Columba Domínguez, Adalid desdeñada

La estrella de la época de oro del cine nacional fue sepultada en Mausoleos del Angel, rodeada de familiares y sólo unos cuantos amigos
Contrario a otras ocasiones, la Asociación Nacional de Actores no se hizo presente en el velorio de Columba Domínguez, ni siquiera para comentarles que no se contaba con fosa para ser enterrada.
La indignación de la familia creció cuando una persona que se presentó como Irma, a nombre de Lourdes Pellegrino, secretaria de previsión social de la ANDA, les avisó por teléfono que no había sitio en el panteón Mausoleos del Ángel para la protagonista de La malquerida y Ánimas Trujano, fallecida la noche del miércoles.
Ante la presión del director de Imcine, Jorge Sánchez, única autoridad presente, se les informó finalmente a sus familiares de Columba que siempre sí, que ya habían localizado los papeles y sería sepultada a las 16:00 horas de ayer, cerca de las tumbas de su pareja sentimental por varios años, Emilio Fernández, y el cinefotógrafo Gabriel Figueroa.
Ningún artista se presentó en la agencia funeraria donde estaban los restos de la actriz.Nestor Domínguez, hermano de la actriz, indicó que buscará que el cuerpo de Columba sea trasladado en su momento a la Rotonda de Hombres Ilustres. Y si se puede, expresó, que se haga una estatua de ella.
Con retrospectiva
El funcionario adelantó que, en combinación con Cineteca Nacional, se hará una retrospectiva de su obra y alguna mesa para hablar sobre su trabajo en cine “Luego la memoria no es de lo que más está presente en nosotros los mexicanos, habrá que trabajar para que sea de otra manera, porque Columba fue sin duda un icono”, dijo Sánchez.
Informó que el cortometraje Ramona, último trabajo actoral de Domínguez y en donde participa el Instituto, se verá pronto.
Columba Domínguez Adalid, quien nació en Guaymas, Sonora, falleció a los 85 años de edad tras un mes enferma.
Fue aquejada por neumonía y luego le sobrevino un infarto que la dejó ocho días inconsciente, para morir esta semana.
Competía con la Félix y Del Río
Fue quizá la tercera figura femenina del cine mexicano en la Época de Oro y la que mostraba a la mujer local.
Lo primero, dice el crítico Arturo Aguilar, compitiendo con Dolores del Río y María Félix, quienes tuvieron de su parte el lado mediático.
“Pero desde Pueblerina (1949) fue el rostro que representó a México, a la mujer que odias imaginarte caminando en cualquier lugar del país, sin problema”, considera. Y en talento, señala, su registro actoral era impresionante. Por algo trabajó con los mejores directores de ese momento como Luis Buñuel (El río y la muerte), Ismael Rodríguez (Ánimas Trujano) y Emilio Fernández (La malquerida).