No se puede exigir justicia con violencia, apremió desde el aeropuerto de Anchorage, Alaska, el presidente Enrique Peña Nieto con un gesto desencajado. Esto en relación a la pinta e intento de quema de una puerta de Palacio Nacional, por algunas personas luego de la protesta pacífica por el caso Ayotzinapa, el sábado pasado por la noche.
Tiene razón Peña Nieto y cualquiera que señale que la violencia no es el camino para exigir justicia, pero habría que advertir los asegunes para llegar a esos límites y el primero es que en este país, no hay igualdad.
¿Cómo puede haber equivalencias en un país donde el primer rezago es la pobreza que abate a más del 50 por ciento de la población?
Para determinar el grado de pobreza de cada uno de los mexicanos, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), mide ingreso, alimentación, salud, seguridad social, rezago educativo y vivienda, entre otros. Desde ese asegún, suena imperdonable hacer un llamado a la unidad cuando millones de mexicanos se sienten abatidos al ver la opulencia de unos y la miseria en sí mismos.
Cómo es que unos acusan cansancio –justificado en el trabajo arduo y la exigencia de la labor–, cuando en otros tiempos y en otras circunstancias se nos ha pedido a todos, trabajo arduo para concretar la plataforma que hará despejar al país, nos dicen.
Tampoco el camino de la justicia encuentra equivalencias para cada uno de los mexicanos. Unos reciben más justicia que otros. Desde la económica, la de las oportunidades e incluso hasta la del propio sistema civil y penal.
No puede haber unidad pues, cuando el llamado presidencial es ese; en un abismo de correspondencias de ingreso, alimentación, seguridad social y de salud, de oportunidades educativas, de trabajo y qué decir de la vivienda.
La razón de tanta violencia en el país, es que no hay igualdad. Y no se señala sólo a los desposeídos, sino de quienes en el poder político advierten que hay manera de hacerse justicia económica por el camino de la ilegalidad a su favor.
El momento es complicado, pero hoy como nunca debemos anotar que si hubiera más justicia económica, habría más justicia de toda índole. Porque México no es Suiza.
Acta Divina… Desde la sala VIP del aeropuerto de Anchorage, Alaska; el presidente Enrique Peña Nieto señaló: “Decimos sí a la justicia, al orden, a la armonía, a la tranquilidad, decimos sí a la aplicación de la justicia ante estos hechos atroces y abominables”.
Para advertir… De jóvenes estudiantes a las cenizas emblema de la miseria nacional.