«Los cigarrillos electrónicos son una alternativa al tabaco 400 veces menos tóxica»

Pedro Cátedra es uno de los pioneros en la introducción del cigarrillo electrónico en España y presidente de la Asociación Nacional Española de Vapeadores (ANEV). Esta agrupación representa a los distribuidores de cigarrillos electrónicos y ha creado el logo ANEV como certificado de calidad. Unas 250 tiendas lo lucen en sus escaparates como garantía de inocuidad para informar de que sus e-cigarrillos pertenecen a marcas de productos intracomunitarios y que sus líquidos no son tóxicos ni de origen dudoso (a diferencia de los low-cost, parte de cuyos componentes se han fabricado en países extracomunitarios). Sostiene que el e-cigarrillo es una alternativa segura y añade que se les torpedea porque atentan contra los intereses de la industria farmacéutica.
¿Cuántos cigarrillos electrónicos se venden en España?
Es difícil de saber por los problemas del sector (hay tiendas que han desaparecido). En España, desde septiembre de 2012, año en el que entró en el mercado la primera marca, han surgido entre 600.000 y 700.00 vapeadores (inhaladores del vapor del cigarrillo electrónico).
¿La mala fama de este producto afecta al número de vapeadores en nuestro país?
Sí, decrece claramente. Han cerrado tiendas y ha bajado el número de vapeadores de los 800.000 que llegaron a existir. También hay quienes lo adquieren, lo dejan en un cajón y no utilizan nunca.
¿La mala reputación del cigarrillo electrónico no está justificada?
Se debe a intereses farmacéuticos.
¿Por qué?
El cigarrillo electrónico sustituye a los métodos que hay en el mercado para dejar de fumar, como los chicles y los parches de nicotina. Estos tratamientos cuestan entre 300 y 400 euros.