Libre albedrio Chiles en la azotea

Puede haber dos sopas en la mesa siempre. La sopa que te sirven, o la sopa que tu mismo te preparas. La sopa que te sirven, nada puedes hacer más que comerla si te agrada el sabor. La que te haces, siempre te va a gustar porque le pones los ingredientes que tu quieres.
Así es la vida. Estar consciente de este hecho es clave. La revolución de la conciencia es necesaria para que usted pueda saber exactamente qué le ofrecen, cuánto le ofrecen y si usted está de acuerdo con lo que le ofrecen.
El mexicano desde que nace le dicen que el mariachi, el tequila y la fiesta es parte de su ser y entonces cuando los chamacos cumplen los 18, le entran con ganas al tequila. Más de uno fallece saliendo del antro, por problemas relacionados con el tequila, el mariachi y la fiesta.
El mexicano desde que nace le dicen que ya es una persona corrupta desde que nace y entonces ve a su papa dándole al poli para sus aguas y así también el hijo aprende que con dinero baila el perro. La revolución de la conciencia tiene que ver con despertar y analizar lo que nos dicen que debemos de hacer.
Yo conozco miles de mexicanos que no toman tequila, no escuchan un mariachi y no son fiesteros y siguen siendo mexicanos. Cada vez que usted vaya analizando cada acción de su vida y no se olvide de usted mismo, verá que podrá ser más consciente de lo que quiere ser.
Si a usted le dicen que debe ir al mol a comprar porque hay baratas y ofertas, pues piense que sólo es su mente la que quiere ir a comprar.
Seguramente usará su tarjeta de crédito para pagar por todo lo que compra en el mol y así se hará esclavo del sistema porque cada mes tendrá que apoquinar para pagar esa deuda. Pero piense bien.
No tiene nada de malo usar ropa usadita, bien lavadita y ahorrar para comprar algo que sí valga la pena como un libro de cómo tener unas plantitas de chiles en la azotea de su casa. ¿Se imagina el dinero extra que puede sacar por vender esos chilitos con sus vecinos?
Despierte querido cuate, haga la revolución de su conciencia. Recuerde que la mejor sopa es la que usted mismo se prepara.