Arzobispado pide presentación vivos o muertos de desaparecidos

Antes que discutir sobre la eventual destitución del gobernador de Guerrero, Ángel Heladio Aguirre Rivero, como se preveía que fuera solicitado ayer por la dirigencia nacional del PRD, debe privilegiarse la demanda de que los 43 normalistas, víctimas de desaparición forzada sean presentados con vida o, en su caso, para consuelo de sus padres, sean entregados los cadáveres.
Así lo apuntó el Vicario General de la Arquidiócesis, Gerardo Vaglienty Rivera, ayer tras la eucaristía del mediodía dominical.
El sacerdote insistió en que esta debe ser la exigencia nacional: la presentación de los estudiantes desaparecidos. Posteriormente se analizarán las responsabilidades de los que participaron en los hechos, por acción o por omisión.
—Las autoridades correspondientes tendrán que juzgar la actuación del gobernador de Guerrero.
—Se comienza hablar de una vinculación del gobernador…
—Si alguien habla de esto, tendrá que probarlo. Quien acusa, que pruebe. Las autoridades deberán deslindar responsabilidades para determinar si hubo o no una vinculación con la delincuencia organizada. Son ellas, las autoridades –dijo—, las que se encarguen de blindar las estructuras de gobierno, sobre todo de las estructuras municipales, que son más vulnerables. Pero es una tarea que le corresponde al Estado.
Se preguntó al sacerdote si el blindaje del Estado implicará también la revisión de los historiales de los candidatos a cargos de elección popular. Vaglienty se pronunció porque así sea y recalcó que también es responsabilidad de los partidos políticos.
A los aspirantes a ocupar cargos públicos les demandó tener una conciencia limpia y recta, disposición de trabajo en el servicio a la sociedad, buscando el bien común, y no involucrarse en la búsqueda del poder por el poder mismo y no se presten a “conjugarse con la delincuencia”.
Se le dijo que la Alejandro Solalinde ha realizado afirmaciones en el sentido de que los estudiantes desaparecidos por las policías de Iguala y Cocula, habrían sido incinerados. Lo cual le genero sorpresa.
El sacerdote advirtió también que los acontecimientos de Iguala no pueden pasar desapercibidos en San Luis, porque, dijo, no podemos decir que esto no nos puede pasar, porque no se sabe. Es un riesgo, un peligro latente.