Un siglo de la invención del sostén

Aunque fue patentado en noviembre de 1914, el primer sostén se utilizó en agosto de ese mismo año por Mary Phelps Jacob, quien aparentemente necesitaba resolver un problema temporal, al encontrarse en un fiesta y notar que uno de los huesos que formaban parte de su corsé, se había salido del vestido.
En aquella época las mujeres utilizaban una prenda rígida que no sólo levantaba el busto, sino que formaba su cintura, y que era fabricada con huesos de ballena y alambres.
En el ánimo de mejorar su apariencia, esta mujer de Nueva Inglaterra lo que hizo fue unir dos piezas de seda y construir un triángulo que semejó a lo que hoy se conoce como sostén.
Entre familiares y amigas se comenzó a hacer común, de hecho abrió un negocio llamado Caresse Crosby, en el que hacía uso de la patente que salió a su nombre, y que posteriormente vendió a Warner Corset Company por mil 500 dólares.
En 30 años, la nueva dueña del concepto recaudó 15 millones de dólares por el uso de la «tecnología» del sostén.
Aunque en las encuestas se revela que el momento más esperado de una mujer tras una jornada de trabajo es quitarse los zapatos y el sostén, también es cierto que es un bajo porcentaje el que se atreve a salir de casa sin la prenda íntima.
Además, ésta tiene medidas universales que dictan en pulgadas el contorno del pecho y en letras el tamaño del seno, por lo que los diseñadores saben que, sin importar que unos países le digan bra, brasier, sostén o corpiño, las mujeres sabrán entender la sutileza de los materiales y las necesidades que cubrirá la prenda, según el día o la ropa que estén utilizando.
Con interiores de silicón, para levantar, sostener y hasta unos tecnológicos que sólo se abren si tu pareja realmente te prende, el bra es una prenda que muchas llamarían «tortura», pero que difícilmente saldrá del mercado y del clóset.
En el ánimo de mejorar su apariencia, esta mujer de Nueva Inglaterra lo que hizo fue unir dos piezas de seda y construir un triángulo que semejó a lo que hoy se conoce como sostén.
Entre familiares y amigas se comenzó a hacer común, de hecho abrió un negocio llamado Caresse Crosby, en el que hacía uso de la patente que salió a su nombre, y que posteriormente vendió a Warner Corset Company por mil 500 dólares.