La iniciativa del PAN de desparecer poderes en Guerrero no ha tenido que ver con alguna preocupación panista por el pueblo guerrerense, sino que puede leerse como un arrepentimiento blanquiazul por su responsabilidad en la victoria de Ángel Aguirre Rivero en las elecciones del 2011.
De ahí que la decisión del senador Jorge Luis Preciado, jefe de la bancada panista impuesto por Gustavo Madero, de pasar la votación de desaparición de poderes hasta dentro de dos semanas, significó un respiro panista al gobernador de Guerrero.
En los hechos políticos, el PAN dirigido por Gustavo Madero fue corresponsable de la victoria electoral de Aguirre. En el 2011, Madero obligó al candidato panista Marcos Parra a declinar a favor de Aguirre, pero sin que hubiera una agenda de compromisos bipartidistas.
La negociación de Madero fue improvisada y con intereses desconocidos para el PAN. La reunión final ocurrió el 25 de enero del 2011 y en ella participaron Madero, Juan Molinar Horcasitas como secretario de Acción de Gobierno del PAN y el delegado panista Adrián Rivera; por el PRD estuvieron el jefe máximo Jesús Ortega y el que sería después presidente-intendente del partido, Jesús Zambrano.
La historia de la declinación del PAN en Guerrero la cuenta Juan Manuel Millán Sánchez, coordinador de comunicación de la campaña de Parra, en su libro Ningún pecado cometimos… Memoria de la campaña del PAN 2010-2011 a la gubernatura de Guerrero. En la portada aparecen Madero, Parra y Ortega levantándole la mano a Aguirre.
Hacia el final de la campaña, Aguirre como candidato perredista se había estancado y el candidato priísta Manuel Añorve lo estaba alcanzando. Madero le entregó votos panistas a Aguirre. Sin embargo, en su discurso de toma de posesión Aguirre ignoró totalmente al PAN y a su candidato panista Parra que estaba presente en la ceremonia y no reconoció el papel del delegado estatal panista. La alianza de Madero se hizo fuera de tiempo y el PAN no alcanzó el 2.5% de los votos —apenas 1.3%— y estuvo a punto de perder el registro local. El hundimiento del PAN en Guerrero fue producto de la declinación de Parra y de la mala negociación de Madero que entregó a ciegas los votos panistas a Aguirre.
Madero ignoró el acuerdo del anterior presidente panista César Nava con el candidato Parra en el sentido de que no habría declinación a favor de nadie. Pero Madero la impuso con autoritarismo. Inclusive Parra le mencionó el hecho de que por la premura de la declinación no había garantías de que los panistas votaran por el ex priísta que era candidato perredista, a lo que Madero —según los datos del autor del libro— le dijo que sólo bastarán “1% o 2%” de votos panistas para que ganara Aguirre.
Pero en las cifras finales, el PAN aportó mucho más de los votos que necesitaba Aguirre para despegarse de Añorve y ganar las elecciones, a pesar de que cinco días antes de las elecciones, cuenta Millán Sánchez, las encuestas colocaban a Añorve dos puntos arriba de Aguirre. El dato es importante porque Aguirre ganó las elecciones con el voto del PAN.
En este contexto, la iniciativa del PAN para desaparecer poderes en Guerrero por las crisis en Iguala no sólo carece de viabilidad parlamentaria sino que de hecho no reconoce que el PAN tiene una responsabilidad mayor con el gobierno de Aguirre por haberle dado el impulso decisivo al candidato Aguirre en la última semana de las elecciones de gobernador.
Para que la petición del PAN tenga credibilidad y autoridad moral necesitaría de una explicación a la responsabilidad de Madero en la entronización política de Aguirre como gobernador e informar de las razones para maniobrar la declinación del candidato panista sin un acuerdo formal de compromisos de gobierno.