Con una ceremonia ofrecida a la Madre Tierra, secundada por el sonido de los caracoles y el redoble de un tamborete, se alzó la voz de la indignación, del enojo, junto con el puntual rechazo al informe rendido por el Procurador General de la República, sobre el caso de los 43 normalistas desaparecidos en Iguala, Guerrero y desde la tarde del viernes declarados muertos.
Centenares de potosinos respondieron a la convocatoria del colectivo YoSoy132 San Luis y de los docentes e investigadores del Colegio de San Luis para manifestar su inconformidad y para acusar al Estado de ser responsable de la perpetración del atentado letal contra los normalistas de Ayotzinapa.
La ceremonia en la tradición indígena, invocó la unidad, desde los puntos cardinales, desde la altura y la profundidad, para denunciar lo que denominaron un crimen de Estado, un etnocidio sistemático contra los estudiantes originarios de familias pobres de México y que se evidencian en las masacres de 1968, 1971 y, ahora, contra los estudiantes de la Escuela Normal Raúl Isidro Burgos.
El profesor Rodolfo Olguín, integrante de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación presidió el ceremonial; así mismo, hizo un llamado a la unidad nacional contra el crimen de Estado y anunció que en fechas próximas la CNTE convocará a una manifestación global, a lo largo y ancho del país, en todos las ciudades, municipios y poblados para levantar la voz, para llamar a la rebeldía contra el Estado Criminal.
Aseguró que el Estado ha implementado un programa encaminado a afectar la educación pública, a destruir las escuelas normales del país al considerar que estas son “semilleros de guerrilla”, recordando que de Ayotzinapa egresaron Lucio Cabañas Barrientos y Genaro Vázquez Rojas. El Estado criminal acecha, persigue, castiga y asesina a los pobres que buscan superarse con la educación, les teme porque ellos harán conciencia en sus familias, en sus rancherías, en sus poblados, en sus colonias marginadas.
Recordó que la indignación, el dolor y la rabia ha llevado ya a la toma popular de más de 30 alcaldías en Guerrero y que en los próximos días estarán tomadas la totalidad; llamó a no creer más en Enrique Peña Nieto, en el procurador Murillo, en Miguel Ángel Osorio Chong, en los medios de comunicación como Televisa y los partidos políticos que no sólo han volteados sus espaldas a la ciudadanía, sino que desaparece y asesina a los ciudadanos pobres.
Otras voces se alzaron indignadas, de la representación del colectivo YoSoy 132 SLP, de las amas de casa como Marité Hernández, de los obreros, de los hijos de los campesinos que tomaron espontáneamente la palabra y que con su lenguaje sumaron sus voces para acusar un crimen de lesa humanidad.
Un maestro, egresado de Ayotzinapa, radicado en San Luis, tomó la palabra y, aunque dijo no haber conocido a los normalistas desaparecidos, a los que hoy el Procurador dice que fueron incinerados y triturados, con lágrimas de impotencia reclamó justicia para sus compañeros.
Menudearon las posturas ríspidas, los llamados a resistir, a rebelarse y combatir al gobierno criminal; a volver la espalda a los partidos políticos parásitos y a cerrar filas para una organización global que ayude a restituir el estado de Derecho consumido por la corrupción, la deslealtad, el crimen y la ambición de poder.
Estamos cansados –declararon parodiando a Jesús Murillo Karam—, cansados hasta el hartazgo del mal gobierno.