Esculturas del español Xavier Mascaró serán exhibidas en Londres

El paso del tiempo y la dualidad entre ausencia y permanencia es plasmada en la muestra escultórica «Departure (Partida)», del artista español Xavier Mascaró, que se exhibirá del 3 de septiembre al 5 de octubre en la afamada Saatchi Gallery de Londres, Inglaterra.
La instalación incluye 26 barcas de bronce y hierro; siete vitrinas que contienen grandes máscaras de aluminio dispuestas en un semicírculo; cinco grandes cabezas en hierro y dos piezas pequeñas que representan parejas.
El creador, quien radica entre México, Londres y Madrid, explicó que el «grupo de 26 esculturas que representan barcas, como una flota, simbolizan el paso del tiempo; las máscaras están ligadas a la idea de la ausencia, y las cabezas representan la presencia».
Abundó que para él la iconografía de la barca, que en todas las épocas ha sido un símbolo de comunicación, movimiento, migración y traslados, «es una metáfora de nuestras propias vidas, ya que siempre estamos moviéndonos hacia adelante y el tiempo nos arrastra con él».
Las embarcaciones que presenta en esta exposición, cuyas medidas oscilan entre un metro y medio y cinco metros, son como esqueletos o vestigios de barcas y representan una metáfora de la vida vista desde el futuro, indicó.
Xavier Mascaró comentó que siempre le ha fascinado este objeto y su relación con el mar, al margen de que de pequeño navegaba a vela, además, le resulta muy estimulante la iconografía de la barca a lo largo de la historia:
«Desde las pequeñas maquetas de barcos funerarios egipcios, o gigantescas naves, porque también hicieron enormes barcas ceremoniales que enterraron; a representaciones en la Grecia clásica, en la pinturas sobre vasijas o platos, como la iconografía de la barca de Caronte, que trasportaba las almas de un lado a otro», evocó.
La máscara es otra imagen que le gusta e interesa mucho, dijo, «porque es un objeto que incluso desde antes de la historia, en la prehistoria, ha fascinado a la imaginación del hombre; se utiliza para esconderse, para representar un personaje, para sustituir el rostro, para jugar, es un objeto mágico».
El material que utiliza para crear las máscaras es muy ligero, con ello alude a la ausencia, la fragilidad y lo etéreo, además, le permite jugar con los reflejos de la luz, mencionó.
De esta manera puede experimentar con sus piezas: «algunas de ellas reflejan un poco al espectador, me gusta ese juego del rostro que se esconde o que juega con nuestro rostro», expresó el artista plástico.
También destacó que las parejas representan la regeneración, y que una de ellas, imagen ícono de su exposición, está compuesta por la pareja de una diosa y un chamán, ambos de inspiración prehispánica.
En ese tenor, agregó que le atraen mucho los objetos de las civilizaciones prehispánicas, ya que «son poderosos, pues transportan ecos y voces de su desaparecida civilización y que pervive en ellos todavía; y aunque sean tan marcadamente de un lugar y una época, permanecen atemporales y universales».
En el marco de la muestra «Departure (Partida)», Mascaró también exhibirá cinco esculturas monumentales afuera de la galería, obras que pertenecen a la serie «Guardianes», y que son una reminiscencia de las armaduras de los caballeros medievales.
«Son cinco guardianes en hierro, que están en actitud atenta de espera y a mí lo que me gusta es que tienen por un lado un aspecto ceremonial y por otro teatral, es decir, tienen una secuencia con lo cual uno puede participar, caminar entre ellos y formar parte del conjunto», comentó al respeto.
Añadió que estas piezas miden cerca de tres metros de altura, pesan una tonelada y cada una es única, a pesar de que su volumen se repite y son parecidas, algo que decidió porque lo que le interesa es la idea de la secuencia.
El creador español, que en un principio trabajó el grabado y la pintura, también habló sobre su carrera como escultor; subrayó que se adentró en este arte por la necesidad de una presencia física en su obra.
«Llegó un momento en el cual ya no me satisfacía representar la luz en un plano, que es lo que hacía cuanto pintaba con color y con textura, sino que quería que la luz fuera real, que fuera la misma que rebota sobre mi cuerpo y mi cara, quería un vínculo físico con el objeto que yo estaba haciendo», expresó.
Además, compartió que la escultura pasa por un buen momento actualmente, después de vivir una época en la cual perdió adeptos por parte del público, que se inclinó por otras formas de expresión y otros soportes.