Hace pocos años se consideraba al turismo de aventura una opción alternativa. En un parpadeo se transformó en un segmento sustantivo, diferenciador.
Es fuente de beneficios múltiples para las regiones que lo albergan. Puede ser un negocio espléndido y es además una óptima herramienta de conservación.
Esto se debe a que la clave de la oferta es precisamente la preservación y no la destrucción de los encantos naturales.
Lo que buscan los turistas es establecer una relación estrecha con la naturaleza y con las comunidades rurales. Una vez que tienen la experiencia se convierten, lo sabemos, en los mejores aliados del entorno natural al que aprenden a respetar.
Cuando señalo que puede ser un negocio espléndido, me refiero a que se trata de un mercado con tasas de crecimiento anual superiores al 50 por ciento.
La Adventure Travel Trade Association le da un valor de más de 250 mil millones de dólares a nivel planetario, lo que es un río caudaloso de dinero al que México puede acceder, pues está particularmente dotado. Más allá de las cifras, que son alucinantes, lo importante es transmitir el mensaje de que es una modalidad turística en crecimiento sostenido, sin ninguna señal de agotamiento, y que México, país bendecido por la biodiversidad en el sentido más amplio del concepto, de alojar diferentes formas de vida, puede tener una tajada cada vez más grande.
Nos urgen esos recursos financieros y también requerimos agresivas políticas de protección y conservación de los recursos naturales. Ambos propósitos pueden conseguirse alentando la práctica del turismo de aventura.
ATMEX.—Lo anterior viene a cuento porque en el Pueblo Mágico de San Cristóbal de la Casas, allá Los Altos de Chiapas, se realiza la Feria de Turismo de Aventura, organizado por ATMEX, con el respaldo de la Secretaría de Turismo Federal, el CPTM, la ATTA que mencionamos arriba y el gobierno del estado anfitrión. Se trata sobre todo de una plataforma de negocios y comercialización de turismo de aventura y naturaleza, punto de encuentro para compradores y vendedores y oportunidad de reflexión sobre el segmento y sus oportunidades de crecimiento acelerado en el país. Hacemos votos porque sea un éxito redondo.
Contra lo que pudiera pensarse a primera vista, el crecimiento del sector requiere una presencia activa del Estado, a través de las autoridades de los tres niveles de gobierno, de instancias como la Secretaría de Turismo, pero también dependencias relacionadas con el Medio Ambiente, el agua, la propiedad rural, además de instituciones de educación superior y organismos ciudadanos comprometidos con la preservación de la naturaleza.
Como cualquier otro segmento el turismo de aventura requiere, para competir con éxito, un equipamiento de primer nivel. Las instituciones responsables de la seguridad son claves para la prosperidad de este sector que exige, para funcionar, una sensación de libertad pero en un entorno rigurosamente vigilado. ¿Qué significa esto? Vale la pena decirlo con crudeza: que, por ejemplo, un grupo de turistas realice una caminata por senderos selváticos para observar aves con la certeza absoluta de que no serán asaltados o secuestrados a la mitad del camino.
No importa que se trate de una región apartada de difícil acceso. En el turismo de aventura no hay pretexto que valga para la inseguridad.
California.—El turismo facilita al gobierno mexicano establecer vínculos con el exterior.
El viaje del presidente Peña Nieto al estado de California no fue la excepción.
Durante la visita de trabajo se firmó un Memorándum de Entendimiento sobre Coop eración en el Sector Turístico.
California tiene una importancia estratégica para el turismo en nuestro país, comenzando, claro, por sus vecinos de la península de Baja California, pero también otros destinos, incluido el Distrito Federal, al que cada año llegan vía aérea casi 400 mil californianos.