feria) son indispiensables para que la gente se entere de lo que se hace en México.
Estas máscaras son de una arraigada tradición en mi pueblo”.
El proceso, desglosa Julio César, empieza con la selección de una madera de calidad, la cual se talla, se le va dando forma, todo a mano, y una vez que se detalla, se le aplican algunas capas de pintura base, para luego empezar a pintar los detalles con pigmentos que él mismo fabrica.
El toque final viene cuando Julio muele semillas de chía para obtener su extracto, una especie de aceite que le da a la pieza final un brillo único.
A Julio César le llena de expectativa su participación en esta feria, pues reconoce que su trabajo es poco conocido y, por ende, con poco mercado.
“A eso súmale que en Chiapa de Corzo hay muchos que venden estas máscaras sin un proceso artesanal, de baja calidad, pues entonces nos afecta”.
El artesano espera que ésta no sea la primera y única ocasión que se incluye en Maestros del Arte, pues a sólo horas de haber arrancado al feria, ya despertó el interés de los visitantes en sus creaciones.
Capullos de seda que se convierten en arte
Moisés Martínez Velasco es originario de la Sierra Norte de Oaxaca.
Ésta es la segunda ocasión que este artesano es incluido en Mestros del Arte, y admite que “es una buena oportunidad para que se dé a conocer nuestro trabajo; nadie se imagina lo que hacemos y el proceso tan delicado, y esta feria es una ventana para que la gente conozca nuestra artesanía”.
Los trabajos textiles en seda es la labor que Moisés realiza día a día. El proceso comienza desde la crianza de los huevecillos del gusano, en el que el artesano pone todo su empeño.
“Todo empieza así, esperando la crianza del gusano de seda. Cuando nace mide apenas tres milímetros, de ahi hay que esperar que crezca para recolectar los capullos de seda, empezar a trabajar el hilo y después comenzar a tejer.
Todo es a mano”, aclara Moisés Martínez Velasco, quien involura a toda su familia en el proceso de producción en un pequeño taller en la sierra oaxaqueña. Su mayor producción son los rebozos y bufandas; una pieza de éstas puede llevarle —si en el proceso se involucran cuatro personas— hasta tres semanas; pero si sólo una persona se dedca a la faena, debe dedicar a un rebozo, por ejemplo, hasta cuatro o tres meses.
La feria Maestros del Arte, afirma el artesano oaxaqueño, impulsó no sólo sus ventas aquí, sino la proyeción de su trabajo a nivel internacional, y explica: “Una blusa, rebozo o bufanda que te compre aquí en la feria un extranjero, que hay muchos, se va hasta donde ellos viven.
Además, ellos saben perfectamente quién es el artista, porque se involucran en conocer, y esto, hace que tus piezas vayan fuera de México”.
Moisés se acompaña en su pequeño local de exhibición de su hermana, quien trabaja artículos de joyería a base de gusano de seda, obras únicas, afirman, que poco se ven en México.
Asiste
La Feria Maestros del Arte está hoy y mañana en las instalaciones del Club de Yates de Chapala Guadalajara Jalisco.
El costo de acceso es de 50 pesos por todo el día. Hay comida mexicana y bailables, para pasar un día estupendo.