Las unidades móviles para la detección de casos de cáncer de mama se han convertido en un riesgo latente para las mujeres que acuden a ellas con la esperanza de detectar este mal a tiempo. Muchas se ostentan como si pertenecieran a alguna institución de salud pública sin serlo.
Organizaciones no gubernamentales, especialistas y mujeres con esta enfermedad denuncian que existen unidades móviles que operan sin ningún tipo de verificación, con equipo que no está calibrado adecuadamente y que no cuenta con la protección de plomo que se necesita para evitar emisiones de radiación, También que operan sin personal calificado y que no entregan los resultados de los estudios de manera oportuna.
Este es uno de los escenarios en el país, en el marco del Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama: una enfermedad que va en aumento en México, y que tan sólo en la última década incrementó 14% su mortalidad.
La realidad, afirman las activistas, es que estas unidades móviles, se han convertido en un botín con fines políticos de autoridades, principalmente locales, que buscan ganar votos, pero que por falta de controles ponen en riesgo la vida de las mujeres que pretenden atender.
Alondra Villegas Ocadiz ejemplifica esta realidad. Ella acudió a una unidad móvil que se instaló en el municipio de Acolman, en el Estado de México. Había detectado una pequeña bolita en uno de sus senos. La unidad móvil le pareció la oportunidad de hacerse una mastografía sin tener que gastar dinero, que asegura, prefería enfocarlo en atender las necesidades de sus hijos.
Ahí comenzó su peregrinar. Le hicieron la mastografía en la unidad móvil, pero le dijeron que le avisaban si detectaban algo. Las semanas pasaron y nada, ningún reporte. Sólo el aviso de su cuerpo de que algo extraño crecía.
Luego acudió al municipio por informes y nadie supo decirle los resultados. Ninguna persona le dio seguimiento al trabajo que realizaron en la unidad. Lo único que le dijeron es que si no la habían llamado es que estaba bien, que estuviera tranquila. Las semanas transcurrían y la bolita en su seno seguía creciendo.
Ante esta situación, acudió al hospital general Las Américas en el municipio de Ecatepec. Pero su suerte no fue diferente: tres semanas para que le dieran consulta. Otra para hacerse los estudios; sólo una biopsia, —porque el mastógrafo de ese lugar no servía—; y otras más para atenderla. Al final los resultados salieron mal porque no tenían el equipo necesario, pero nunca se lo dijeron; el médico sólo le informó: “aquí los resultados de exámenes son iguales, salen negativos”.
La bolita creció aún más. Entonces acudió al Hospital de la Mujer, de la Secretaría de Saludfederal, donde de inmediato le hicieron una mastografía y le dieron los resultados. La noticia finalmente llegó. El diagnóstico: padecía cáncer de mama y había avanzado rápido; tenía una bolita de cinco centímetros y ya estaba en nivel tres. Sí se lo hubieran detectado a tiempo su situación sería otra. Para ese momento ya habían pasado más de diez meses desde el estudio en la unidad ambulante de mastografías.
Un año después de que acudió a la unidad móvil le llamaron para decirle que tenía cáncer de mama, que necesitaba atenderse “urgentemente”. Alondra les reclamó, y la única explicación fue que tenían una sobrecarga de trabajo porque la unidad iba a muchos lados.
Denuncian irregularidades
Las denuncias por las fallas en las unidades llegaron a la Cámara de Diputados. Las organizaciones no gubernamentales se reunieron con legisladores y les hicieron saber todas las anomalías.
Durante la reunión, encabezada por Grupo Cimab y Grupo Reto y en la que estuvieron autoridades del Centro Nacional de Equidad, Género y Salud Reproductiva de la Secretaría de Salud y de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), se evidenció el problema que representan muchas de estas unidades móviles en la detección eficaz del cáncer de mama.
Entre las irregularidades que se denunciaron, destaca que las mastografías gratuitas que se realizan en estas unidades no son de calidad, tienen errores y en 80% de los casos no se informa a la mujer oportunamente de que se le detectó un tumor cancerígeno. Además, en muchas unidades hay maltrato hacia la mujer.
“No hay control sobre estas unidades”, evidenciaron las organizaciones, durante una reunión con el presidente de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, Mario Alberto Dávila Torres, en la que pidieron que la Cofepris comenzara a certificarlas, o de lo contrario, que dejen de operar en territorio nacional.
La situación se agrava, ya que las mujeres mexicanas enfrentan el riesgo de tener cáncer de mama a una edad más joven que las del resto del mundo. En México, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Cancerología (Incan), la enfermedad se detecta en mujeres de 49 años en promedio, cuando en el resto del mundo es a los 59 años.
Uso político de la asistencia
María Antonieta Crestani Torres, presidenta de la organización civil Recuperación Total (Grupo Reto), indicó que delegados o presidentes municipales contratan los servicios de las unidades móviles para detección de cáncer de mama, con la finalidad de realizar campañas de salud que ayuden a las mujeres, pero no revisan que éstas cuenten con personal calificado, equipo adecuado, o un mastógrafo que funcione correctamente.
“Hemos sabido que la calidad de la mastografía que se realiza en muchas de estas unidades es mala”, acusó.
En otros casos, “una mujer tiene que esperar entre 20 minutos hasta media hora para que le realicen la mastografía, pero en ese tiempo hay hasta cinco mujeres formadas, pero desvestidas del torso, lo cual es indignante”, expuso la presidenta de una de las organizaciones civiles más reconocidas en el tema de cáncer de mama en México.
Se estima, según diversos reportes de las agrupaciones civiles, que actualmente pueden estar circulando en el país unas 200 unidades.
Para el senador Fernando Mayans Canabal (PRD), integrante de la Comisión de Salud, “el tema de la mastografía sigue sirviendo de discurso político, pero en la realidad, si no tenemos expertos, él que no sabe es como él que no ve, y por más mastografías que hagamos y las anunciemos en discursos políticos, en la realidad no nos están sirviendo”.
Padecimiento en aumento
Al conmemorarse el Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer, el panorama para México no es favorable. Los casos van a la alza: tan sólo el año pasado murieron 5 mil 600 mujeres y 18 mil fueron diagnosticadas con este mal.
Un estudio que presentó el senador Mayans a Mercedes Juan López, secretaria de Salud, evidenció el rezago y el tiempo que transcurre entre la confirmación de un caso de cáncer de mama y el inició del tratamiento, el cual de acuerdo con expertos, debe ser de 45 días.
Sin embargo, la investigación reporta que en el Instituto Nacional de Cancerología el resultado del diagnóstico tarda 155 días, mientras que en el Hospital General de México dilata 185 días.
Lo mismo ocurre con el examen de inmunohistoquímica para la aplicación de quimioterapias. Según el protocolo hay que hacerlo a 100% de las pacientes, pero en el Instituto Nacional de Cancerología se realiza en 84% de los casos y en el Hospital General de México, en 64%.
El legislador afirmó que el esfuerzo en recursos es nulo cuando se ven estas cifras: “Invertimos mucho dinero, hacemos muchas mastografías, pero el problema es que de todas las enfermas de cáncer de mama que están mandando positivas, de cada tres resulta una negativa porque no tenemos expertos en interpretar los estudios”, comentó el senador durante la comparecencia de Mercedes Juan, a principios de este mes.
En respuesta, Mercedes Juan López, secretaria de salud federal, reconoció que el cáncer de mama ha aumentado de manera importante, pero recordó que a través del Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos, se han invertido más de mil 800 millones de pesos para la atención de 9 mil 586 casos nuevos.
Además, mencionó que aumentaron considerablemente las mastografías en el grupo de 50 a 59 años y de 40 a 49 años, lo que permitió el diagnóstico oportuno de un mayor número de mujeres con cáncer, “pero aún nos falta mucho camino”, reconoció la titular.
Fernando Mainero, miembro del Consejo Mexicano de Oncología, aseguró que en México hay aspectos positivos en torno a la atención del padecimiento.
Destacó que hay mayores recursos para la detección de la enfermedad, que se modificó la atención a las pacientes, y que existen más fondos para la investigación del cáncer de mama.
Pero admitió que aún hay desafíos, ya que en los próximos años los casos de cáncer de mama en el país aumentarán.
Ante la pregunta: ¿a qué se debe esto, si ahora se realizan más mastografías?, el cirujano oncológo contestó que se ha invertido en el tratamiento y en la curación, mas no en prevenir la enfermedad. Cuando haces mastografias, lo único que estás haciendo es adelantar el diagnóstico, expuso el especialista.
Reconoció que es tal la demanda en la detección del cáncer de mama que ha superado el número de mastógrafos y radiólogos que hay en el país, lo que deriva en malos diagnósticos en algunos casos. “No es fácil detectar una bolita de cuatro milímetros en el seno”, aseguró.
Factores de riesgo
Para Abelardo Meneses García, director general del Instituto Nacional de Cancerología, los factores de riesgo para que una mujer adquiera cáncer de mama son la dieta y la obesidad, así como el consumo de azúcar.
“75% de los casos registrados en el Incan están relacionados con obesidad y 22% con sobrepeso”, detalló.
Enfatizó que sólo 10% de los casos que se detectan en el Instituto están en etapas tempranas, lo que podría cambiar con medidas de prevención.
Para el directivo se requiere reforzar la infraestructura y equipamiento de los hospitales, pero también el capital humano para atender este tipo de cáncer. “Hace falta una planificación nacional y de intercambio de las mejores prácticas en el tema, pues hay una deficiente cobertura de cáncer en el país”, expresó.
Mayra Galindo, presidenta de la Asociación Mexicana de Lucha contra el Cáncer, indicó que diagnósticos tardíos, falta de radiólogos, tratamientos médicos precisos, cambios de hábitos alimenticios y tener un registro nacional de casos de cáncer, son entre otros, los obstáculos a vencer en los próximos años.
Alondra Villegas forma parte del grupo de mujeres a quienes les dio cáncer de mama antes de los 49 años de edad, periodo promedio en el que se está detectando esta enfermedad en México.
“Nunca pensé que me fuera a tocar, porque yo hacía mucho ejercicio, no tomaba ni fumaba, y amamanté a mis cinco hijos. No tenía factores de riesgo, y mírame, me tocó”, relata esta ama de casa de 43 años de edad.
A dos años de que le detectaron el cáncer y que los médicos del Hospital General de México decidieron extirparle un seno para salvarle la vida, Alondra asegura que no es sencillo asimilar la pérdida, pero es preferible a que la enfermedad invada todo tu cuerpo.
Tiene a su esposo e hijos: “A ellos, nunca les oculté mi enfermedad, les dije que íbamos a salir adelante”, dice.
Hoy sabe que para superar esta enfermedad lo más importante es saber que el “cáncer no es igual a muerte”.