«El jazz, un ingrediente contra el aburrimiento»: Danilo Pérez

El jazz es una forma de agradecimiento y un compromiso con el mundo invisible del arte.
El jazz es un ingrediente en la batalla contra la desesperanza y el aburrimiento”.
Señala el pianista y compositor panameño Da-nilo Pérez, que prepara su presentación junto al bajista y contrabajista John Patitucci y el baterista Brian Blade los próximos 23 y 24 de septiembre en el Lunario del Auditorio Nacional.
Venir a México, dice Danilo con efusividad, es una gran motivación, porque en verdad es un país que tiene un gran público, “pero también me siento muy inspirado y con muchas ganas de ver cómo resulta esta experiencia con John y Brian, dos hermanos y músicos virtuosos”, explica vía telefónica.
Luego hace una pausa y con su tono caribeño afirma que la música está en todas partes. Un día, por ejemplo, Danilo estaba hospedado en un hotel de América Latina, donde la llave del lavabo no cerraba bien.
Así que durante la noche escuchaba el ¡clack!, ¡clock!, ¡clack!, ¡clock!
A cierta hora de la noche, el compositor se levantó con su iPhone en mano y grabó aquel sonido.
Tiempo después esas notas se convirtieron en un sonido que utilizó para una canción.
“Estoy consciente de que cuando la magia llega puedo poner el iPhone y grabar lo que escucho, porque a veces de ahí me vienen sonidos, una clave o un ritmo.
Así que estoy pendiente, porque la música está latente a diario en toda nuestra vida.” La música se encuentra en los lugares más inesperados, asegura el artista centroamericano que ha grabado discos como The Journey y Panamonk. “Cuando estuve en África visité lugares muy delicados en todo sentido, pero hubo momentos en que la música se convirtió en algo más y era posible llenar el estómago de las personas.
“Y no era un alimento solamente espiritual, sino a nivel celular.
Había personas que se sentían mejor aunque no habían comido en cinco días y, para mí, ser testigo de algo así… fue un milagro. Así te das cuenta de que la música, desde que eres bebé y estás en una barriga o tienes un corazón que late, está presente.
Nosotros también somos música”, asevera con la voz animada.
Pero cuando se le inquiere sobre cómo enfrenta en la intimidad temas como la guerra o la tristeza, su voz pierde brillo y de inmediato se remite a los orígenes del jazz, cuando los esclavos llegaron a América y crearon, con su cultura, un espacio que les permitió expresar sus logros y frustraciones.
En el fondo el jazz tiene un mensaje profundo, explica, “y en esa perspectiva el jazz ha nacido como una especie de antídoto, una vacuna con la que los hombres pueden declarar temas como la libertad u otros importantes a través de la historia”.
Un ejemplo son las melodías de la cantante Billie Holiday, que criticaba el tema del racismo.
“Así que en el fondo el jazz tiene una naturaleza humana y no dejo de pensar en este trabajo como una herramienta de activismo social”.
Un ejemplo es Panamá, dice, donde han sucedido cambios radicales a partir de esta música:
“Son cambios lindos y muy positivos donde tú tienes la oportunidad de ser testigo de un milagro y ver cómo la música es una herramienta de cambio social que empodera a los individuos.
De momento el jazz no cambia el mundo en un parpadeo, admite, pero sí tiene la capacidad de hacer frente a los problemas, “y si los políticos y los gobiernos utilizaran (el jazz) en sus estrategias, creo que algo positivo pasaría en la humanidad”. Aunque también está esa otra: cuando el artista se mira al espejo y reconoce en silencio qué le gusta de la música.
“Personalmente veo al jazz como una de las razones más lindas y por las que seguimos viviendo; es una de las cosas más bonitas del ser humano porque celebra la vida y está lleno de optimismo y creatividad; el jazz es una de las metas más lindas del ser humano, porque le permite recordar lo importante que es soñar y crear”.
¿En qué momento el jazz dejó de ser masivo? “Quizá cuando se le quitó el baile. Eso ayudó a hacerlo más elitista.
Antes el jazz se bailaba. Otro punto es que debemos revisar el sistema educativo, y revisar como ciudadanos el gran reto que enfrentamos: el exceso de información y la velocidad en la vida”.
Esto implica que inventos como el iPad y el iPhone estimulan el crecimiento de las personas en solitario, mientras que el jazz piensa más en comunidad.
“Ahí los seres humanos debemos reflexionar en un dicho muy cierto: si quieres llegar lejos, piensa en grupo, pero si piensas caminar rápido… entonces anda solo”.
Por lo pronto, los músicos de hoy deben utilizar todo el fertilizante necesario para ser más creativos y tratar de conectar a las personas, pues necesitamos un espíritu de guerreros por la paz, concluye.
¿Dónde y cuándo?
Danilo Pérez, John Patitucci y Brian Blade se presentan el martes 23 y miércoles 24 de septiembre a las 21:00 horas en el foro alterno del Auditorio Nacional. Reforma 50, Bosque de Chapultepec. Boletos entre $800 y $1,300.