Al comer, el páncreas libera hormona insulina para facilitar que la glucosa (azúcar en el organismo) penetre en las células musculares y del tejido adiposo (adipositos) y se aproveche como energía. Sin embargo, tumores pancreáticos conocidos como insulinomas pueden producir exceso de insulina y poner en riesgo la vida, ¡descubre por qué!
Raro tumor pancreático
Normalmente, las células beta del páncreas, productoras de insulina, dejan de generar esta hormona cuando hay bajos niveles de azúcar en sangre (menos de 80 mg/dL) y reanudan su actividad hasta que estos aumentan, pero al haber tumores pancreáticos no sucede así y se produce exceso de insulina (hiperinsulinismo) aun cuando el nivel de azúcar ha bajado demasiado (hipoglu-cemia), lo que puede ser leve y causar síntomas controlables, como ansiedad y hambre, o grave al grado de ocasionar crisis epilépticas, coma o muerte.
Los insulinomas son poco comunes y ocurren sin causa conocida. Se presentan, sobre todo, en adultos; suelen ser únicos (sólo se forma uno) y de tamaño inferior a 2 cm; hay tumores tan pequeños que dificultan el diagnóstico y tratamiento adecuados. Aquellos mayores a 3 cm tienen mayor probabilidad de ser malignos (carcinomas, causantes de cáncer) y diseminarse a ganglios lin-fáticos (parte del sistema de defensas) o hígado. Su consistencia es compacta, más firme que la del tejido pancreático que lo rodea, y están principalmente situados en la cola o cuerpo de dicho órgano.
70% de los casos son tumores benignos (adenomas) únicos; 10% adenomas múltiples; 10% carcinomas y 10% son lesiones benignas caracterizadas por mayor cantidad de células beta difundidas por todo el páncreas (hiperplasia difusa de células beta), que en raras ocasiones afecta a niños, particularmente a recién nacidos de madres con diabetes, pues están expuestos a altos niveles de azúcar desde su gestación y responden aumentando las células beta del páncreas en tamaño y número. Los también llamados adenomas de células insulares suelen presentarse en torno a los 40 años y, con mayor frecuencia, en mujeres. Personas con neoplasia endocrina múltiple tipo I (enfermedad hereditaria en la que una o más glándulas endocrinas son hiperactivas) son más propensas a presentarlos.
SIntomas de insulinoma
ltos e incontrolables niveles de insulina indican presencia de estos tumores en el páncreas, los cuales se manifiestan mediante el efecto de la hipoglucemia sobre el cerebro (éste requiere glucosa para su funcionamiento normal) causando señales que se conocen como síntomas neuroglucémicos:
Ansiedad.
Visión borrosa.
Mareo.
Hambre.
Frecuencia cardiaca rápida.
Aumento de peso.
Dolor de cabeza.
Torpeza, confusión, desorientación.
Irritación sin motivo aparente.
Temblor.
Sudoración.
Palpitaciones.
Estos síntomas se observan, sobre todo, en situaciones de ayuno (al levantarse por la mañana, antes de la hora de la comida o de la cena) o cuando se practica alguna actividad física, ya que en esos momentos se presentan bajos niveles de azúcar en sangre. No obstante, algunas veces la glucosa puede estar demasiado baja y no manifestar ninguna señal.
Estas crisis se alivian rápidamente tras la administración de un alimento o bebida azucarada pero, de no atenderse a tiempo, la persona puede:
Perder el
conocimiento
Tener convulsiones.
Entrar en coma.
En la mayoría de los casos, los insulinomas son benignos y pueden eliminarse mediante cirugía; sin embargo, una reacción hipoglucémica grave o la diseminación de un tumor canceroso a otros órganos llega a ser mortal. Sólo en etapa tardía estos tumores producen síntomas por sí mismos, como dolor abdominal.
Diagnóstico de insulinoma
Detectar adenomas de células insulares suele ser complicado y llevar mucho tiempo, pues la persona afectada presentará síntomas neuroglucémicos que pueden ser confundidos con los de otros padecimientos, por lo que es recomendable acudir al médico desde el comienzo de los mismos.
La prueba para el diagnóstico de insulinoma consiste en ingresar al hospital al paciente a fin de realizar, durante ayuno de hasta 72 horas, mediciones cada cierto tiempo de glucosa, hormona insulina y péptido C (sustancia que se secreta al producir insulina) hasta el momento de la hipoglucemia.
Cuando la prueba del ayuno se realiza bien, suele ser suficiente para el diagnóstico. El siguiente paso es localizar el tumor en el páncreas mediante técnicas de imagen como:
Ultrasonido transabdomi-nal. Se realiza en el abdomen. Hasta en 2 de cada 3 casos los insulinomas pueden ser encontrados por este recurso. Ultrasonido endos-cópico.
Requiere sedación para el paciente con la finalidad de que un endoscopio (tubo flexible iluminado con una cámara en un extremo y equipado con ultrasonido de alta resolución) se inserte a través de boca, esófago, estómago y duodeno para la visualización de órganos. Tomografía computarizada (TC). Permite la localización anatómica precisa del tumor.
y la evaluación del resto de los órganos abdominales en caso de carcinomas que podrían haberse diseminado a otros sitios.
Arteriografía, estimulación intraarterial selectiva con calcio (SACS). Dado que este mineral estimula la secreción de insulina, durante el examen se inyecta calcio en cada una de las 3 arterias principales que irrigan las diferentes regiones del páncreas. Después se toman muestras de sangre de las venas que lo drenan y donde exista elevación marcada de los niveles de insulina se sospechará de la presencia del tumor.
Ultrasonido intraoperatorio (IOUS). Ayuda a definir la relación anatómica del tumor con estructuras importantes tales como arterias, venas o conducto biliar común con la finalidad de elegir la técnica quirúrgica más segura y efectiva para removerlo.
Resonancia magnética del abdomen. En lugar de radiación, utiliza imanes y ondas de radio potentes para crear imágenes del interior del área abdominal.
Gammagrafía con octreótido. Este estudio recurre a la radiación gamma y un fármaco llamado octreótido para localizar tumores endocrinos gastroenteropancreáticos. Se emplea en caso de que las otras técnicas no detecten adenomas o cuando se sospeche de metástasis.
Contra los tumores pancreáticos
El tratamiento de los insulinomas requiere 2 estrategias diferentes: control hipoglucémico y combatir el tumor en sí.
Regular los bajos niveles de azúcar en sangre implicará adaptar las formas y horarios de alimentación (comidas pequeñas y frecuentes), además de usar medicinas.
Si tras los estudios se detecta un tumor único, la cirugía para removerlo es lo más recomendado. Si hay varios adenomas, será necesario extirpar parte del páncreas (pancreatectomía parcial). El cirujano decidirá qué tipo de intervención es la adecuada para cada paciente.
Exceso de insulinomas, reaparición o metástasis de éstos pueden requerir que se extirpe todo el páncreas, lo que lleva a que se presente diabetes debido a la ausencia del órgano capaz de producir naturalmente la insulina que el organismo necesita, por tanto, se requerirán inyecciones de esta hormona. En tumores inoperables o con metástasis se llega a recurrir a quimioterapia.
No existen tratamientos preventivos contra este raro tumor pancreático, pero puede sospecharse su presencia en casos de hipoglucemias repetidas, por lo que la constante atención al funcionamiento del organismo es la mejor forma de vencer este padecimiento.