La “hormona del amor” podría mejorar el tratamiento del autismo. ¡Conoce más beneficios del uso de oxitocina!
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Autismo: buscando respuestas
Un niño que a los 2 años no forma frases largas, demuestra poco interés en hacer contacto visual, gestos o expresiones faciales para comunicar necesidades o deseos e, incluso, muestra intolerancia a sonidos o texturas específicas, generalmente despierta preocupación en sus padres.
En tal caso, quizá aparezca la palabra autismo, condición que con frecuencia abordan periódicos, programas de televisión y películas, por lo que la mayoría tiene idea de su significado.
Sin embargo, para descartar o confirmar esta sospecha, los padres llevan al pequeño con el médico (pediatra o neurólogo) o psicólogo en busca de respuestas.
Síntomas del
espectro autista
Cuando pensamos en el crecimiento infantil, lo primero que nos viene a la cabeza son la estatura y el peso, pero desde el nacimiento hasta los 5 años de edad, un niño debe alcanzar ciertos indicadores relacionados con la forma en que juega, aprende, habla y actúa.
Un retraso en cualquiera de estas áreas durante la primera infancia podría delatar la presencia de autismo, condición caracterizada por alteración en la capacidad para interactuar y comunicarse, además de presentar comportamiento e intereses repetitivos.
Cabe señalar que junto con el síndrome de Asperger y trastorno generalizado del desarrollo no específico, es identificado dentro de los trastornos del espectro autista por el Manual Estadístico y Diagnóstico de los Trastornos Mentales en su edición 2013.
Las probabilidades de recibir diagnóstico crecen si el niño manifiesta signos de autismo a partir de los 18 meses (en ocasiones, incluso antes) como:
Desarrollo tardío del lenguaje hablado.
Vocabulario menor a 50 palabras simples y/o no forma frases de dos palabras a los 2 años de edad.
Muestra poco interés en hacer contacto visual, gestos (señalar o mover la cabeza afirmando o negando, por ejemplo), y expresiones faciales para demostrar necesidades y deseos.
No responde a su nombre, lo que haría sospechar sordera.
Difícilmente orienta la atención visual a sus padres.
No parece compartir intereses con personas a su alrededor.
Falla en la imitación de un movimiento adulto simple (no dice adiós o manda un beso con la mano). Sensibilidad extrema en lo sensorial (intolerancia a los ruidos, por ejemplo).
Experimenta dificultades para compartir juegos imaginativos.
Terapia con hormonas para tratar autismo
No existe tratamiento que cure el autismo, de manera que el niño (y su familia) debe aprender a vivir con él; sin embargo, cuando el pequeño recibe terapias psicológicas y farmacológicas, es capaz de aprender a manejar los síntomas del espectro autista.
Con este propósito, la Universidad de Yale en Estados Unidos y la Universidad Bar-llán en Israel desarrollaron investigación que alimenta la esperanza de establecer (a futuro) una terapia con oxitocina para pacientes con autismo, hormona cuyo efecto estimulante es vital en numerosas actividades del organismo.
Los científicos descubrieron que tras la administración (en aerosol nasal) de esta hormona, se activaban temporalmente las áreas del cerebro relacionadas con la percepción social cuando los participantes (niños y adolescentes con este trastorno) describían imágenes de ojos.
Aunque los autores del estudio descartan haber descubierto un “remedio” para mejorar el comportamiento social de pacientes con autismo, confían en que la terapia con oxitocina podría ser eficaz si la hormona se administra justo antes de las sesiones de terapia cognitivo-conductual que los infantes reciben para alcanzar su máximo potencial de desarrollo.
Uso de oxitocina, clave en el tratamiento del autismo y algunos procesos biológicos
Secretada por el lóbulo posterior de la hipófisis, la oxitocina posee numerosas funciones.
Por ejemplo, desempeña importante papel al inicio del trabajo de parto, en el flujo de leche materna y en el apego emocional. Igualmente, su liberación durante el orgasmo bloquea el estrés, estimula la circulación del esperma y la contracción de la musculatura pelviana femenina con el doble fin de causar placer y asegurar la reproducción. Con todas estas “virtudes” se explica su sobrenombre como la “hormona del amor” y el interés permanente que genera entre los científicos por encontrar nuevos usos para mejorar los síntomas del espectro autista.
La salud mental de un niño depende de muchos factores, y el cuidado que reciba de sus padres desde los primeros días de vida es uno de ellos.
Para que el pequeño alcance su mayor potencial, es vital que los padres reciban la mayor información posible sobre un trastorno tan complejo como el autismo, así como de los avances científicos sobre el uso de oxitocina para su tratamiento.