Beltrones, el veneno, los plurinominales

Quizá por el interés (o el desinterés, pero sí el comentario) de la múltiple entrevista del presidente Enrique Peña en el Fondo de Cultura Económica (tan distinta en las redes sociales de cómo la plantea la prensa formal), la plática de Manlio Fabio Beltrones con Adela Micha estuvo extrañamente fuera del examen público.
Quien la haya visto pudo encontrar algunos indicios sobre el futuro de un político cuyo trabajo legislativo terminará en muy pocos meses. Quien no, debería asomarse un poco.
La actual legislatura, con todo su histórico recuento de reformas (las cuales deberán contar con presupuestos suficientes para su aplicación, concluido el trabajo legislativo) finaliza y la pregunta en el aire hace ya muchos diez meses, sobre cómo aprovechará el sistema a una de las dos figuras más entera y completa de la baraja nacional (la otra es Emilio Gamboa, para decirlo en términos taurinos), comienza a aclararse.
En la charla televisiva Beltrones rechaza de plano la posibilidad del servicio exterior. (“No voy a estar atendiendo invitados –dice; lejos de mi familia”).
Pero por la otra, admite la posibilidad de aceptar una invitación al gabinete presidencial y de pasada señala quiénes podrían ser los aspirantes a suceder a Peña Nieto. Como remate admite la posible conducción de su, con lo cual asumiría el reto de repetir al PRI en la Presidencia de la República. Veamos.
“… vienen las nuevas generaciones, a ellas —dice— hay que acompañarlas, es su oportunidad pero lo tenemos que hacer juntos”.
—¿El Presidente corresponde a una nueva generación?
—“Sí, pero también viene acompañado de otros, de otras generaciones. Ahí tienes a un talentoso Pedro Joaquín Coldwell o al mismo Luis Videgaray, que tiene más años que el Presidente, está el mismo Miguel Osorio Chong, puedo seguir con bastantes de ellos, que por cierto, pasaron por el Congreso…
“… Para qué te digo yo que ando con hipocresías. ¿Me gustaría ser Presidente de mi Partido? Claro que me gustaría, ¿a qué militante de un partido político no le gustaría presidir su partido? ¿Qué si es una obsesión? No, a mí me gustaría. Hay muchas cosas que me gustan y a veces no las alcanzo, a veces sí”.
¿Se iría de colaborador del presidente Peña, al gabinete?
“—No me propongo, ¿Pero quién no está en una circunstancia, al ver estas reformas, de querer seguir participando ahora en la segunda parte que es la implementación?
—¿Lo han invitado, le ha comentado?
—No. El Presidente está pensando en las cosas importantes, no está viendo los temas así…
—Perdón, pero es muy importante, y no lo ha platicado
—“Bueno, no lo he platicado”.
Y luego:
“… Entonces (sobre la pregunta sobre la posible candidatura al Ejecutivo), yo voy a seguir haciendo política y en el camino iremos viendo qué es lo que pasa, pero estás hablando del 2018, para el 2018, hay 2015, 2016, 2017 y 2018. Déjame llegar al 2015”.
—¿Es algo que no ha descartado? ¿Está de acuerdo?
—Hay un dicho que debes recordar muy bien: “En política los únicos muertos son los que están en el panteón”; y hay que irlos a revisar anualmente, no se vayan a salir”.
o todo en Sonora suena igual de bien.
El envenenamiento del río Bacanuchi y sus efluentes y afluentes ya ha sido dictaminado por la Comisión Nacional del Agua como notoriamente contaminado, en grados por encima de las normas oficiales.
El ponzoñoso coctel, obsequio generoso de Germán Larrea y socios del Grupo México, contiene cadmio, arsénico, cobre y mercurio —además de otros contaminantes no industriales—, y las aguas resultan tóxicas para todo tipo de consumo, hasta el de las aves, sean colibríes o zopilotes.
Los efectos colaterales son terribles. Nadie quiere leche de las vacas cuyos abrevaderos provienen de esa amplia zona afectada (250 kilómetros ribereños) y los afectados reclaman ayuda sin condicionar su recepción al retiro de sus reclamaciones o quejas por el ecocidio.
Mientras tanto la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados apresura la formación de una (simbólica pero inútil) comisión especial para investigar los usos y costumbres de una industria minera depredadora y altamente contaminante y la Confederación Patronal pide clemencia para no afectar la imagen de esta importante actividad.
—No satanicemos a la minería, clama, Juan Pablo Castañón (Coparmex), quien previene de la mala señal para las inversiones, si se llegara a retirar la concesión al ya dicho grupo empresarial. Ya sabemos, primero las monedas, luego las personas, los ríos, el suelo y el subsuelo.
Quien diga, “la patria es primero”, miente. La “lana” es primero.
Lo único seguro en todo esto es la impunidad futura del Grupo México, cuya actitud será un billetito por acá, una despensa por allá, una promesa más delante y a fin de cuentas todos afectados, pero resignados.
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Se puede ver como una jugada genial del presidente del PRI, César Camacho, para desacreditar el procedimiento de interrogación colectiva o como el legítimo interés para aplicar una promesa de campaña del Presidente Peña, pero la iniciativa de hacer una consulta popular sobre la disminución de los diputados también tiene matices de enorme interés.
A fin de cuentas se les quiere preguntar a los ciudadanos si quieren estar menos representados en el Congreso. Cosa interesante en una democracia representativa.
Por la otra se aprovecha la repulsión de los ciudadanos, hacia los diputados (especialmente los plurinominales) debidamente sembrada y cultivada por los medios a lo largo de mucho tiempo, y, finalmente, se abre una puerta para presentar –según el resultado de la consulta; si se hace—una forma novedosa de darle representación a las minorías organizadas fuera de los partidos.
De cualquier forma Camacho ha puesto, como decían antes, una pica en Flandes y ha incluido el tema en la ola de la “consultitis”; la del abatimiento a las reformas del sector energético y la de los salarios mínimos.