Michoacán: ¡Tírele al periodista!

Independientemente de las 28 denuncias correspondientes a este año, remitiéndonos a los años recientes, encontramos absoluto desinterés de las autoridades para resolver las desapariciones y asesinatos de los periodistas michoacanos.
Afirma la Comisión Nacional de Derechos Humanos que en Michoacán en los nueve meses transcurridos se han recibido 28 denuncias o quejas por agresiones, desapariciones o asesinatos de periodistas. No informa si alguno de esos hechos ha sido investigado o así sea por puro accidente, se ha resuelto.
En el país, informa la Asociación Artículo 19, en apenas seis meses hubo 157 agresiones contra medios y periodistas, lo que significa el doble registrado en todo el año anterior. Y el aumento en la conciencia de impunidad de quienes agreden a los informadores, lo mismo el crimen organizado que los funcionarios públicos y hasta los pelagatos de a pie que han entrado a la moda de la descalificación de los informadores.
En un recuento de hechos recientes registrados en el estado, se ha encontrado que las quejas en mayoría, se diría que todas, fueron contra funcionarios públicos, pero pese a que se solicitó la intervención de las autoridades judiciales por amenazas inclusive de muerte, de la Comisión estatal de Derechos Humanos, de la Nacional del mismo ramo y hasta de la Secretaría de Gobernación, no hubo una sola respuesta lo que indica que simplemente archivaron las reclamaciones y denuncias.
El Reporte Índigo afirma que los periodistas michoacanos además de trabajar sin garantías sociales, tienen asignados salarios que oscilan de los 300 a los 780 pesos semanales, sin viáticos ni apoyo alguno para transportación. Los equipos de trabajo, ante el temor de que los pierdan o se los roben, son propiedad personal, y condición para obtener un empleo.
Independientemente de las 28 denuncias correspondientes a este año, remitiéndonos a los años recientes, encontramos absoluto desinterés de las autoridades para resolver las desapariciones y asesinatos de los periodistas michoacanos. Estos son los casos más emblemáticos reportados por organismos civiles:
Luego de tres días sin saber de él, Raúl López Melgoza, fotógrafo de Cambio de Michoacán, fue localizado en su vehículo en sitio cercano al centro de Morelia, aparentemente asesinado, aunque la versión oficial asevera que murió por broncoaspiración, lo que de hecho aceptó la familia.
Otros casos ni siquiera han merecido la atención de las autoridades michoacanas, las de antes y las de ahora, inmersas en los cuentos de la pacificación y el control de los nuevos policías rurales. En 2006 desapareció José Antonio García, director del periódico local en Tepalcatepec, Ecos de la Cuenca, zona en la que hicieron su debut los Guardias Comunitarios.
Gerardo Paredes y Gamaliel López, de Televisión Azteca cuya ausencia se remonta a mayo de 2007, año en que también se esfumó Juan Pablo Solís, propietario de estaciones de radio. Ninguno de los mencionados ha sido encontrado y ninguna autoridad se ha molestado en investigar.
Doce meses después desapareció Mauricio Estrada Zamora, del periódico La Opinión de Apatzingán y de acuerdo con un informe de la organización con sede en Francia, Reporteros Sin Fronteras, no hay avance en la investigación de la que ni siquiera existe seguridad de que se haya efectuado.
Un texto con su firma apareció después de que no se supo más de él. Un policía adscrito a su localización atribuyó el hecho a la denuncia en la que informaba sobre la aprehensión de numeroso grupo de narcotraficantes en Aguililla; mencionó a un agente federal de apodo El Diablo que fue transferido de inmediato fuera de Michoacán.
RSF, la organización internacional, menciona que a María Esther Aguilar le correspondió desaparecer el siguiente año. Los familiares se muestran pesimistas sobre una investigación que a todas luces parece que ni siquiera se ha iniciado. La periodista trabajaba en Cambio de Michoacán.