La reina Isabel II de Inglaterra presidió hoy la ceremonia anual por los soldados caídos en combate desde la I Guerra Mundial, en un acto celebrado en el Cenotafio de Londres entre fuertes medidas de seguridad por la amenaza del terrorismo islámico.
Vestida de negro, la soberana, acompañada por su esposo, el duque de Edim-burgo, y otros miembros de la Familia Real, depositó una ofrenda de amapolas ante el monumento que rinde tributo a los caídos británicos en distintas guerras.
Como cada año, también asistieron a la ceremonia oficiada en la Avenida Whitehall excombatientes de distintos conflictos, así como el primer ministro británico, David Cameron; el viceprimer ministro, Nick Clegg, y el líder de la oposición laborista, Ed Miliband.
Cameron recordó hoy que este «Domingo del Recuerdo» es «particularmente conmovedor», pues conmemora el centenario del comienzo de la I Guerra Mundial (1914-1918) y el 70 aniversario del desembarco de Normandía durante la II Guerra Mundial (1939-1945).
«Hoy estamos unidos para recordar la valentía de los hombres y mujeres que sirvieron a nuestro país, defendieron nuestras libertades y nos mantuvieron a salvo», dijo el dirigente «tory».
Al margen de las citadas efemérides, la ceremonia en Londres estuvo marcada por las «apropiadas y proporcionadas» medidas de seguridad adoptadas por las fuerzas del orden ante la amenaza terrorista, que se encuentra en su nivel más alto, informó hoy Scotland Yard.
La Policía reforzó la seguridad después de que cuatro hombres sospechosos de haber participado en una trama de terrorismo islamista fueron detenidos el jueves y el viernes en Londres y High Wycombe, una localidad al oeste de la capital británica.
Mientras el grupo especializado en terrorismo de Scotland Yard detalló entonces que los detenidos planeaban supuestamente cometer una acción terrorista en el Reino Unido, algunos medios británicos han asegurado que su objetivo era atentar hoy contra Isabel II.
Asimismo, el Gobierno de Londres destacó que, por primera vez en 70 años, un representante del Ejecutivo de la República de Irlanda, su embajador en el Reino Unido, Dan Mulhall, depositó la tradicional ofrenda de amapolas ante el Cenotafio.
Por su parte, el primer ministro irlandés, el conservador Enda Kenny, también participó hoy, por tercer año consecutivo, en los actos celebrados por los caídos en la localidad de Irlanda del Norte de Enniskillen, en condado fronterizo de Fermanagh.
En esta pequeña ciudad del oeste de la provincia británica, un atentando con bomba del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA) acabó con la vida de once personas en 1987, un crimen que hasta la fecha sigue sin castigo.