Nueva tecnología convierte basura en combustible

No puede negarse la elegancia de transformar basura en combustible, de convertir asquerosos desechos que apestan en algo valioso.
Pero grandes reveses han impedido en Estados Unidos la adopción al mayoreo de tecnología para volver basura en gas: la incineración es contaminante y los costos de las plantas nuevas son enormes. Los sistemas de gasificación pueden gastar una cantidad tremenda de energía a fin de producir un monto diminuto de electricidad. Hasta el momento, no ha parecido que valga la pena el esfuerzo.
Mike Hart cree haber resuelto esos problemas. En lo que fuera un hangar de la Fuerza Aérea situado a las afueras de Sacramento, su compañía, Sierra Energy, ha pasado los últimos años haciendo pruebas en un sistema transformador de basura en energía llamado FastOx Pathfinder.
El elemento central, un gasificador de desechos aproximadamente del tamaño de un cubículo de regadera, básicamente es un alto horno modificado.
La reacción química que tiene lugar en el interior del gasificador calienta cualquier tipo de basura —ya sea cáscaras de plátano, jeringas usadas, iPods viejas, hasta aguas negras sin tratar— a temperaturas extremas sin combustión.
El producto resultante incluye hidrógeno y gas natural sintético que pueden quemarse a efecto de generar electricidad o convertirse en etanol o diesel. Actualmente el FastOx está preparándose para ser entregado al primer cliente de Sierra Energy: el Ejército de Estados Unidos.
Desde hace largo tiempo el etanol ha sido promocionado como combustible alterno que aumenta la independencia energética, mientras que las leyes federales exigen el uso de mayores cantidades de este combustible.
Pero la mayor parte del etanol nacional se produce a partir de maíz o granos de soya, y a mucha gente le preocupa que la consigna esté elevando los precios de los alimentos.
El etanol producido con basura –o con desechos agrícolas, como también está intentándose– calmaría dichas inquietudes.
El mes pasado la compañía de Florida Ineos Bio anunció que había producido etanol mediante desechos gasificados de madera, usando un método que espera sea comercialmente viable, y este año KiOR Inc. generará en su planta ubicada en Columbus, Mississippi, entre uno y dos millones de galones de diesel y gasolina a partir de desperdicios de madera, de acuerdo a Michael McAdams, presidente de la Asociación de Biocombustibles Avanzados.
Hart señaló que la tecnología de Sierra Energy debe de complementarse con la de la compañía de Florida; el FastOx convierte toda la basura municipal, no sólo residuos de madera, en un gas que entonces Ineos Bio podría transformar en etanol. El gasificador FastOx “es un sistema modular que puede dejarse en cualquier zona”, explicó Hart, “usando los desperdicios donde se producen para hacer electricidad donde se use”. Una vez que no esté en el suelo, agregó, “la basura será una mercancía”.
Aunque Sierra Energy aún no ha probado ser una empresa exitosa –pasará mucho tiempo antes de que la basura de usted ser echada en un FastOx– su sistema se ha convertido en la primera tecnología que convierte basura en energía adquirida por el Departamento de Defensa, el cual pagó tres millones de dólares por ella a través de un programa de tecnología ambiental.
Las fuerzas militares están buscando medios para reducir su consumo de petróleo, y de facilitar el abastecimiento de las líneas del frente con el combustible que utilizan en todos sus vehículos y generadores.
Ahora que el Pentágono está convencido de que el FastOx funcionará como se ha anunciado, este mismo año el sistema debe de generar electricidad en Fort Hunter Liggett, una pequeña base de entrenamiento situada en el condado Monterey, California, y a principios del 2014 producir combustible para vehículos y generadores.
“California produce 30 millones de toneladas de basura al año”, dijo Hart. “Si decidiera convertir sus desechos en combustibles limpios, a ese ritmo podría satisfacer todas sus necesidades de consumo petrolero y aún así exportar más combustible a varios miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo”.
Es decir, si el FastOx puede hacer lo que no ha logrado antes ninguna tecnología gasificadora de basura a energía: aprovechar cualquier tipo de desperdicio, en cualquier sucesión, sin separación o preparación adicional.
El Departamento de Defensa es el mayor consumidor unitario de energía en el país, gastando 15 billones de dólares anuales tan sólo en combustible.
Sharon Burke, subsecretaria de Defensa, señaló que “en las operaciones militares tiene que usarse algo muy resistente, móvil y sencillo”.
Asesores y funcionarios municipales de sanidad que han visto el FastOx señalaron que cumple con los criterios anteriores. John Conger, el subsecretario asistente en funciones de Defensa para instalaciones y medio ambiente, quien supervisa la administración de las bases militares en Estados Unidos, dijo que la tecnología de Sierra Energy debe de otorgar seguridad energética a las fuerzas militares en caso de un apagón y proporcionar asimismo ahorros presupuestales.
Tomando en cuenta el trasporte y el almacenamiento, el costo del petróleo en que incurren las fuerzas militares puede ascender hasta a 50 dólares el galón.
Además, aproximadamente la mitad de las bajas registradas entre el 2003 y el 2007 en Irak y Afganistán correspondieron a efectivos que trasladaban y protegían escoltas de combustible, de acuerdo a un reporte del Ejército.