Borges fue un respaldo importante para Cortázar

A diferencia de los autores del género fantástico, Julio Cortázar, cuyo primer cuento fue publicado y celebrado por Jorge Luis Borges, indagó en las facetas inquietantes y enigmáticas de lo cotidiano, aseguró Rafael Olea Franco, profesor de tiempo completo del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México.

A propósito del centenario del natalicio del autor nacido en Bruselas, Bélgica, Olea Franco habló en entrevista, de la relación que tuvieron ambos autores argentinos y su obra cumbre Rayuela, la cual celebra 50 años de existencia.

El también profesor de asignatura en el Posgrado en Letras de la UNAM refirió que si bien Borges no fue su «padrino», sí le brindó un respaldo importante, tanto que años más tarde Cortázar se dio a conocer en toda Hispanoamérica.

«En el caso de los cuentos de carácter fantástico, Cortázar comenzó a publicar en la década de los 50, aunque fue más difundido en los 60. Ya en los 70 tuvo una gran repercusión en Hispanoamérica y sus cuentos tiene una dilución paralela a los relatos de su maestro Jorge Luis Borges.

El autor argentino le publicó en 1946 su primer cuento, «Casa Tomada», en la revista que dirigía, ‘Los anales de Buenos Aires´. Se trata de un cuento extraordinario y, en ese sentido, Cortázar es heredero de la enorme difusión de la antología de la literatura fantástica que compilaron Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo, lo que significó mucho para el género fantástico en Hispanoamérica» , explicó.

De acuerdo con Olea Franco, el que Borges le haya publicado a Cortázar en una revista que en sus años tuvo un gran prestigio, «es como un respaldo enorme».

«Cortázar mandó el cuento a Los anales de Buenos Aires, Borges lo lee y dice que es un buen cuento y sale. A partir de ahí, Cortázar escribió una buena cantidad de libros, con relatos de carácter fantástico que le dan una penetración en Hispanoamérica», señaló.

Borges, refirió Olea Franco, supo percibir algo que maravillosamente hizo Cortázar: Escribir un texto de carácter fantástico, como fue el caso de «Casa tomada».

A Cortázar no le agradaba la literatura fantástica en la que aparecían castillos góticos, monstruos y lo sobre natural, por el contrario, le gustaba ver la realidad como una especie de «queso gruyer».

«Si uno ve a distancia el queso, parece sólido y compacto, pero si nos acercamos se aprecia que existen hoyos, de tal manera que es esto lo que Cortázar deseaba ver en la realidad», puntualizó.

Para el académico, quien ha impartido cursos como profesor invitado en las universidades deNanterre y Duke, así como en el Colegio Carleton, aclaró que la relación entre ambas plumas no fue muy cercana, sino más bien meramente circunstancial.

Olea Franco, cuya memoria es envidiable, negó que la obra cumbre de Cortázar, Rayuela, haya opacado el resto de su obra literaria.

«Más bien, se trata de vertientes diferentes y en la década de los 60 Rayuela causó furor y fanatismo, tanto que existían mujeres que se identificaban con el personaje de ´La Maga´ y deseaban ser como ella.

«Se trata de cuestiones paralelas, es decir, en general tendemos a ver a los seguidores de un escritor como si fuera una unidad compacta y no es así; hay casos en los que a muchos les interesan más otro tipo de obras, y eso es bueno porque habla de la diversidad que puede tener un escritor», dijo.

En Rayuela, detalló Olea Franco, «Cortázar desplaza en gran medida el referente de la novela a París y luego hace esta experimentación de novela que, dentro de la misma, se sugiere una posibilidad de lectura desordenada o libre en el receptor.

«Lo anterior, en contra de la novela tradicional que tiene sus inicios, su planteamiento del problema, la caracterización de los personajes y el desenlace».

Por otro lado, expuso que el Colegio de México no tiene previsto homenaje alguno a Cortázar, toda vez que hace unos días celebro el XL Congreso del Instituto Internacional de LiteraturaIberoamericana: «La literatura Iberoamericana entre dos orillas», el cual en su opinión resultó un medidor de qué tan vigentes estuvieron Octavio Paz, José Revueltas, Efraín Huerta, Julio Cortázar y Adolfo Bioy Casares.

«Entre ellos estuvo Cortázar y fue un congreso que resultó un termómetro respecto a qué es lo que interesa a jóvenes, y nos dijo que Cortázar sigue siendo leído, sigue interesando para ser estudiado y que su vigencia es desconocida».

Reiteró que a 100 años de su natalicio y 30 de su muerte, la obra de Cortázar, una de la grandes figuras del Boom de la literatura hispanoamericana del siglo XX, sigue vigente y pugnó por leerlo una y otra a vez para recordarlo.