Distrito escolar de Nebraska permite posar con armas en anuario

Un distrito escolar de la Nebraska rural (EU) permitirá a partir de ahora que sus estudiantes de último año posen con pistolas, cuchillos y rifles en las fotografías del anuario, una decisión que ha escandalizado a padres de otros estados en un país con índices alarmantes de violencia en las aulas.

La dirección del distrito escolar de Broken Bow, una ciudad de apenas 4 mil habitantes, aprobó esta semana por unanimidad la nueva normativa e inmediatamente comenzó a recibir llamadas de ciudadanos de toda la nación horrorizados ante la imagen de un adolescente sonriendo a la cámara con un arma en las manos.

Los jóvenes, en su último año de instituto, podrán posar no sólo con las armas sino también con sus «trofeos» como el asta de un animal o el propio animal siempre que este no aparezca «sufriendo».

La normativa permite este tipo de fotografías siempre que se tomen «con buen gusto y de manera apropiada», por lo que está prohibido apuntar con la pistola a la cámara o blandir el arma.

El argumento del distrito para defender esta controvertida política es que la caza y los deportes con armas son muy populares en la zona, de manera que los jóvenes con estos hobbies deben poder reflejarlos en su anuario escolar igual que lo hacen los que tocan la trompeta o juegan al fútbol.

Hasta ahora no había en este distrito ninguna normativa al respecto, pero la práctica había sido la de prohibir las fotografías con armas por sensibilidad en una nación que en demasiadas ocasiones ha visto tiroteos y masacres en las aulas.

La dirección justifica el cambio por la presión de los padres del distrito, muchos de ellos amantes de deportes y competiciones con armas de fuego, y el deseo de los propios jóvenes de ser retratados con su afición favorita.

«Pensamos que teníamos que dar a los estudiantes con esas aficiones la oportunidad de tener su foto de último año con su hobby, su deporte, igual que cualquier otro compañero con cualquier otro hobby o deporte», explicó el superintendente escolar Mark Sievering.

Uno de los miembros de la dirección del distrito, Matthew Haumont, argumentó que las fotografías debían ser respetuosas con los deportes con armas, de los que él es aficionado desde joven, y que siempre se toman fuera del recinto escolar.

«Vamos a analizar cada caso de manera individual, igual que con cualquier otra foto, ya sea una chica ligera de ropa u otra cosa», añadió Haumont, que es instructor de caza.

El distrito sólo tiene un instituto, en el cual se graduan unos 60 jóvenes cada año, muchos de ellos aficionados a los deportes y competiciones con armas.

Broken Bow es una pequeña ciudad de la Nebraska rural, en el medio oeste del país, situado a 100 kilómetros de cualquier otro pueblo o ciudad.

La dirección del distrito asegura que la mitad de los distritos del estado permiten este tipo de fotografías, pero lo cierto es que la normativa ha escandalizado a padres de toda la nación, alarmados por la violencia en las aulas.

En Estados Unidos está a la orden del día que una escuela, instituto o universidad reciba una alerta por la presencia de un atacante armado en el centro.

Muchas veces resulta ser una falsa alarma, pero en demasiadas ocasiones las aulas estadounidenses han sido escenario de tiroteos y masacres que han sacudido la conciencia colectiva.

La matanza de la escuela primaria de Newtown (Connecticut) de 2012, donde murieron en 20 niños y seis adultos, marcó un punto de inflexión en la opinión pública del país.

Esa masacre fue la segunda mayor con un solo tirador en la historia de EU, después de la del instituto Virginia Tech de Blacksburg (Virginia) en abril de 2007, donde murieron 33 personas.

Pese al gran impacto que provocaron estas tragedias, el mayor control en la venta de armas sigue siendo una de las promesas pendientes de cumplir del actual presidente del gobierno, Barack Obama, que como en otros asuntos clave no ha podido superar el bloqueo republicano en el Congreso.

El último caso que conmocionó a la nación fue la muerte en Arizona este agosto de un instructor de tiro a manos de una niña de nueve años que aprendía a usar un subfusil Uzzi, un arma que dispara al menos diez tiros por segundo.