«Me quedo»: José Luis Trejo

Sin propuesta ofensiva y echado atrás, José Luis Trejo apuesta a su “salvación” mediante el contragolpe y lo único que consigue es complicar su situación en Pumas. Temeroso, decidido a aguantar una pobre ventaja alcanzada en la primera mitad, sufre una dolorosa voltereta en la agonía del encuentro y el León hace valer su estadio, en medio de una tormenta, que termina en diluvio para el estratega capitalino, quien, sin embargo, se aferra al timón y al término del partido anunció de manera tajante que sigue al frente.

—¿Continuará al frente del equipo?

“Sí”, responde, para enseguida levantarse y abandonar la conferencia.

No hay más.

En el estadio, la multitud auriazul clama el regreso de su “bicampeón”, Hugo Sánchez… “¡Oe, oe, oe, oe, Hugo, Hugo!”, corean los fanáticos, apenas se produce el momentáneo empate, que termina en traspié, el cuarto consecutivo para unos universitarios desesperados.

La evolución que exige la ocasión no se produce en el terreno de juego, pero esta vez, la pobre propuesta auriazul funciona. Ahora, el estratega realiza de inicio tres ajustes en su organigrama ofensivo, en comparación con su último tropiezo —frente al Atlas—. Sacrifica a Ismael Sosa y Matías Britos, para dejar su lugar a Leandro Augusto y Dante López. Sí, en teoría es mucho más defensivo.

La decisión no deja de extrañar. ¿Cómo emplear a otro contención por un hombre de ataque, si necesita ganar para salvarse? La respuesta le da la razón al término de los primeros 45 minutos.

Trejo aboga por la recuperación con Cortés, Romagnoli, Cabrera y Leandro, para dejar a Daniel Ludueña en la parte creativa y a Dante López solitario en punta. Y en esa medida, le da batalla a un equipo sólido en media cancha, al que complica en el traslado del esférico.

En los primeros minutos, de hecho, Pumas consigue el objetivo: compite de tú a tú por la posesión del balón y hasta atreve algunas incursiones ofensivas. Sin embargo, conforme avanza la noche, La Fiera comienza a generar su mejor desarrollo futbolístico. Tanto así, que toca el esférico en busca de espacios, lo que acorrala a Pumas. Elías Hernández, veloz, hábil y peligroso, es quien más lo intenta y al minuto 17 obliga a Alejandro Palacios a realizar una buena atajada.

Después, al 24’, Yamilson lanza un cañonazo a la barrera y el rebote deja solito a Elías, pero éste cruza de más y desperdicia una clarísima.

Parecía cuestión de minutos para que cayera el gol leonés, mas el caso es que Pumas no deja de ser peligroso en cuanto recupera mediante algún rebote. La idea de los capitalinos es resolver mediante algún tiro de media distancia o en alguna acción a balón parado. El plan se concreta al minuto 30. Ludueña ejecuta un tiro de esquina por la punta derecha y el capitán Darío Verón cabecea picado, lo que sorprende a Yarbrough, a su derecha, víctima de la lluvia, que también le juega una mala pasada en ese remate.

Herido, el León se lanza en pos de la igualada. Al 41’, parecía… Pero esta vez, el cabezazo de Boselli es rechazado en la línea por Pikolín II y en el rebote, Yamilson la deja ir, cuando tenía para matar.

En el complemento, Trejo prepara la trampa del contragolpe, en espera de resolver la historia en alguna escapada. La lluvia y el improductivo dominio esmeralda facilitan las cosas a unos universitarios ultra defensivos, a los que no parecen importarles las formas. El chiste es salir del hoyo en que se encuentran.

Pero Matosas no se queda tranquilo y envía a Martín Bravo al campo, en busca del anhelado gol del empate.

De tanto insistir y con el balón rondando permanentemente la puerta del Pikolín II, al fin cae la defensa auriazul. En el 77’, Luis Fuentes, desesperado, procura rechazar y termina por vencer a su propio guardameta.

Y a tres minutos del silbatazo final, Miguel Sabah corona un centro del Gullit Peña, suficiente para aniquilar a los Pumas y dejarlo prácticamente “sin pies ni cabeza”.

En la calle la gente grita, clama una vez más “¡Fuera Trejo, fuera Trejo!”; el técnico ha tomado la decisión de seguir.