Francisco, un ‘ídolo’ entre los jóvenes católicos de Asia

«Emocionada», «conmovido» o simplemente «sin palabras» son los adjetivos que emplean algunos de los más de seis mil jóvenes católicos de toda Asia que, tras décadas de espera, han acogido hoy al papa Francisco como su «ídolo».

Bajo un sol abrasador en el santuario de Solmoe de Dangjin, Corea del Sur, los jóvenes de todas las edades procedentes de 23 países recibieron con gritos, aplausos, lágrimas e instantáneas de «smartphone» al pontífice argentino, que realiza una visitad de cinco días al país.

Entre el mosaico de banderas de la VI Jornada de la Juventud Asiática (JJA), el lugar de nacimiento del primer sacerdote coreano Andrew Kim Tae-gon, se encontraban jóvenes de países donde el catolicismo es una opción casi marginal, como es el caso de Mongolia.

«El catolicismo llegó hace dos décadas y somos solo 900 fieles en todo el país», asegura Battugs, de 25 años, que se convirtió a este credo hace ocho a pesar de la oposición de sus padres.

«Al principio mis padres no me dejaban ir a la iglesia, pero al final me han aceptado como católica», relata a Efe esta joven, que voló a Corea del Sur desde Ulán Bator junto a decenas de compañeros vestidos con camisetas azules y banderas de Mongolia «por una sola razón, ver a Francisco».

Y es que el pontífice despierta auténticas pasiones entre los jóvenes católicos de Asia, como es el caso del malasio Kevin, de 29 años, que no duda en calificar a Jorge Mario Bergoglio como «mi ídolo» ya que, asegura, «con su sencillez y humildad se ha ganado el corazón de millones de personas».

Por su parte, el filipino Juno de 22 años lo describe como «un líder carismático que ama a la juventud y busca a la gente», mientras su compatriota María, de 22, destaca su «sencillez».

Algunos otros expresaban motivaciones mucho más insólitas, como es el caso de la estudiante taiwanesa Sheng, de 20 años, que confiesa ser «toda una futbolera, y este papa es un fan del fútbol como yo, por eso me encanta».

En el evento de hoy, de hecho, se pudo ver a un grupo de jóvenes coreanas vestidas con la camiseta de la selección argentina, a la espalda el número 5 y el nombre «FRANCISCO» estampado en la parte superior del dorsal.

Unos 450 voluntarios se encargaron de que no fallara ni un detalle en la gran carpa donde se desplegaron actuaciones musicales, de teatro y monólogos de jóvenes de toda Asia en varios idiomas bajo la mirada de Bergoglio, al que los intérpretes besaron la mano tras cada espectáculo.

Después, Francisco se dirigió en inglés y en italiano a los participantes, que respondieron a su tono cercano y animado con sonoras ovaciones.

«Viva el papa, viva el papa» fue el cántico espontáneo más escuchado a lo largo de la jornada por parte de los jóvenes, que con abanicos y gorras hicieron más llevaderos los más de 30 grados de esta tarde soleada.

«Él es maravilloso, hemos anhelado este momento durante tanto tiempo que no podemos esperar más para verle», comenta Clara, de 26 años, que viajó a Seúl desde Hong Kong para participar en el encuentro de los jóvenes asiáticos.

Se trata de la primera vez que un papa acude a la JJA en sus 15 años de existencia, por lo que esta edición es, según describe el sacerdote de 37 años Pho Saw venido de Myanmar, «muy especial para todos los católicos deAsia», que suman algo menos de 140 millones.

La JJA, el equivalente asiático de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), tuvo su primera edición en 1999 en Hua Hin, Tailandia, y busca conectar a los jóvenes católicos del continente más poblado del mundo.

Esta fiesta de la juventud católica de Asia tocará a su fin el domingo con una misa de clausura ofrecida por el pontífice en la Fortaleza de Haemieupseong, un espacio histórico junto al Santuario de los Mártires de Haemi en la localidad de Seosan, 150 kilómetros al suroeste de Seúl.