«México exportará gas en 2018»: Enrique Ochoa

En el marco de su internacionalización, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) podrá invertir, asociada con empresas privadas nacionales o internacionales, en proyectos hidroeléctricos o de transmisión en otros países, dio a conocer el director general de la empresa, Enrique Ochoa Reza, en entrevista con un Diario de circulación nacional.

El funcionario agregó que la Comisión ya realiza también trabajos de supervisión técnica en otros países, como en Ecuador.

“También hay una vertiente internacional de venta de tecnología, que se ha desarrollado en el mercado centroamericano y latinoamericano, así como proyectos que, de concretarse, permitirán construir infraestructura transfronteriza de energía eléctrica, tanto de generación como de transmisión de energía”, mencionó.

“En esos proyectos, la CFE estaría interesada en participar, con socios nacionales o internacionales”, destacó.

En la industria eléctrica habrá oportunidades de inversión importantes. Se calcula que el sistema eléctrico nacional requiere 2 billones 86 mil millones de pesos en los próximos 15 años para expandir y modernizar la infraestructura, lo que va a permitir incorporar 66 mil megawatts de capacidad adicional, de los cuales la mayor parte son proyectos susceptibles de realizarse con inversión del sector privado a partir de la reforma. De entre todo esto, ¿en dónde se van a concentrar las inversiones?

El Programa Nacional de Infraestructura 2014-2018 establece una inversión de 600 mil millones de pesos en el sector eléctrico, que incluye los siguientes elementos: la construcción de infraestructura de gasoductos, para poder llevar el gas natural de dónde se genere a dónde se vaya a utilizar; la construcción o modernización de centrales de generación de energía eléctrica, en primer lugar de gas natural, que pueda sustituir al combustóleo y también a base de carbón, que pueda fortalecer la diversidad de fuentes de generación de energía eléctrica; la construcción de proyectos hidroeléctricos, donde está anunciada la central de Chicoasén II, en Chiapas, y vemos hacia adelante la posibilidad de anunciar la de Las Cruces, en Nayarit.

La última vez que en México se estuvieron construyendo dos centrales hidroeléctricas fue en los 90. Nunca se han hecho dos o tres hidroeléctricas al mismo tiempo en el país, pero valdría la pena considerar que en esta administración podría abrirse esa oportunidad hacia adelante gracias a la reforma energética, que nos da las herramientas para impulsar más energías renovables. El 21 de julio se anunciaron cinco proyectos, que suman cerca de 35 mil millones de pesos, y el 18 de agosto se anunciaron 16 proyectos adicionales de infraestructura eléctrica y gas natural, por alrededor de 62 mil millones de pesos.

¿Los 500 mil millones de pesos restantes en qué se invertirán?

En centrales de generación de ciclo combinado, unidades de producción de energía eléctrica a partir de carbón, que nos permitan también potencializar el desarrollo regional de las zonas donde se produce este mineral, como Coahuila. También infraestructura, tanto de transporte de gas natural, como de transmisión de energía eléctrica. Infraestructura para reducir las pérdidas técnicas y no técnicas en distribución de electricidad, y también de energías renovables: presas, centrales geotérmicas y proyectos para energía fotovoltaica y eólica.

¿Qué estrategia se seguirá encuanto a la generación de energía?

Se hará un esfuerzo a nivel nacional para llevar gas, convertir plantas y sustituir las de combustóleo, que es más caro y más contaminante que el gas natural.

Segundo, en esa misma línea, necesitamos incrementar la capacidad de generación de energía eléctrica renovable. Hay cuatro fuentes renovables de energía: la del agua; la del sol, a través de energía fotovoltaica; la del viento —eólica— y la geotérmica —el vapor del subsuelo—. La reforma energética nos da herramientas para impulsar las cuatro.

Si queremos apostar en México hacia energías renovables tenemos que hacerlo con especial atención a dos principios: la intermitencia se puede resolver con energía de respaldo —que puede ser la propia hidroeléctrica— y con redes de transmisión modernas, fortalecidas, que te aguanten los cambios de intensidad en la energía eléctrica, sin afectar al usuario final.

El carbón también es un combustible estratégico. La CFE está muy interesada en conocer los adelantos tecnológicos que hay en otras partes del mundo con el tema de la generación de energía eléctrica con base en carbón, para conocer las alternativas que tendríamos. Hay regiones del país con gran vocación de producción carbonífera, como Coahuila, y el desarrollo de esas regiones va de la mano para poder contar con generación de energía eléctrica de bajo costo y con tecnología más amigable al medio ambiente.

He recibido a una empresa china que afirma tener tecnología que ya lo pone al nivel de la contaminación del gas natural, y una empresa coreana que también está haciéndonos una invitación para que veamos la central hidroeléctrica, con base en carbón, que está generando también niveles de contaminación bajos.

¿En qué consiste el nuevo modelo de la industria del gas natural?

Es ponernos al día en cuanto a la extracción de gas natural. Actualmente se están produciendo 5 mil 700 millones de pies cúbicos diarios de gas natural en México; con la reforma energética estimamos que para 2018 llegaremos a 8 mil millones de pies cúbicos diarios, que es un incremento muy importante, y para 2025 llegaremos como a 10 mil 400 millones de pies cúbicos diarios.

Ese contexto es muy relevante para México, porque actualmente estamos importando una tercera parte del gas natural que consumimos, entonces, hay claramente una oportunidad, porque somos el país con el sexto nivel de reservas de gas natural estimadas en el mundo. La apertura a múltiples productores es muy buena.

Segundo. Hay una apertura a construir gasoductos para el transporte de gas natural, ahí participa el sector privado nacional e internacional, como ya lo vemos en el noroeste, donde hay empresas extranjeras como TransCanada, y hay empresas nacionales como Fermaca, que están participando activamente en el transporte de este energético.

¿Entonces, el nuevo modelo de gas nacional buscaría abatir el que una tercera parte del gas que se consume en nuestro país sea importado y, en cambio, se genere aquí?

Absolutamente. Es un gran reto a mediano plazo. Y otro reto de más largo plazo es tener la suficiente producción de gas natural en México para que, además, se pueda pensar en exportar.

Tienes que incrementar la producción para ser autosuficiente paulatinamente, y llevar gas natural a regiones del país que no lo tienen, y después pensar que esa producción sea de tal magnitud que no sólo satisfaga el consumo interno, sino que también permita, en ciertos contextos de largo plazo, exportar gas natural.

Si la CFE ahora puede vender gas natural, ¿cómo va desarrollar el transporte y venta? ¿Con la red de gasoductos que se ha desarrollado?

Para poder comercializar gas natural se requiere una red nacional de gasoductos y se crea el Centro Nacional de Control de Gas Natural (Cenagas), que tomará la titularidad de los gasoductos que hasta este momento tenía Pemex para el transporte de ese energético. Además de esa infraestructura, hay una adicional que está construyendo el sector privado, como en la zona noroeste de México y, a partir de las nuevas licitaciones de CFE, se construirán líneas adicionales en Chihuahua y en Durango. Además, están las interconexiones en Estados Unidos, donde la CFE hace compras de cierta capacidad de transporte. Estos gasoductos no sólo son para transportar el gas para uso de CFE, sino también para los distintos usos industriales y de comercialización privada que se generen en el camino.

¿Cómo será la vinculación con el Cenegas y con el Cenace?

Son dos instituciones importantes en el contexto de la reforma energética. El Cenace ha formado parte de la CFE y está encargado de despachar el sistema eléctrico, pero la evolución a tener un sistema competitivo requiere que ese despachador sea independiente. Los derechos laborales de los trabajadores del Cenace se mantienen de manera igual a como están actualmente en CFE.

El Cenagas es una institución de nueva creación y es fundamental para garantizar la reserva efectiva de capacidad y el acceso universal a todo el sistema nacional de gasoductos. En un contexto donde el sistema de gasoductos va a verse incrementado en su kilometraje de manera importante, y con la participación de actores privados tanto nacionales como internacionales, vale la pena que exista una institución fuerte con experiencia técnica en manejar todo el sistema de gasoductos.

¿Tiene algún estimado de cuantos kilómetros de ductos se construirán de aquí a 2018?

Actualmente tenemos 11 mil 340 kilómetros de gasoductos. Con la estrategia integral para garantizar el suministro de gas, son 3 mil 800 kilómetros adicionales, un incremento de 34%. Y si se suman los cinco gasoductos anunciados en abril de este año, y que se han puesto ya en proceso licitatorio tanto en julio como en agosto, son mil 360 kilómetros adicionales, lo cual nos llevaría a 16 mil 500 kilómetros, que es un incremento de 46%. Todos los proyectos que hasta ahora hemos anunciado en julio y en agosto son sexenales, las fechas de puesta en operación son para los años 2016, 2017 y 2018.

¿Habrá licitaciones transexenales?

Hacia la segunda parte del año y en 2015 continuaremos anunciando rutas adicionales, licitaciones conforme se tengan estudios técnicos para sustentar la construcción, cuya fecha de terminación va a ser transexenal.

Con la entrada de los privados y la fortaleza que tiene Pemex, que ya era un jugador en esto, ¿cómo lograr que la CFE juegue un papel importante y pueda competir con ellos?

Hay dos grandes elementos. El sistema nacional de gasoductos tiene extensión en kilómetros de 11 mil 340. En Texas, que es una tercera parte del territorio mexicano, se tiene nueve veces esa extensión de gasoductos. Con la construcción de 2013 y de 2014 llegará a 16 mil 500 kilómetros; Texas tiene ahorita 94 mil, nueve veces más. Ese es el tamaño del mercado que viene para el territorio nacional, es la posibilidad de desarrollo importante para México, de llevar gas a regiones donde actualmente no hay gas, como gran parte del Bajío, el sur y en la península de Yucatán. Y falta anunciar más.

Aquí se abre un dilema. Al no ser la CFE y el gobierno propietarios de esta infraestructura, ¿cómo se puede garantizar el desarrollo de los ductos?

Hay dos modelos que el país tiene actualmente para el desarrollo de gasoductos. Uno es en el que el titular ha sido una empresa propiedad del Estado, como Petróleos Mexicanos, y en otro ha sido el modelo que ha seguido la CFE, donde se lícita la capacidad reservada al interior del ducto por cierto tiempo. Creo que los dos modelos tienen algún sentido de utilidad para el desarrollo del mercado, pero el que tú puedas reservar la capacidad en un gasoducto permite que sea al sector privado quien lo construya, corra el riesgo de la construcción de la infraestructura y la puesta en operación, y el contrato de la Comisión Federal de Electricidad entra en funcionamiento hasta que está entregada la primera molécula de gas natural transportada por esa red. A partir de ahí, son contratos de 25 a 30 años, en los que se establece la obligación de CFE de comprar y pagar esa capacidad, y del sector privado de suministrarla.

¿La CFE va a constituir nuevas empresas?

No. Vamos a mantenernos en la estructura como estamos. Estamos agregando la parte internacional y de gas natural que requiere la empresa.

¿Cómo va a lograr internacionalizar a la empresa?

La internacionalización creo que tiene dos vertientes, al menos. La posibilidad de llevar a cabo proyectos asociados con el sector privado nacional e internacional para tener acceso a tecnología de punta, y estamos abiertos a analizar proyectos tanto en México como en el extranjero.

¿Podría invertir la CFE en Estados Unidos o en otro país?

La CFE podría invertir, asociándose con empresas privadas nacionales o internacionales, en proyectos hidroeléctricos o de trasmisión en otros países. Matizo un poco esa respuesta diciendo que la CFE ya hace también trabajos de supervisión técnica en otros países, como en Ecuador.

También hay una vertiente internacional de venta de tecnología que se ha desarrollado en el mercado centroamericano y latinoamericano; y también hay proyectos en la mesa que permitirían construir infraestructura transfronteriza de energía eléctrica, tanto de generación como de transmisión. En esos proyectos la CFE estaría interesada en participar, con socios nacionales o internacionales.

Sobre la parte impositiva que se aplica a la CFE, ¿cuál es la reducción real, o que beneficio van a tener ustedes ahora que van a pagar el ISR como cualquier empresa?

Ahora, independientemente que estemos en números rojos o no, nosotros pagamos el aprovechamiento por la infraestructura que tiene instalada la CFE. Ese aprovechamiento nos costó 46 mil millones de pesos el año pasado. La reforma energética es atinada en sustituir el régimen fiscal de la CFE para que deje de pagar el aprovechamiento y lo que pague sea un Impuesto Sobre la Renta. Es decir, en la medida en que la empresa tenga utilidades podrá pagar los recursos fiscales equivalentes. De lo contrario, la carga fiscal para la empresa será complicada. Esto es un elemento fundamental, contar con cancha pareja, para competir con particulares.