Que cada aficionado de los 125 mil que estarán presentes en el Gran Premio de México disfrute de la experiencia Fórmula Uno, es el objetivo de la constructora alemana Tilke, encargada de la remodelación del Autódromo Hermanos Rodríguez.
Por ello se han centrado en cuatro puntos de la pista para que se conviertan en los corazones que irriguen la velocidad y adrenalina que el público mexicano espera de una categoría que no venía a México desde 1992.
Hay varios sectores que sin duda serán el corazón que bombeará adrenalina a la carrera. Cuatro sectores con velocidades tope y por supuesto la recta principal donde se concentrará el trabajo de los equipos y los 328 kilómetros por hora que será la velocidad máxima que alcancen los monoplazas antes de tomar la curva uno, detalló Christian Epp, representante de Tilke.
Presentar un trazado con desafío para los pilotos desembocará en emoción para todos, por lo que Epp y el resto de la firma alemana quieren que el Hermanos Rodríguez se convierta en una de las citas más complicadas del calendario del Gran Circo.
Lo que vamos a hacer es un espectáculo muy entretenido tanto para los corredores como para los fanáticos. Queremos que la pista implique un gran reto para los pilotos y que a su vez provoque emociones a todo el público. 125 mil personas estarán y todos querrán ver espectáculo. Todo eso lo tenemos que hacer, pero tomando en cuenta la seguridad de los pilotos y los estándares que pide la FIA.
Aunque complicado, el reto de reconfigurar el trazado de la Magdalena Mixhuca ha venido acompañado de un presupuesto adecuado que permite que el proyecto florezca.
El Hermanos Rodríguez tiene sus retos, pero hemos construido varios complicados, como en China que fue sobre un pantano. El tema es el presupuesto que viene asociado, pero aquí contamos con todo el apoyo.
Es más difícil remodelar un circuito que hacer uno, pero contamos con el impulso de una empresa como CIE y el gobierno local y federal, que al final son importante para concretar este sueño, comentó el representante de Tilke en América.
Con 10 años viviendo en México, Christian Epp se ha adecuado a la idiosincracia de los trabajadores del país, que contrario a lo que sucede en Alemania, van improvisando ante alguna complicación que se presente.
Los mexicanos en algunas cosas no tienen la sistemática que en Europa estaríamos acostumbrados, pero tienen soluciones muy prácticas, pueden improvisar muy bien. Un alemán no improvisa, entonces que los trabajadores mexicanos lo hagan nos ha resultado benéfico, finalizó Christian Epp, quien se comprometió a terminar 90 días antes de la carrera.