A manera de broma, hay quienes dicen que para bajar de peso basta con “coserse la boca” pero, por increíble que parezca, las personas ya cuentan con una técnica que les permite coserse la lengua para no comer. Se trata de las mallas linguales reductoras o mallas supralinguales, cuyos defensores aseguran que logran increíble pérdida de peso (entre 5 y 12 kg al mes).
¿QuE hacen las
mallas supralinguales?
Las también llamadas mallas linguales adelgazantes consisten en suturar una red de material quirúrgico especial (no reactivo) para evitar que sea rechazado por el organismo, el cual es ligeramente rígido y permanece en la superficie de la lengua durante 1 ó 2 meses como tratamiento contra la obesidad.
El objetivo de estas láminas adelgazantes inteligentes es interferir en el mecanismo de masticación para que quien las use pueda consumir únicamente dieta líquida. Asimismo, poseen un sistema magnético de 4 balines adheridos que generan un impulso cerebral para bloquear el centro de la ansiedad y producir sensación de saciedad.
Personas de ambos sexos desde los 12 hasta 75 años con sobrepeso, obesidad, diabetes y presión arterial alta (hipertensión) son quienes más recurren a este tratamiento para adelgazar, además de individuos que sólo lo emplean por razones estéticas.
¿Cómo funcionan las mallas linguales adelgazantes?
Los parches en la lengua para bajar de peso actúan sobre las papilas gustativas a fin de bloquear parte del sentido del gusto e impedir el consumo de alimentos sólidos. Quienes los colocan aseguran que no generan complicaciones en este músculo, ya que puede regenerarse.
Además, es posible colocar nuevas láminas adel-gazantes inteligentes 1 semana después de concluir el primer tratamiento para perder peso, pues actúan como freno psicológico al comer.
Para colocar las mallas linguales adelgazantes se realiza el siguiente procedimiento:
Examen físico: se toman talla y peso para determinar el índice de masa corporal (IMC) del paciente; esta medida permite calcular el grado de sobrepeso.
Colocación de la malla: Utilizando anestésico tópico local, se realizan 4 pequeñas suturas, una en cada extremo de la malla para adherirla a la lengua. La aplicación dura menos de 10 minutos y produce dolor leve debido a la anestesia.
Las siguientes 24 horas tiende a causar incomodidad que suele ser combatida con analgésicos. Después de ese tiempo, el paciente vuelve a su vida normal, pero con alimentación especial. Dieta líquida: Durante las primeras 12 horas después de colocar la malla, no se debe consumir ningún alimento. Enseguida se inicia estricta dieta basada en caldos (de preferencia deben moler alimentos sólidos para evitar desnutrición), gelatinas, yogurt, jugos y licuados. Asimismo, la persona debe acudir a revisiones semanales para mejor control de su pérdida de peso. Además, podrá ingerir algunos alimentos suplementarios.
Consecuencias del uso de las mallas linguales
Centros nutricionales que colocan las mallas linguales reductoras reconocen que, como todo tratamiento médico, puede tener complicaciones como infecciones locales en la lengua y reacción alérgica a la anestesia o a los hilos de sutura (los cuales también se pueden romper), pero que éstas son completamente tratables. Sin embargo, suelen omitir la siguiente información:
Provoca dolor e incomodidad: Sobre todo cuando es colocada por personal que no ha sido capacitado ni certificado. Los primeros días tras la colocación de las mallas adelgazantes, el dolor es fuerte, más cuando se intenta consumir alimentos sólidos. Personas que las portan deben “reacostumbrar-se” a hablar con ellas puestas. Asimismo, pueden sentir ansiedad al no poder masticar.
Pérdida de masa muscular: La dieta líquida está pensada para emplearse en periodos cortos (de hasta 48 horas) debido a que no cubren los requerimientos nutri-cionales del organismo. Las proteínas, encargadas de proporcionar masa muscular, se encuentran principalmente en alimentos de origen animal que no pueden ser consumidos con las mallas supralinguales.
Entonces llega un momento en que el cuerpo empieza a buscarlas en su reserva muscular para compensar lo que necesita, debilitando a los músculos. La pérdida de proteínas también puede producir mareos y desmayos.
Por si fuera poco, la lengua, el músculo más fuerte del ser humano, pierde tono porque no puede moverse de forma habitual al masticar o hablar.
Propicia inadecuada higiene bucal y mal aliento: al estar suturadas, restos orgánicos de las bebidas ingeridas se pueden alojar debajo de las mallas sin ser alcanzados por el cepillo dental, lo que provoca mal aliento (halitosis), principalmente si se consumen “alimentos” grasosos, dulces o muy condimentados.
Atrofia de las papilas gustativas: Al retirar las mallas ya no se perciben los sabores de la misma forma que antes.
Riesgo de asfixia: Los puntos de sutura se pueden romper en cualquier momento, causando atragantamiento por la malla, incluso al dormir.
Entre los tratamientos para adelgazar, ¿realmente sirven?.
Métodos de rápida pérdida de peso, como las mallas linguales reductoras, no son sustentables por mucho tiempo y resultan dañinos para la salud. Este procedimiento no modifica permanentemente la conducta alimenticia de las personas con sobrepeso u obesidad. Por tanto, tras ser retirada la malla, vuelven a sus hábitos poco saludables.
En una dieta líquida, las personas corren el riesgo de ingerir más calorías y menos nutrientes de los que necesitan, asimismo incorporan ingredientes que irritan su estómago y causan trastornos gastrointestinales, como el café.
Bajar de peso drásticamente implica pérdida de masa muscular y retardo en el metabolismo, es decir, en la forma en que el organismo obtiene energía. Por un momento, la persona puede tener menos kilos, pero en cuanto deje su dieta a base de líquidos comenzará el efecto “rebote”.
Modificar hábitos de alimentación, aprender a comer de todo, pero en proporciones adecuadas, y realizar ejercicio físico son el método más efectivo para perder peso sin recurrir a autoagresiones como coserse la lengua para no comer.