Haití, la primera opción para Cascos Azules: SRE

Fue en junio de 2013 cuando un grupo de trabajo que incluía a integrantes del Ejército y la Marina se formó oficialmente para hacer una revisión de los criterios de la participación de México en las Operaciones de Mantenimiento de la Paz, instancia de la Organización de las Naciones Unidas que trabaja “para una paz duradera en un país desgarrado por un conflicto”.

El anuncio tardó en llegar un año tres meses. Fueron dos párrafos del discurso del presidenteEnrique Peña Nieto en la ONU que resumían el trabajo de más de 30 encuentros de seis horas cada uno y donde se vertieron dudas, inquietudes y posiciones para incorporarse a los llamados ‘Cascos Azules’.

Los elementos de las fuerzas fueron receptivos y cada uno de los criterios expuestos fueron convenciendo. No se vieron, como en años pasados, preocupaciones entre el Ejército y la Marina que aseguraban que la participación del componente militar mexicano iba en contra de los principios de no intervención, o que se perdería su vocación pacifista y su neutralidad.

En las sesiones se analizaron una a una de las 16 misiones de las OMP que se encuentran activas y se decidieron también los criterios de participación. Entre ellos, se coincidió en que la asistencia humanitaria sería el eje de las tropas mexicanas, por lo que se descarta ir a lugares que generen un riesgo o donde se participe de manera activa en hostilidades.

Se buscarán además lugares donde se hable español o se tenga una cultura o cercanía. Es así como la primera misión considerada es la de Haití, pero se puede tener en cuenta Chipre para observación militar o la que se encuentra en el Sahara Occidental, ubicado en África, donde se habla español y además México puede reforzar su modesta presencia que tiene a través de embajadas en ese continente.

Otro de los criterios de participación, que se definieron de manera conjunta, es acudir a misiones en las que estuvieran presentes tropas de países latinoamericanos, donde México tiene ganado un prestigio y reconocimiento gracias a la cooperación mantenida en esta área.

“Existe empatía, afinidad cultural, buena interacción por los programas de cooperación, qué mejor que ir a un lugar donde se sienta nuestra gente a gusto reconocida, cómoda, incluso donde el elemento del idioma ayude a una mejor integración. Se trata de que nuestras fuerzas vayan a un lugar donde se sientan cómodas”, asegura el subsecretario de Asuntos Multilaterales de laSecretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Juan Manuel Gómez Robledo, en entrevista con un Diario de circulación nacional.

También se planteó el prestigio de los uniformados en México a la luz de una ambivalencia de percepciones. Se expuso que son instituciones con gran prestigio pero a la vez ha habido casos de violaciones a los derechos humanos, como el caso Tlatlaya.

El análisis concluyó que las fuerzas militares tienen una gran aceptación e identificación con el pueblo. Muchas encuestas así lo refieren. Y frente a incidentes como el ocurrido en el Estado de México se identificó que los hechos lamentables que no definen la participación de un instituto armado conformado por 250 mil elementos. La consignación y juicio en el fuero civil de los tres elementos en el caso Tlatlaya, para la SRE significa que se quiere construir una sociedad protectora de los derechos humanos.

El número de elementos con los que participará México está por definirse. No obstante, el rango en esta primera fase de participación podría ser de por lo menos 10 elementos y no más de 100. El objetivo de la participación tiene apenas un año para concretarse, pues las instrucciones son que el Presidente en su próxima asistencia a la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2015 dé cuenta de lo que México ha hecho en OMP.

Se ha dejado claro, el Ejército y la Marina de México, al tener condiciones salariales que han ido mejorando, no participan, como sí lo hace Bangladesh con un contingente grande, por ejemplo, debido a que representan un ingreso importante para los elementos ya que tienen salarios modestos en sus países.

Desde la reflexión que se hizo, dos parteaguas han tenido influencia en esta decisión. El primero y mucho más lejano es la participación de México como país miembro no permanente del Consejo de Seguridad en dos periodos 2002-2003 y 2009-2010. Ahora hay candidatura registrada para 2021.

La referencia más próxima es que desde 2009 se cuenta en la ONU con dos agregadurías, la naval y la militar. Al mantener esas representaciones se generó el conocimiento de manera más profunda de los temas, pues se convivió con otras agregadurías de naciones que participaban ya en OMP. “Esto ayudó a una visión más moderna”, dice Gómez Robledo, quien detalla cómo fueron las negociaciones que se sostuvieron en este tiempo.

El mandato del Presidente en política exterior de ser un México con responsabilidad global hizo que el canciller José Antonio Meade llevara la sugerencia a Enrique Peña Nieto, quien autorizó echar a andar un proceso de reflexión que involucró un número de cuatro o cinco dependencias —secretarías de Gobernación y de Desarrollo Social, por ejemplo— además de Ejército y Marina, bajo la coordinación de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

El grupo de trabajo conformado para este fin viajó a Naciones Unidas en abril de este año para confirmar que los datos con los que contaba la Cancillería mexicana respecto a las OMP fueran los actualizados.

En los análisis posteriores se identificó que era el momento de anunciarlo. Se previó que no habría gran oposición, como en los últimos 15 años, en diversos sectores de la sociedad, la academia, los políticos, los líderes de opinión, la comunidad en general y el propio cuerpo diplomático.

Las encuestas hechas por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y elConsejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi) demostraron al grupo de trabajo cómo poco a poco se generaron opiniones positivas para que México, el único de los países deAmérica Latina, así como el único junto con Israel dentro de la OCDE que no participaba en las OMP, tomara la decisión de participar en este mandato de la ONU.

La participación de México con militares, marinos, policías y civiles, según el cálculo, sólo podrá traer beneficios. Internacionalización de sus Fuerzas Armadas y un mayor liderazgo de México, reconocimiento a su papel en el mundo, una posición que le permitirá participar con voz y voto, y no sólo pagar una de las más altas contribuciones a las OMP.