El gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, y el procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, se enfrascaron ayer en una polémica en torno a la identificación de los restos localizados en fosas, presuntamente de los 43 normalistas desaparecidos en septiembre pasado.
En rueda de prensa, Aguirre indicó que las pruebas genéticas a algunos de los 28 cuerpos calcinados de Pueblo Viejo “no corresponden con los de los jóvenes de Ayotzinapa”. Y añadió que los estudiantes podrían estar vivos.
Más tarde, Murillo dijo desconocer de dónde obtuvo Aguirre el dato de que los cuerpos hallados no corresponden con los de los normalistas, y pidió esperar a que concluyan los peritajes que realiza su dependencia.
“No sé en qué se base [Aguirre]. Cuando les doy información es porque tengo la certeza de que así fue, y además, coordinado con padres de familia, quienes son coadyuvantes”, señaló.