Iniciar clases con esperanza e ilusión, convoca Cabrero Romero a familias

Reconociendo el estresante apremio económico de los padres de familia, ayer el Arzobispo de San Luis Potosí, Jesús Carlos Cabrero Romero, los convocó a vivir este inicio de clases con esperanza e ilusión, destacando que con este se forja el futuro de los niños y de los jóvenes y, desde luego, la expectativa de un nuevo México con esperanza, con justicia, paz social y bienestar.
El mensaje fue ofrecido a la conclusión de la eucaristía que presidiera el mediodía del domingo en la catedral metropolitana.
Jesús Carlos Cabrero Romero, en el contexto de la homilía, llamó a la reactiva-ción y fortalecimiento de la fe en un estado, en un país y en un mundo donde ha proliferado el relativismo ético y moral.
Pidió persistencia en la fe ante la adversidad, sentando las bases de su convocatoria en el relato bíblico de la mujer cananea que, en busca de la salud de su hija, desesperad y a pesar de no pertenecer a la comunidad judía que seguía a Jesús le pide ayuda y este parece no escucharla. Ella insiste hasta hacerse escuchar, sin aceptar las negativas iniciales y consigue llamar la atención del que reconoce como Hijo de David, como El Mesías, quien la escucha y atiende y, finalmente, hace que la hija de esta mujer recobre la salud.
Esta es la fuerza de la fe –refirió el obispo—, por ello hay que porfiar en la fe, fortalecerla en la adversidad; esta es la más profunda enseñanza que se nos ofrece y así se explica que la fuerza de la oración radica, precisamente en la insistencia y que esta se nutre, desde la adversidad, con humildad, como hiciera esta mujer cananea.
Con referencia al periodo escolar que hoy inicia, llamó a los padres de familia a valorar el esfuerzo que se realiza y que implica sacrificios. Destacó que este esfuerzo se traducirá en la construcción de un mejor futuro para los hijos y, por añadidura para la comunidad y para el país. Cálculos realizados por los paterfamilia indican que, en promedio, por cada hijo, estarán en este regreso a las aulas realizando una inversión promedio de mil 500 a mil 600; se estima que en su mayoría los jefes de familia no rebasan ingresos de dos salarios mínimos, por lo que el retorno a las escuelas se traduce en un drama.
Con todo, el jerarca católico llamó al fortalecimiento de fe en situaciones de la mayor adversidad.