Cambios de 3 décadas no frenan miseria: expertos

El cambio estructural y la mayor apertura que registró la economía mexicana desde la década de los 80, no han logrado reducir la desigualdad que padece el país, e incluso tiende a exacerbarla en algunas regiones.

En opinión de especialistas, la desigualdad es una expresión estructural de la estrategia de desarrollo que ha seguido México en los últimos 30 años.

De 1984 a la fecha, el nivel de concentración del ingreso del 10% de las familias más ricas del país pasó de 32.8% a 34.9% del total, de acuerdo con los datos más recientes de la Encuesta Nacional de Ingreso Gasto de los Hogares (ENIGH) 2012.

Por el contrario, el 10% de las familias más pobres apenas participaron, en 1984, con 1.7% y hoy lo hacen con1.8%. Como resultado, México se coloca entre los países de la OCDE con mayor desigualdad, sólo superado por Chile.

Los modelos económicos seguidos desde la década de los 80 por los diferentes gobiernos no han atenuado el problema de la pobreza de la población. El porcentaje de personas en pobreza de patrimonio, es decir, que su ingreso disponible es insuficiente para adquirir la canasta básica, pasó de 53.1%, en 1992, a 52.3% de la población en 2012, apenas un punto porcentual menos en 20 años, de acuerdo con datos del Coneval.

La desigualdad en México es histórica. Hubo unos años, después de la Segunda Guerra Mundial, que vino el modelo de sustitución de importaciones en el cual se tuvo la posibilidad de mejorar los salarios de los trabajadores, pero posteriormente esta tendencia se revirtió, comentóAraceli Damián, especialista del Colegio de México.

El punto fundamental es que a partir de los años 80 el gobierno federal le apostó a competir en el mercado internacional con mano de obra barata, lo cual ha significado un cuello de botella para la economía, porque al final de cuentas se le apostó a que el motor del crecimiento fueran las exportaciones y no la demanda interna, agregó.

Conforme a estimaciones del Inegi, la cúspide de la pirámide social mexicana está integrada por un millón 340 mil personas de clase alta (1.7% de la población); su base está constituida por 66.4 millones de individuos de clase baja (59.1% de la población); y la clase media se conforma por 44.0 millones de personas (39.2% de la población).

De acuerdo con la ENIGH, en 2012, el ingreso corriente promedio por hogar se ubicó en 38 mil 125 pesos trimestrales, con un incremento de 1.5% real respecto a 2010. No obstante, se mantuvo una fuerte desigualdad en la distribución del ingreso, toda vez que el 10% de la población de mayores ingresos obtuvo el equivalente de lo que conjuntamente percibió el 70% de la población de menores ingresos.

Trampas de pobreza. En los últimos 30 años la desigualdad se ha acrecentado, no sólo en términos del ingreso (vertical); la desigualdad también tiene que ver con factores más duros de acuerdo al lugar dónde se nace y vive (horizontal). Un niño en una comunidad indígena tiene dos o tres veces más probabilidades de morir antes de los cinco años, que un niño de las ciudades importantes de este país, externó Mario Luis Fuentes, investigador del programa de estudios del desarrollo de la UNAM.

En naciones como la nuestra, el lugar dónde naces determina tu trayectoria de vida y algunos municipios son verdaderas trampas de pobreza, comentó Gerardo Franco, director del Centro Latinoamericano de Desarrollo Rural (Rimisp) México. Por ejemplo, el porcentaje de pobres en el campo en 2012 era de 61.6%, mientras que en el sector urbano era de 40.6%, es decir, 20 puntos porcentuales arriba.

Estas diferencias son muchísimo más graves en materia de pobreza extrema, ya que 21 de cada 100 personas en el campo se encuentran en esta situación, mientras que en el sector urbano son sólo seis de cada 100.

Lo anterior no significa que entre las propias zonas urbanas no haya profundas diferencias.

Mientras que la delegación Benito Juárez en el DF o San Pedro Garza en NL, tienen cada uno porcentajes de pobreza de 8.7% y 15.2%, otras zonas urbanas tienen niveles de marginación mucho más elevados, como Milpa Alta con 48.6% de la población en pobreza, o Atlacomulco con 52.7%, mientras que en Acapulco, 51.6% de su población vivie en pobreza.

«Ahí te das cuenta de cómo al interior del sector urbano también hay brechas muy fuertes en pobreza», destacó el especialista de Rimisp.

Otro problema es la desigualdad en los servicios y apoyos sociales como la educación, entre más marginada o más pequeña la comunidad, es de menor calidad el servicio, y así pasa con el sector salud, o la justicia. El problema es que las propuestas públicas en los últimos años tienden a ser regresivas, es decir, los subsidios o transferencias que hace el gobierno benefician a los de mayor ingreso que a los de menor ingreso, el ejemplo clásico es el de la gasolina, pero así lo vemos en muchos programas como el Procampo, explicó Mario Luis Fuentes.

Para enfrentar el problema de la desigualdad en México, el especialista de la UNAM considera que es necesario modificar el curso de desarrollo económico del país a través de un nuevo pacto social y político que se expresa en un pacto fiscal que permita nuevamente la idea de que aquellos que más tienen paguen más. Pero eso no es suficiente, también es necesario que el papel redistributivo del gasto público sea más eficiente, con programas que realmente beneficien a quienes más lo necesitan, concluyo Fuentes.